Ha pasado una semana desde que en Alzola el desbordamiento del río Deba originó daños de envergadura. En la empresa Aguas de Alzola se pusieron de inmediato manos a la obra para paliar los daños e intentar retornar a la normalidad a la mayor brevedad posible.

La primera planta de la fábrica se inundó por completo y la imagen que mostraba era desoladora. El gerente de Aguas de Alzola, Patxi Casal, acudió con el resto de trabajadores acometer las labores de limpieza con celeridad.

Y la diligencia del equipo ha dado unos resultados que son fácilmente comprobables en las imágenes que la propia empresa ha exhibido en las redes sociales. El duro trabajo de una semana ha dado sus frutos, y las instalaciones y en entorno de la factoría muestran una imagen muy diferente a la de hace escasos días.

El 11 de diciembre Casal reconocía que el agua había logrado mover una máquina con un peso de 5.000 kilos. “Es increíble”, señalaba entonces.

Y casi increíble resulta observar los resultados del trabajo de limpieza. En las naves en las que se amontonaban cajas, embalajes y otros elementos arrastrados por el agua, hoy se observa un estado de orden, aunque las huellas de la riada todavía se pueden constatar en modo de marcas en las paredes o restos de lodo seco en el suelo.

Ahora queda retomar la actividad normal al ritmo anterior a un episodio de lluvias que ha dejado rastro en muchos municipios de Gipuzkoa y del conjunto de Euskal Herria.