Lleva años lidiando con las protestas de antiabortistas frente a su clínica. Unas concentraciones que aún hoy, pese a estar tipificadas como delito por coaccionar a las mujeres, siguen convocándose.

¿Cómo está viviendo la polémica del latido? ¿Teme que se llegue a una situación de retroceso de derechos, como en EEUU?

Todo esto tiene que ver con la situación política y una estrategia de la derecha. El movimiento contra el aborto siempre ha sido bandera de la derecha. Y estos movimientos sirven de altavoz para ellos. Lo último que hemos escuchado, que las mujeres tengan que escuchar antes el latido, no tiene ni pies ni cabeza, pero está dentro de una estrategia que, además tapa otras muchas cosas. ¿Por qué no ponen los latidos a los que van a desahuciar?

Socialmente diría yo que el tema del aborto está zanjado.

Es una cosa que socialmente está totalmente aceptada. Lo ha estado, incluso cuando las mujeres se tenían que ir al extranjero, porque no estaba permitido aquí; y se hacían muchas interrupciones del embarazo en sitios donde no era seguro. Otra cosa es qué época política vivimos ahora y qué réditos electorales quieren obtener algunos con esto.

Ustedes conocen la realidad de las mujeres que quieren abortar.

Aquí se hacen las interrupciones con normalidad, dentro de su crudeza. Es decir, para una mujer es muy duro pasar por ello; algunas lo pasan mal psicológicamente; es cierto que otras no, pero algunas experimentan una situación de duelo y otros procesos difíciles de superar. Nunca es algo que se haga por gusto. Y la decisión es muy personal.

¿Cuáles son los motivos principales para abortar?

Llevamos años y nunca a nadie le hemos preguntado por qué lo hace. Ayudamos a llevar a cabo la decisión de la mujer y respetar las decisiones de las mujeres. Que es lo que no hacen estos movimientos que vienen a coaccionarlas a las clínicas.

¿Cuánto tiempo llevan estas protestas frente a su clínica?

Quince años. Al principio, se ponían en la misma puerta, a 30 centímetros, obstaculizando la propia entrada de la clínica, diciendo de todo, con figuras supuestamente de fetos muertos, llenos de sangre, diciendo a las mujeres directamente que no lo hicieran. No recuerdo exactamente cuándo lo denunciamos, pero yo mismo fui en nombre de Askabide y fue la primera vez que un juez determinó que las estaban presionando, coaccionando, y que no se podía.

¿Y tuvo efecto?

Desde entonces, se ponen al otro lado de la calle, frente de la clínica. Esto sería hace unos seis años. Hubo un tiempo también en el que parecía que habían perdido fuerza, y dejaron de venir, pero regresaron. 40 días por la vida, le llaman: una campaña provida que arranca el 22 de febrero. Buscan resquicios legales.

Porque no pueden hacer eso, ¿verdad?

Desde abril de 2022, con un cambio que se introdujo en el Código Penal, ha pasado a estar penado con una pena de seis meses a dos años de cárcel. Se ponían a rezar, no solo aquí, sino frente a todas las clínicas que practican abortos en el Estado y el propio Gobierno, ante eso, tomó esa decisión para defender el espacio de la clínica y que las mujeres no sean coaccionadas.

Pero no se han ido.

Tuvieron una temporada que ni aparecían por aquí, hasta el pasado 27 de septiembre. Se pusieron delante, rezando de nuevo. Y lo que hicimos fue denunciar. Tenemos ya 23 órdenes de alejamiento y el próximo lunes tengo otra vista. A día de hoy, somos la única clínica del Estado que ha conseguido una orden de alejamiento como medida cautelar.

¿Quiénes son? ¿Son de aquí?

Hay gente de Vox también. Al principio había algunos de aquí, pero ahora te los traen de cualquier punto del Estado. Son grupos pequeños, entre cuatro y seis personas, de forma individual a veces, o de dos en dos. Se organizan en turnos de una hora. Se relevan hasta cubrir la mayoría del horario de la clínica. Un método de coacción y presión a las pacientes, clientes y trabajadoras. Su objetivo es cerrar la clínica y que las mujeres cambien esa decisión que han tomado. Además, no tienen en cuenta que somos una clínica ginecológica, que hacemos otras muchas cosas: reproducción asistida, cirugía estética, tenemos dietistas, etcétera.

Es un boicot integral.

Entonces, hay gente no quiere venir. Algunas personas te dicen: “Mientras estén delante, yo no voy”. Se ponen con carteles como Rezamos por ti y por tu bebé, estamos aquí para ayudarte. Al amparo de los rezos, dicen cualquier barbaridad: Perdónales señor, porque no saben que te van a matar. Estarán contigo en el cielo y cosas así. Usan de excusa el rezo para lanzar sus consignas.

¿Se supone que serán condenados en un juicio?

De momento, la ley va lenta, pero con este cambio legal se está consiguiendo que el 100% de los que se han denunciado, tengan una orden de alejamiento, porque el juez ya ha visto indicios de delito. Pero hay que esperar a que salgan los juicios y ya iremos viendo qué castigo tienen. Pero hacen daño a muchas mujeres. Conseguirán echar para atrás a algunas mujeres. De hecho, ya lo han conseguido. Nosotros seguiremos con esta lucha. l