El químico Juan Manuel Madariaga, director desde el año 1987 del grupo de investigación IBeA (Investigación e Innovación en Química Analítica), es uno de los firmantes de los artículos realizados en el seno de los 250 primeros días de misión del rover Perseverance.

Este investigador de la UPV/EHU reconoce que, como personas, participar en esta misión de la NASA es “el máximo logro al que hemos llegado. Para llegar adonde hemos llegado hemos tenido que hacer todo un recorrido previo. Para que nos seleccionasen, hemos tenido que demostrar que podíamos aportar cosas”, recuerda.

Como universidad, también ha sido todo un logro, porque han contribuido a que la UPV-EHU siga estando en una posición “cada vez más importante en el contexto internacional”.

Sin ir más lejos, hace unas semanas se hizo público el ranking de Shangai, el listado que cada año dicta cuáles son las 500 mejores universidades del mundo. La UPV ha sido este año la primera universidad del Estado español con tres disciplinas que han entrado entre las 150 instituciones académicas más relevantes, entre ellas, precisamente, Química.

“Hemos sido unos pipiolos hasta hace cuatro días, y de repente te colocan ahí por los índices y resultados que tiene toda la gente que pertenecemos a la disciplina de Química.

Con todas las publicaciones que van a venir y las tesis que van a salir, creo que vamos a contribuir bastante a que la casa esté todavía más arriba de donde ahora mismo está”, añade. Porque además, el IBeA tiene, desde 2002, la calificación de excelencia, una certificación que ha mantenido invariable en estos 20 años.

Y, como resultado de este esfuerzo, destaca además el hecho de que no hay ninguna institución que pertenece a la misión de Marte, excepto las que lideran el instrumento SuperCam (Los Álamos y Tolouse), que tenga una sala de operaciones “salvo nosotros. Esto es una base de operaciones clave para el futuro”, resume.