ara los propagandistas institucionales puede dar mucho juego, elevando nuestra autoestima. Estamos de precampaña. Recordarán su visión a futuro, la apuesta por la I+D, la competitividad y esas cosas, en sus promociones en el Parque Tecnológico de Miramón, la Corporación Mondragon o Createch Medical en Mendaro.

Los medios palmeros jalearán e insuflarán ilusión. Nuestros pintxos, nuestra gastronomía, todo tiene que ver. No es casualidad. Al final, nosotros acabaremos con el virus.

Desde la dirección general de Viralgen Vector Core enfrían un poco los sueños de la lechera y llaman a la prudencia. Es una posibilidad, afirman orgullosos pero, matizan enseguida, puede no serlo. Depende de los ensayos que el Massachusetts General Brigham Hospital (MGB) está realizando en este momento. Cuando en otoño comiencen las pruebas con humanos, y según el resultado que ofrezcan, Viralgen puede comenzar la fabricación de la vacuna con su puntera tecnología Pro10, que le permitiría la producción masiva a un coste asumible en una planta que estaría operativa a finales de 2021. Un año largo. Hasta entonces, más trabajo y la íntima satisfacción de ser la única compañía ajena a EEUU que se integraría en el consorcio que forman MGB, Aldevron de Dakota del Norte y Catalent de Nueva Jersey. Viralgen produce virus vectores. Una especie de caballo de Troya -burro, diría Cayetana la marquesa, tipitín tipitesa- que llevará un trozo de ADN del virus de la COVID-19 con el objetivo de inducir una reacción inmunitaria en el organismo para que cree anticuerpos frente a él. Hay más de cien laboratorios inscritos en esta carrera; 118 prototipos, de los que ocho se están probando en humanos y pretenden estar en el mercado en septiembre, y muchísimo dinero en juego.

Los chinos afirman que van en cabeza. Igual es otro cuento. No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local, de nuestros baserritarras.Doctor en Veterinaria