Corría el mes de agosto del año 1936 cuando cientos de guipuzcoanos, la mayoría jóvenes sin nigún tipo de experiencia militar previa, comenzaron a juntarse en la explanada situada delante del santuario azpeitiarra de Loiola.

Apenas habían transcurrido unas semanas del 18 de julio en que se produjo la sublevación fascista contra el legítimo orden de la II República y las noticias que llegaban al valle del Urola eran muy preocupantes. Las tropas afines a Franco avanzaban rápido por la geografía estatal y parecía cuestión de tiempo que tomaran Azpeitia y los municipios colindantes. Ante esa realidad, la opción de quedarse de brazos cruzados no era factible. Urgía hacer algo para defender el territorio. Y no había tiempo que perder.

Con Cándido Saseta al frente, aquellos guipuzcoanos que a lo largo del mes de agosto de 1936 se juntaron en Loiola conformaron las primeras milicias del Eusko Gudarostea; el Ejército Vasco que con su lucha en las localidades y montes de Euskadi consiguió frenar el avance fascista y posibilitó la formación del primer Gobierno Vasco, liderado por el lehendakari Jose Antonio Aguirre.

Ante la inminente llegada de las tropas afines a Franco, los milicianos reunidos en Loiola abandonaron ese emplazamiento con destino al frente de batalla el día 19 de septiembre de 1936. Lo hicieron a bordo del tren del Urola que partió a las 15.00 horas.

Un lugar para el recuerdo

Ayer se cumplieron 86 años de la entrada de las tropas fascistas en Azpeitia; una efeméride que el Consistorio local y la Sociedad de Ciencias Aranzadi aprovecharon para anunciar la puesta en marcha de un espacio museográfico en recuerdo del Eusko Gudarostea. Ese pequeño museo se habilitará en Loiola, concretamente, en una de las casetas para la venta de souvenirs que está sin uso y que ha sido cedida para su nueva función por la Diputación Foral de Gipuzkoa.

La alcaldesa azpeitiarra, Nagore Alkorta, y el historiador de Aranzadi Javi Buces explicaron ayer las particularidades del proyecto, que estará listo “para finales de este año”.

Concebido “para divulgar un episodio clave en la memoria histórica de Euskal Herria y convertir Loiola en un lugar de referencia para el recuerdo”, el nuevo espacio museográfico permitirá “conocer al Ejército Vasco y lo que pasó aquí aquel verano de 1936”.

Una vez se rehabilite y acondicione la caseta, el centro para dar a conocer la historia del Eusko Gudarostea (Aranzadi publicó una amplia investigación sobre el tema en 2017) incorporará diverso material gráfico y numerosos documentos de indudable valor histórico. Además, mostrará los nombres y las fotografías de aquellos jóvenes voluntarios que formaron las primeras milicias del Ejército Vasco. Sin olvidarse de las muchas mujeres que, gracias a su trabajo silencioso en la retaguardia, posibilitaron la lucha contra el fascismo. l