uestro compromiso con la salud oral está necesitado de una mejora sustancial. En consulta, los dentistas intentamos hacer ver a nuestros pacientes que los cuidados que requiere la boca son realmente mínimos para la importancia que tiene esta parte del cuerpo.
Mínimos porque, en el día a día, no son más de unos minutos con pasta y cepillo. Y, posteriormente, estar atentos a cualquier síntoma que nos avise de problemas mayores.
La salud bucodental es un indicador clave de la salud general, del bienestar y de nuestra calidad de vida. Hay mucho que lograr todavía en el compromiso educativo. Los colegios e ikastolas tienen un papel fundamental que desempeñar. También las familias.
La formación en hábitos de salud oral es un protocolo que tiene todavía recorrido. Los centros educativos pueden convertirse en promotores de buenas prácticas a este nivel y, de esa manera, añadir un plus a la capacidad de los estudiantes de vivir en un ambiente saludable. Estos entornos garantizan el grupo accesible más grande e importante para enseñar educación sobre salud bucal. El aula es el lugar ideal para promover estos conocimientos y estas prácticas.
La salud oral de los más pequeños ha mejorado mucho en los últimos tiempos, pero todavía queda mucho por hacer. En los colegios debe haber un mayor compromiso a la hora de dedicar un momento a la higiene oral tras la comida. No podemos olvidar esa rutina porque retrocederemos muchos pasos en esa disciplina creada en casa o por su dentista si no logramos buscar ese momento.
Muchos niños todavía no saben cómo cuidar sus dientes y, lo que es peor, desconocen la estrecha relación que hay entre enfermedad oral y riesgo de padecer otras patologías, incluso más severas. Y es algo que, en base a cada edad, hay que hacer entender. La falta de educación sanitaria debe considerarse como un factor de riesgo importante frente al desarrollo de caries. La meta debe ser la prevención.
El aprendizaje de los hábitos de higiene es el aprendizaje de hábitos de vida saludable. Una asignatura pendiente en los planes de estudios y académicos. No hay que demonizar al entorno educativo. La directiva y el compromiso debe llegar de más arriba. No es sólo dedicar unos minutos al cepillado tras su paso por el comedor. Es también dedicar momentos en tutorías o actividades extraescolares. La boca es lugar de entrada al cuerpo de virus y bacterias y, por tanto, debe ser cuidada con mimo y dedicación desde edades tempranas. Para ello, la labor didáctica y divulgativa es esencial. Nos quedan muchos pasos que dar hasta lograr una buena nota a ese nivel.
La clínica dental es lugar prioritario para que los equipos de especialistas enseñen los cuidados orales. Pero hay que exportar ese modelo a los centros educativos. La información generará buenos hábitos y, por tanto, buena salud a futuro.
Los profesores son el referente a formar en primer lugar. Según un estudio de la Universidad de Sevilla, el 85% de los docentes no saben cómo deben trasladar la pieza dental en caso de traumatismo y pérdida en alguno de sus alumnos. Y todos sabemos que esto puede ser más habitual de lo que quisiéramos y que es fundamental actuar con decisión y rapidez para poder reimplantar el diente avulsionado.
Sólo este dato ya da sentido a la necesidad de acometer planes de formación del profesorado y personal auxiliar escolar en materia de salud bucodental.
No cabe duda de que los momentos de crisis sanitaria que vivimos, en plena pandemia por covid-19, también son decisivos para entender los cuidados que requiere la boca y la necesidad de interiorizar éstos desde edades tempranas. Ya ha quedado plenamente demostrado que una mala salud oral implica una posible enfermedad covid más severa y con mayor riesgo de complicaciones.
Esta coyuntura que vivimos nos ha enseñado que la higiene está relacionada con la salud. Educar para la salud debe ir más allá de la transformación de los hábitos individuales, tiene que llegar a la conciencia social y para ello hay que marcar un planteamiento integral desde las instituciones. Las estrategias deben confluir.
La pandemia ha despertado en la sociedad el interés por la salud. Las instituciones deben aprovechar esta coyuntura para formar, concienciar y crear esa responsabilidad individual, que será colectiva y nos ayudará en algo tan esencial como la prevención.
Los colegios pueden ser el epicentro de esa nueva cultura de la salud, potenciando contenidos y creando ese hábito tan fundamental, a nivel de salud oral, como es dedicar unos minutos a lavarse los dientes. Esa socialización de comportamientos en edades tempranas, supondrá una mejor calidad de vida y una boca sana en la edad adulta.
Además, son muchos los temas derivados que se pueden tratar, paralelos a éste: una alimentación saludable y equilibrada, evitar los dulces y bebidas azucaradas, educación que traslade los riesgos del alcohol y el tabaco.... Haremos odontología preventiva no sólo en la consulta, también en las aulas.
La educación en salud es prevención y la prevención es salud.
Centro odontológico Alaia de Hernani. Número de colegiado 672