eralta cerró ayer sus puertas y vivió sus primeras horas de confinamiento y restricciones. Los vecinos, confusos, algo desconcertados y resignados, hacían fila por la mañana a las puertas de la casa consistorial para recoger, en muchos casos, los salvoconductos para ir a la huerta a regar, recolectar o echar de comer a los animales.

"Las medidas me parecen bien, aunque ya se veía venir y podían haber hecho algo antes" explicaba Miguel Ángel Ramos, peraltés que fue a por su justificante. Algo ofendido por la situación a la que han llegado, comentaba: "No es normal que por tres o cuatro cuadrillas de jóvenes lo estemos pagando todos. Sabíamos lo que iba a pasar; el hecho de ser los primeros confinados es vergonzoso".

"Estamos pagando justos por pecadores" repetía a los cuatro vientos otro peraltés que hacía fila detrás de él, aunque, eso sí, al menos podrá ir a la huerta, algo que al principio, puntualizaba, "no lo tenía nada claro".

De hecho, el alcalde, Juan Carlos Castillo antes de las 11.00 horas, ya había expedido unos 40 o 50 salvoconductos para estos menesteres agrícolas desde su móvil y gracias a la firma digital, una cantidad que aumentó a lo largo de la mañana.

Y lo que también fue in crescendo durante la jornada fue la fue la tensión y el nerviosismo. Tanto es así que, durante la desinfección de las calles, hubo una pequeña trifulca que acabó con una sanción a un vecino que no llevaba mascarilla.

Además, los hosteleros pedían que no se les criminalice y, de hecho, algunos han decidido cerrar por voluntad propia. Es el caso de la cafetería Atalaya, en la plaza Principal, que ha colgado un cartel en el que se lee Cerrados hasta el 1 de octubre como medida preventiva para colaborar en la contención de la expansión epidemiológica. Por favor, cuídate.

Marcos García, jefe de Policía Municipal, explicaba que son un cuerpo de ocho agentes, más uno que se incorporará el día 1 de octubre, y que estarán "pendientes de lo que es el casco urbano, aunque es cierto que se ve mucha menos gente por la calle de lo que es habitual".

La práctica deportiva, recordaba ayer, con las instalaciones cerradas, solo se podrá hacer dentro del casco urbano y, además, los peralteses no podrán acceder a la gasolinera, supermercado o bazar que hay justo al otro lado de la rotonda que va a Marcilla ya que, a pesar de estar dentro del término municipal, está fuera del casco urbano. "Sería muy complicado coger las matrículas de las personas que salen a comprar y después vuelven a entrar. En Peralta hay tiendas para afrontar estos días".

Por su parte, Castillo, que sabe que estas medidas son impopulares, reiteraba que "hay que tener claro que hay que poner todos de nuestra parte porque, si no hay una colaboración ciudadana, va a ser muy difícil que las medidas surtan efecto por muchas restricciones que haya".