utin nos ha estropeado la vida", dice Ania en un perfecto español. Esta joven de 19 años es una de las 17 personas que viajaron ayer a Donostia en la expedición organizada por la DYA de Gipuzkoa hasta Polonia para recoger a refugiados ucranianos con vínculos en el Estado.

Ania conoce Gipuzkoa porque durante más de diez años pasó parte del verano en una de las familias de acogida de niños de su país, al igual que Sasha, del mismo pueblo de la región de Kiev, que también llegó este viernes en una de las tres furgonetas de la DYA desplazadas a la ciudad polaca de Przemysl, en la frontera con Ucrania.

El encuentro es emotivo hasta las lágrimas para estas dos chicas que se encuentran con sus familias vascas, que las esperan en el barrio donostiarra de Intxaurrondo junto al centro de la asociación de ayuda en carretera que para esta misión humanitaria ha contado con la colaboración de Oksana, una ucraniana residente en Orio.

Esta mujer, que ha hecho labores de intérprete con los refugiados, ha podido regresar con su nieta y su nuera. El padre, así como su otro hijo, permanecen como el resto de los hombres en Ucrania, que afronta este viernes el decimosexto día de guerra tras la invasión rusa.

Ella ha sido la encargada de agradecer la ayuda prestada a sus compatriotas. "Si toda la gente fuera como vosotros, no habría guerras", dice Oksana en presencia de la presidenta y la gerente de la DYA en Gipuzkoa, Irene Tapia y Maider Makazaga.

Ésta última explica que de los 17 refugiados -cinco de ellos niños de 3, 5, 7, 10 y 14 años- dos viajarán a Barcelona, cinco a Oviedo y diez se quedarán en Gipuzkoa, todos ellos en familias que se han ofrecido a acogerlos, como las de Ania y Sasha.

Ania cuenta a los periodistas que ella ha viajado sola porque su abuela está impedida y su madre ha decidido quedarse con ella. Su intención es partir mañana hacia Valencia, donde vive su hermana. Sasha, en cambio, ha podido hacerlo con su madre y su hermana, y se quedará en Donostia.

Ambas son de Kotsiubynske, se conocen desde pequeñas. Hablan del "peligro" que se vive ahora en la zona, del "miedo" que se pasa al intentar dormir mientras "se oyen los disparos y las bombas".

Ania cursa estudios universitarios de Economía y Filología Española. Le faltaban tres meses para concluir los últimos. Dice que el presidente ruso les ha "estropeado la vida". "De momento no soy nada en esta vida porque no tengo nada y estoy sola, y eso da mucha pena", añade esta joven. Aunque ninguna sabe cuándo, todas las mujeres que llegaron este viernes a Donostia quieren regresar a su país en el momento que sea posible.

Los voluntarios de la DYA que han realizado este viaje de más de 5.000 kilómetros, entre la ida y la vuelta, partieron hacia Polonia con el fin de recoger a quince personas.

En el mismo lugar donde se hallaban los refugiados, un centro comercial con locales disponibles, comunicaron a uno de los coordinadores que tenían dos plazas libres. El anuncio se hizo para todos los congregados mediante megafonía y enseguida se sumaron a la expedición dos personas más, una mujer de 74 años, la mayor de todos los que han viajado, y su hija, que tienen un contacto en Oviedo.

Lo explica Javier, uno de los conductores de las furgonetas. "El viaje ha sido pesado, duro y muy bonito. La estancia ha sido también muy dura y a la vez muy interesante y muy satisfactoria, sobre todo porque hemos visto las dos caras de la moneda: lo que sufre la gente y la solidaridad que despierta esta desgracia", destaca.

"Los polacos a los que hemos visto trabajando en los campos de refugiados son un ejemplo de entrega, de solidaridad, de amor a los demás, que nos ha dejado emocionados. Nuestros vehículos no son los más cómodos del mercado, pero nos han servido para hacer lo que nos proponíamos", relata Javier, que recuerda que esta acción humanitaria partió de unos voluntarios de la DYA que pensaron que "podían echar una mano" ante el drama creado por Rusia.

Empezaron a trabajar el pasado jueves y este martes salieron hacia Polonia con las furgonetas cargadas de material sanitario y de primera necesidad. Ahora tienen que "evaluar" lo que ya han hecho y si tienen la posibilidad de volver, lo harán, aunque aún es "prematuro" adelantar nada.

De las 17 personas refugiadas, dos irán a Barcelona, cinco a

Oviedo y las otras diez permanecerán en Gipuzkoa

Desde DYA no descartan hacer el mismo viaje , pero tienen que evaluar sus posibilidades y creen que es "prematuro" adelantar nada