Cinco escolares vascos con ideación suicida han sido derivados durante este curso a los servicios de atención psicológica tras haber sido identificados gracias a un programa piloto que ha sido aplicado “con éxito” en seis centros de la CAV, dos de ellos guipuzcoanos. “Probablemente haya un sexto alumno al que todavía no se ha derivado. Son casos que han aflorado gracias al programa Ez Zaude Bakarrik. Al menos les podemos ofrecer a estos estudiantes luz y esperanza, que no es poco”.

Son palabras de Agustín Erkizia, cofundador de Biziraun, la Asociación de personas afectadas por el suicidio de un ser querido. Esta agrupación de supervivientes sabe lo duro que es el duelo, ya que a la pérdida traumática de un familiar se une la soledad, el tabú y el estigma en la sociedad. Por eso saben que es importante hablar de todo ello.

Los protocolos contra el suicidio han entrado en la escuela y a partir del curso que viene comenzará a aplicarse con carácter general en los centros de Euskadi, según ha revelado Begoña Pedrosa Lobato, viceconsejera del Departamento de Educación del Gobierno Vasco.

Erkizia ha sido el encargado de moderar una mesa redonda celebrada este martes en Donostia, en el marco de los Cursos de Verano, sobre una realidad silenciada que se lleva en Euskadi la vida de una persona cada dos días. Un total de 184 se suicidaron en 2020, y en el Estado 4.000 personas murieron por este motivo el año pasado.

Durante el encuentro se ha puesto de manifiesto la extraordinaria necesidad de abordar el suicidio en los centros escolares. Hacerlo puede ser la tabla de salvación para alumnos y alumnas que viven un infierno interior, y que pueden pedir ayuda al sentirse identificados en esas charlas informativas en las que se habla abiertamente de esa locura que les ronda la cabeza.

El proyecto piloto que ha permitido identificar los seis casos ha sido implantado en seis centros educativos vascos, entre ellos, Tolosako Inmakulada Lanbide Ikastola, y Easo Politeknikoa. En total han participado 524 personas, con la implicación directa de 120 profesores, 108 familiares y 216 alumnos.

Durante esta primera fase de aplicación del programa -que a futuro también contempla una faceta más orientada a la investigación- el objetivo ha sido la sensibilización. Y para ello se ha hablado abiertamente en los centros escolares del suicidio, porque “hay que visibilizar lo que sí tiene nombre”.

Edurne Pasaban: una vida de éxito deportivo, y de fantasmas internos

Poner palabras al sufrimiento es fundamental. Así lo ha reconocido la alpinista Edurne Pasaban. “Es conocida mi historia con la enfermedad mental y mis intentos de suicidio”, ha señalado la deportista, que ha intervenido a través de un vídeo grabado que se ha emitido en el transcurso de la mesa redonda, ya que se encuentra en Kenia y no ha podido acudir al curso como estaba previsto.

El relato de vida de Pasaban es el de una mujer de éxito, la primera que tocó la cima de las 14 montañas más altas del planeta, los 14 ochomiles. Su vida es también una lucha tremenda con los fantasmas de su interior. “En 2006, cuando todo ocurrió, me habría ayudado saber dónde y cómo pedir ayuda. Les decimos a los jóvenes que cuando se encuentren mal pidan ayuda, pero hay que crear entornos cómodos para esos momentos tan oscuros”, ha reflexionado la deportista.

"Cuando viví mis intentos de suicidio me habría ayudado saber dónde y cómo pedir ayuda"

Edurne Pasaban - Alpinista

Tras asomarse al abismo, supo que tenía que pasar a la acción, echar una mano después de su dura experiencia. Los estudios indican que hasta el 85% de las personas que sobreviven a un intento grave de suicidio no morirán por esta causa. De ahí la importancia de combatir activamente el estigma que le rodea. “Tenemos que hacer algo con la juventud”. Fueron las palabras que trasladó Pasaban a la Asociación de personas afectadas por el suicidio de un ser querido. “Existía entonces un grupo de ayuda, pero articularlo para adolescentes con ideación suicida era más complicado”, ha rememorado Erkizia. Fue el germen de programa de prevención del suicidio de jóvenes y adolescentes, cuyos resultados se han presentado este martes en el Centro Carlos Santamaría de la UPV/EHU.

Contar con una herramienta de esta naturaleza se antoja vital, y más aún tras escuchar el relato de una asesora de centros educativos que se encontraba este martes entre el público y que ha intervenido para hablar de “las dos tentativas de suicidio” que ha conocido en primera persona por su trabajo profesional. “Necesitamos muchísima formación. Estamos hablando de dos niñas de once años, una de ellas en la UVI”, ha alertado la docente, que ha reconocido que una de las tentativas se produjo junto al centro educativo. Una sacudida en la comunidad educativa que, según ha dicho, ha permitido identificar “más casos de menores con ideación suicida”. El proyecto Ez Zaude Bakarrik viene a poner luz a tanta oscuridad, de la mano de un equipo integrado por miembros de la Asociación Biziraun, la Facultad de Psicología y el Departamento de Educación del Gobierno Vasco.

Begoña Pedrosa Lobato, más que viceconsejera del ramo se define como “facilitadora de que las cosas importantes ocurran”. Y cuando Edurne y Agustín llamaron a la puerta del departamento de Educación, enseguida supo que las dos personas que tenía en frente planteaban una cuestión fundamental. “Vimos que era importante hablar del suicidio, que tenía que estar en el epicentro del proceso educativo”.

Centros escolares como espejo de la sociedad

La viceconsejera ha explicado que los dos últimos años de pandemia han sido “muy intensos en educación”, y han obligado a abordar “situaciones muy complejas” en las que la salud mental ha estado muy presente. “Puede parecernos que está todo inventado, pero hay muchísimo por hacer. Tenemos que aprender a cambiar la mirada y ponernos lentes nuevas porque el ecosistema educativo es complejo y exige una adaptación constante”, ha reconocido.

Al fin y al cabo, los centros educativos no son más que un espejo de lo que ocurre en la sociedad, y el desgaste de la pandemia sigue pasando factura. La viceconsejera ha señalado que “el currículum socio-emocional”, será uno de los ejes del próximo curso. “Hemos dado pasos, pero hay que seguir. El suicidio no es una realidad a la que despertamos ahora, pero en la medida en que ajustamos esas lentes, vemos nuevas líneas de actuación en los 1.200 centros de Euskadi”, ha señalado.

"El profesorado no va a tener que hacer de terapeuta, pero un conocimiento mínimo sobre el suicidio es muy necesario"

Begoña Pedrosa Lobato - Viceconsejera de Educación del Gobierno Vasco

“Es la hora de tomar decisiones. Llevamos tiempo trabajando con Sanidad. La colaboración durante la pandemia ha sido estrecha”. La viceconsejera ha indicado que ese esfuerzo en común ha permitido ir perfilando el protocolo de prevención del suicidio que comenzará a implantarse a partir del curso que viene.

A este respecto, ha enviado un mensaje a los docentes. “El profesorado no va a tener que hacer de terapeuta, pero un conocimiento mínimo sobre el suicidio es muy necesario”, ha precisado.

"Hace falta una rápida respuesta y el problema para muchas familias es que no pueden permitirse la asistencia psicológica privada"

Isabel Vergara - Catedrática por la UPV/EHU especializada en Psicología Social

Isabel Vergara es catedrática por la UPV/EHU, doctora en Psicología y especializada en Psicología Social. “Es necesaria una asistencia psicológica rápida. Aquí no nos podemos permitir la espera, y el problema para muchas familias es que no pueden permitirse la asistencia psicológica privada”, señala Vergara. Una cuestión que estos días ha trasladado a José Antonio de la Rica, director de Atención Sociosanitaria del Departamento de Salud del Gobierno Vasco.