- El campus de Donostia de la Universidad de Deusto ha sido escenario esta semana de un encuentro internacional celebrado en el marco del proyecto europeo Resistiré, que ha servido para analizar el impacto de la pandemia en la educación de la juventud. La profesora del área de Trabajo Social y coordinadora del proyecto, María López Belloso, cree que las conclusiones de las jornadas de trabajo serán válidas para que puedan ser aplicadas en futuras crisis de diferente índole.

¿En qué consiste el proyecto europeo 'Resistiré'?

-Es un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea y tiene como objetivo encontrar soluciones sostenibles a las desigualdades de género provocadas por la pandemia del covid-19 y fortalecer la resiliencia social.

¿Cuál es la característica particular de este programa de investigación?

-Dentro de la llamada a la financiación de proyectos de investigación que estuvieran centrados en el impacto de la pandemia, la mayoría centraron sus atención en el ámbito de la salud o en una perspectiva socio-sanitaria, pero el nuestro fue el único que tuvo un foco socio-político. Nuestra investigación no solo analiza el impacto de la pandemia, sino también las políticas que se han puesto en marcha durante la pandemia con un enfoque de género muy consciente e interseccional, porque la pandemia no ha afectado de igual manera hombres y mujeres de distinta raza, a hombres y mujeres de distinta clase o a hombres y mujeres de distinta orientación sexual. Lo que hacemos, por tanto, es identificar ese impacto, ver cuáles son las historias positivas y pilotar acciones para paliar los efectos negativos que hemos detectado.

¿Qué factores marcan desigualdades?

El desempleo, la violencia de género, las dificultades económicas y financieras, las enfermedades físicas y mentales...y la desigualdad que afecta más a las mujeres que a los hombres y aumenta según su clase social, edad o estatus migratorio.

¿Cuál es el enfoque internacional de las jornadas?

-Participan diez socios de nueve países europeos, así como una red de 38 expertos nacionales que cubren los 31 países seleccionados. De esta forma, no solo hacemos un análisis de las políticas nacionales, sino que también hay un análisis comparado a nivel europeo que va, incluso, un poco más allá gracias a la colaboración de los estados asociados.

¿En qué estado se encuentra el programa?

-El proyecto se desarrolla en una metodología de tres fases. En una primera fase recogemos información cuantitativa y cualitativa de estos 32 países. La segunda fase en la que estamos ahora es una fase de cocreación, donde reunimos a investigadores e investigadoras y expertos en un tema concreto, sino que también citamos a agentes sociales, organizaciones, estudiantes, ayuntamientos, organizaciones del ámbito público... les comunicamos los resultados de la primera fase y vemos qué podemos hacer para avanzar. Por eso decimos que es una actividad interactiva en la que trabajamos juntos y juntas. En la tercera fase identificaremos proyectos piloto que puedan empezar a ser pilotados.

¿Qué temas han tratado estos dos días de trabajo en Deusto?

-Tratamos diferentes áreas temáticas y en nuestro caso concreto, se ha trabajado sobre el impacto de la pandemia en la educación de la juventud. Hemos tratado temas como la salud mental, el acceso a la educación, las necesidades educativas, cómo ha afectado la brecha digital...

¿Alguna conclusión?

-Cada realidad nacional marca diferencias, pero hay cuestiones que se repiten, como la brecha digital o el acceso a la educación a través de entornos digitales, que se ha visto como algo positivo y negativo al mismo tiempo.

¿Han constatado alguna realidad que les haya llamado la atención?

-Sí, hemos visto que hay una generación de estudiantes que no conocían un entorno de educación antes de la pandemia, es decir, su primera experiencia educativa ha sido en la pandemia. No tienen una referencia previa y cuando volvemos a la presencialidad no saben cómo eran las cosas antes, y eso es un reto.

¿Por qué es importante analizar el impacto de la pandemia en la educación de la juventud?

-Hemos visto en muchas investigaciones que la juventud ha sido un colectivo muy castigado por la opinión pública en la pandemia y se ha puesto en marcha muy pocas políticas encaminadas a detectar sus necesidades. Creo que, como docente e investigadora, si no estamos cercanos a la realidad, no podemos ofrecer una de calidad.

¿Qué se hará después con lo analizado en las jornadas?

-Se han generado una serie de ideas que posteriormente se transforman en acciones concretas que se implementan a través de proyectos pilotos, junto con actores de la sociedad civil. Otras ideas se convierten en recomendaciones específicas para políticas públicas, y otras apuntan a preguntas de investigación que quedan por responder. En este caso la crisis ha estado provocada por una pandemia, pero a futuro podemos encontrarnos con crisis similares con origen distinto, la guerra o la crisis económica. Por tanto, es importante aprender lecciones que podamos incorporar a situaciones futuras.

"No solo hacemos un análisis de las políticas nacionales, sino también un estudio comparado a nivel europeo?