llunbe acogió entre el viernes y el domingo de la semana pasada la Copa de balonmano femenino, una cita que fue un éxito tanto por el nivel deportivo que se pudo ver en la cancha donostiarra como por la afluencia de público -entre 2.500 y 3.100 personas en las tres jornadas que duró el torneo-. Pero, además, la organización, que corrió a cargo del club anfitrión (Bera Bera), la Federación Española de Balonmano y las instituciones guipuzcoanas, se propuso convertir este evento en la mejor Copa “para el mundo”. Por ello, puso en marcha una serie de acciones con el objetivo de que fuera “neutra en carbono”.

El análisis previo identificó que el mayor impacto en el ambiente en este tipo de torneos lo provocan el consumo de energía en el propio pabellón y el transporte tanto de los equipos participantes como de los aficionados, así que las medidas puestas en marcha por la organización para “reducir la huella ambiental de manera significativa” fueron: consumo de electricidad de origen renovable durante el evento, utilización de biodiésel “de forma prioritaria” para los autobuses de los equipos participantes, promoción del transporte público entre las aficiones, la cercanía de los alojamientos a Illunbe y acciones de sensibilización con el medioambiente en la zona de aficionados.

El reciclaje fue uno de los grandes retos que se marcaron desde la Copa. Para dejar atrás “la economía de usar y tirar” y pasar a una que “reaproveche al máximo los residuos generados”, desde la organización explican que se usaron botellas reutilizables entre los equipos, trabajadores e invitados, y vasos reutilizables entre la afición. Además, se llenaron dos grandes contenedores con tapones que se transformarán en productos como libretas gracias a la empresa guipuzcoana Ekomodo.

Otras dos empresas del territorio contribuyen a esta labor de reciclaje: las lonas utilizadas durante la Copa se convertirán en neceseres gracias a SinDesperdicio (promovida por Emaús) y el café consumido en el evento será utilizado por Kafea para la fabricación de kits de cultivo.

Toda esta serie de acciones han supuesto que se consiga “un impacto ambiental mínimo”, pero desde la organización son conscientes de que no es posible “reducirlo a cero”. Por ello, en los próximos días se van a calcular estas emisiones y “se compensarán con un proyecto ambiental en Gipuzkoa”. Por ejemplo, plantar árboles. Con ello se quiere conseguir el citado objetivo de “una Copa neutra en carbono”.