Lo que comenzó como una modesta iniciativa vecinal en la Parte Vieja de Donostia es ya un movimiento solidario que se ha extendido a otros dos barrios de la ciudad -Egia y Amara- y que cumple dos años. Kaleko afari solidarioak ha ofrecido hoy una rueda de prensa en la Plaza de la Constitución, donde en noviembre de 2020 comenzaron a ofrecer cenas calientes a los sintecho que dormían en este lugar, para recordar este aniversario e insistir en sus demandas el Ayuntamiento, que básicamente consisten en que se haga cargo de estas personas que no se pueden permitir algo tan “básico” como es alimentarse cada día.

“Viendo la cruda realidad de las personas en situación de calle, un pequeño grupo de voluntarias decidió organizarse para ofrecer una cena caliente diaria y un poco de afecto”, han comenzado diciendo Irati y Víctor, dos de los voluntarios: “Aquel pequeño grupo ha crecido hasta unas 100 voluntarias en la actualidad y se ha extendido a otros barrios de Donostia. En dos años, 730 días, sean laborables o festivos, haga calor o frío, nos hemos empleado a fondo en ofrecer una sabrosa cena a toda aquella persona que lo necesite”.

En estos dos años, las cifras confirman la necesidad de atención que tienen estas personas sin un techo bajo el que dormir y en muchas ocasiones sin nada que llevarse a la boca. Kaleko Afari Solidarioak ha repartido, durante estos dos años, una media de 150 cenas al día, 50 en la Parte Vieja, 70 en Egia y 30 en Amara. En total, ha dado “alrededor de 67.000 cenas en las calles de Donostia” y ha alertado de que la tendencia actual es “claramente al alza”.

134.000 euros gastados

“En lo que se refiere a gastos, no disponemos de ninguna ayuda pública. Sufragamos los gastos en alimentos con el dinero que sale de los bolsillos de nuestras voluntarias al 100%. Según nuestros cálculos, en dos años hemos gastado aproximadamente 134.000 euros en alimentos”, han indicado. En algunos locales y bares de la Parte Vieja, Egia y Amara hay huchas para colaborar y hay particulares que acuden in situ a las cenas a realizar alguna aportación económica.

También son importantes las cifras de tiempo invertido en esta actividad solidaria. Se necesitan, para preparar estas 150 cenas, seis cocineras al día “trabajando al menos tres horas”, mientras que hacen falta otras tantas personas para repartir estas cenas, con un tiempo dedicado de “una hora” para esta labor. En total han sido “casi 14.000 horas trabajadas por el conjunto de voluntarias”, han indicado, añadiendo que “con la cantidad de horas invertidas por las voluntarias, se podría contratar a cuatro personas al año a tiempo completo. Si las instituciones apostaran por un comedor social, además de dar de comer en condiciones dignas a las personas que viven en la calle, crearían nuevos puestos de trabajo”.

Precisamente crear un comedor social es una de las principales demandas que Kaleko Afari Solidarioak hace al Ayuntamiento de Donostia. “Desafortunadamente, no parece que sus planes vayan en la dirección soñada por nosotras. La apuesta del ayuntamiento se centra en el programa Otorduak”, han señalado. Un programa que, mediante el acuerdo con restaurantes y comedores, ofrece 60 plazas para comer al mediodía y recoger una bolsa o un túper para la cena. Según estos voluntarios, “las 60 plazas son insuficientes” teniendo en cuenta que en estos momentos hay en Donostia 220 sintecho, tal y como recoge el recuento realizado por Kale Gorrian hace un mes. “Con la labor de Cáritas o Cruz Roja tampoco se completa la necesidad, así que la labor de Kaleko Afari Solidarioak es imprescindible para garantizar la nutrición diaria de las personas sin hogar de Donostia”.

En caso de no poner en marcha un comedor social, algo que no está por ahora en los planes del Ayuntamiento de Donostia, Kaleko Afari Solidarioak ha pedido al menos un local para poder hacer las cenas y repartirlas, petición que también les ha sido denegada.

Joven, magrebí y que lleva menos de un año en Donostia

La otra petición el consistorio donostiarra es abrir “todos los días” el albergue de La Sirena, que para este invierno tiene 100 camas habilitadas, pero que solo tiene previsto abrir cuando “haya previsión de frío extremo o avisos por meteorología adversa”. “Creemos que este criterio es cruel y atenta contra la dignidad de las personas y los derechos humanos”, han denunciado.

El perfil habitual de quienes acuden a recibir una cena es “varón joven, de origen magrebí, que lleva menos de un año en Donostia y duerme en la calle”, han dicho: “Son personas que están excluidas de ayudas sociales porque no cumplen ciertos requisitos como arraigo y habilidades sociales. Muchos sufren problemas de salud mental y adicciones”. En cualquier caso, han alertado de que no solo hay extranjeros, también gente guipuzcoana “y de otros puntos del Estado”, y que “el problema del sinhogarismo no deja de agravarse”. Ellos van a seguir realizando esta labor, pero admiten que su objetivo final es “el año que viene no estar ofreciendo esta rueda de prensa porque significaría que el Ayuntamiento se ha hecho cargo de la situación”.