El exfutbolista y exentrenador navarro Juan Carlos Unzué lanzará este mediodía en Iruñea el chupinazo de los Sanfermines 2022. Comenzarán nueve días de fiestas, 204 horas en blanco y rojo, que retornan tras dos años –1.089 días después– de suspensión por la pandemia del covid-19 y sus consecuencias.

El Ayuntamiento de Pamplona ha preparado para la vuelta de las fiestas un programa con 532 actos entre conciertos, verbenas, fuegos artificiales, exposiciones, animación de calle y actividades infantiles y familiares.

La polémica del chupinazo tiene, sin embargo, forma de ikurriña. Ya que el Ayuntamiento de Pamplona anunció hace semanas que no permitirá que se introduzcan ikurriñas de grandes dimensiones durante el chupinazo. “Lo que no se puede es querer tapar la Plaza Consistorial con una bandera. No se puede priorizar el uso de la bandera sobre la seguridad de las personas que están presenciando el chupinazo en la plaza”, aseguró el alcalde, Enrique Maya.

Si bien, aseguró que los ciudadanos sí que podrán ondear ikurriñas de dimensiones pequeñas, de bolsillo. “Cada uno es libre de llevar la bandera que quiere. Cualquier ciudadano del País Vasco puede venir a la Plaza Consistorial con la bandera que le dé la gana y exhibirla, como un asturiano la de Asturias”, aseguró.

El bando de San Fermín, publicado por el Ayuntamiento, prohibirá entrar a la Plaza Consistorial y Plaza del Castillo con banderas o “telas de gran tamaño con las que se pueda cubrir a un elevado número de participantes que puedan ocasionar movimientos de masas indeseados”, además de con “palos, envases de vidrio, vasos de vidrio o latas de bebida que no estén abiertas”.

Unzué, encargado del chupinazo, será el encargado de decir aquello de “Pamplonesas, pamploneses. Viva San Fermín. Gora San Fermin”. Desde que en 2020 hizo público que padecía ELA, se ha convertido en un referente de la visibilización y la lucha contra esta enfermedad, protagonizando campañas, charlas, documentales y libros en los que cuenta en primera persona su convivencia.

Según explica, ser el encargado de lanzar el chupinazo es “un orgullo y un privilegio”. “Yo espero que sea un día muy especial, no solamente para mí, sino para todos mis compañeros, que ellos se sientan representados por mí y lo que va a conllevar tirar el chupinazo es también dar visibilidad a la ELA, que es mi objetivo de vida en estos momentos”.

Para que todo estuviera listo, ayer el ajetreo fue tan intenso que se hizo viral una curiosa imagen en la calle Estafeta, que se asemejaba a un encierro pero no con toros, sino por camiones y furgonetas de reparto, que estaban parados en un gran atasco. Se trataba de nutrir con los indispensable a los establecimientos para este arranque de la fiesta.

El segundo encierro vivido ayer tampoco fue con toros ni con camiones, sino con dinosaurios. Miembros de AnimaNaturalis y PETA celebraron una protesta disfrazados de estos animales prehistóricos para denunciar que la tauromaquia es precisamente eso, una tradición prehistórica que debería estar condenada a la extinción.

Lo que seguro que no se han extinguido tras 1.089 días de espera son las ganas de fiesta... como quedará patente hoy a partir del mediodía.