Varios trabajadores se encontraban esta mañana limpiando la primera planta de Aguas de Alzola, fábrica que ayer se inundó por completo debido a la subida del río Deba. El agua anegó el sótano y superó ampliamente los dos metros de altura de la primera planta. Esta mañana parecía un local en ruinas, tal y como ha podido comprobar este periódico.

Uno de los trabajadores dedicados a limpiar era Patxi Casal, gerente de Aguas de Alzola. “O de lo que queda de ella”, lamentaba. “¿Ves hasta dónde ha llegado el agua?”, comenta estirando el brazo para llegar hasta la marca en una amplia sala donde el agua “ha arrancado tuberías y todo”: “El agua ha movido hasta una máquina que pesa 5.000 kilos, es increíble. Ni siquiera podemos acceder todavía a ella, pero la damos por muerta. Alguna otra máquina creemos que es salvable, pero no lo sabemos aún”.

En apenas tres horas, las que fueron desde las cuatro y media de la madrugada hasta las siete pasadas de ayer, el nivel del agua del río creció “tres metros”, provocando la inundación que aíslo tanto Mendaro como Altzola. “Abrieron las tres presas de arriba y el agua subió muy rápido. Un compañero que vive aquí al lado nos avisó, pero la carretera estaba cortada y hasta el mediodía no pudimos venir”.

Al llegar vieron el desolador panorama: “La anterior inundación grande fue en 2015, pero no tanto como esta. No había visto nunca algo así. Debieron ser tres horas de mucha intensidad, porque el agua arrancó puertas, los sacos que teníamos para frenar… todo. No ha valido de nada. Arrancó el muro del río, hasta levantó el pavimento de la plaza”.

Patxi Casal considera que “la única solución puede ser prever el tema de los embalses de arriba. Esperar tanto tiempo para abrir no tiene sentido. Se podía haber abierto poco a poco”.

El roto económico es importante para Aguas de Alzola: “Dan ganas de llorar. Solo la máquina del fondo (la que el agua movió pese a sus 5.000 kilos de peso) cuesta medio millón de euros. Vamos a tener que parar unos días, vamos a estar igual dos semanas sin producir. Tenemos que acceder al sótano y ver cómo está, y hay que analizar el manantial y las tuberías, esterilizarlas y limpiarlas. Es un proceso que dura varios días”.