Donostia - Ane Cepedo es conductora de autobús, hija de conductor de autobús. Llegó a Dbus a los 30 años y lleva ya cuatro tras el volante. Hasta hace pocas fechas también estaba apuntada al servicio de los búhos, autobuses nocturnos, que dejó recientemente aunque no por miedo ni porque haya sufrido ningún incidente especialmente violento. Su experiencia, lo reconoce, es positiva en un trabajo muy masculinizado.

¿Cómo decidió hacer las pruebas de Dbus?

-Fue algo inesperado, pero ahora pienso que estaba escrito. Estudié delineación, trabajé en ello y estaba encantada pero llegó la crisis y tuve que volver a estudiar Prevención de Riesgos Laborales. Después de distintas experiencias, incluido el trabajo en una tienda, decidí cambiar, porque no estaba bien valorada ni me apetecía seguir. Mi padre había trabajado aquí 35 años, pero yo lo veía como su trabajo. Fue él quien me animó a sacarme el carné de autobús. A los dos años salió la bolsa de trabajo de Dbus y me presenté. Lo preparé y estudié y salió bien. ¡Ojalá lo hubiera hecho antes!

¿De qué forma valoraría su experiencia?

-La felicidad se encuentra donde quieres encontrarla. A mí me hacía muy feliz hacer planos y ahora me hace muy feliz ser conductora. Tengo mis horarios, sé lo que tengo que hacer y lo que exigen de mí. Perfecto.

¿Qué ambiente ha encontrado en una plantilla con muchos más hombres que mujeres?

-Es un sector mayoritariamente masculino pero a mí nadie me ha tratado de distinta forma de la que se tratan entre los chicos, no es que yo entre y se callen.

¿Entre las personas usuarias todavía hay quien muestra actitudes machistas?

-Cuando empecé les chocaba ver a una chica joven tras el volante. Si alguna vez he oído un comentario tipo “mujer tenía que ser” no he hecho caso. Yo creo que en la conducción cada persona es distinta, que eso es lo que influye y muchas veces no depende de nosotras, sino de lo que nos encontramos al conducir. No me gusta hablar de que nosotras conduzcamos mejor ni peor. Lo que sí me ha pasado es que alguna mujer, de cierta edad, me ha dado la enhorabuena. Es algo que me sorprende, pero a ellas les hace ilusión verme. Me agarran del brazo y me dicen “¡Qué bien, qué bien una chica aquí, aquí!”. Vivieron su juventud en otra época y nos felicitan por estar aquí. Creo que les hace ilusión que lo que no consiguieron poder hacer ellas, sí lo estemos haciendo nosotras.

¿Conducir de noche es una experiencia distinta?

-Dejé en enero de conducir los búhos. Yo no he pasado miedo, el borracho de turno le puede tocar a cualquiera. Evito, pero también otros compañeros, ese momento de despertar a alguien porque no sabes cómo va a reaccionar. Vas avisando por la emisora para que te echen una mano y ya está. La actuación a realizar está planificada. El plan de actuación es igual para todos y todos tenemos anécdotas que contar. También hay compañeros chicos a los que mujeres les han pedido su teléfono o ellas le han dado el suyo. Todo está cambiando.

¿Guiar un autobús en una ciudad es una experiencia estresante?

-Creo que entre las conductoras y conductores somos generosos, somos compañeros y todas y todos sabemos que hay que tener respeto. Respecto al resto de conductoras y conductores, nos insultan por igual, la verdad. Cuando eres tú la conductora y no estás trabajando, eres consciente de que hay que facilitar el trabajo.

¿Sigue siendo necesario hacer un llamamiento a las mujeres para que entren en Dbus?

-Sí, porque es verdad que seguimos siendo muy pocas, una gran minoría. Cada vez tenemos mayor presencia, pero hay que hacer ver a la gente que no pasa nada por trabajar en un sector que tradicionalmente ha estado copado por hombres, como muchos otros. La campaña me ha parecido muy bonita, porque muestra que somos compañeras que estamos aquí para quien quiera venir. A veces, es verdad que te planteas que debería no ser necesario, que todo tendría que estar abierto para todos y todas con igualdad. La campaña ha gustado, mucha gente nos ha felicitado, pero también es cierto que algunas personas nos han dicho que quizá se tenía que haber incluido a algún hombre. Siempre hay opiniones para todos los gustos. Pero la idea que queríamos transmitir es que nosotras queremos ser más en Dbus. Porque a veces puede que ni te lo plantees. Si no entran ahora, que sea más adelante, porque hay que prepararse. Todavía son pocas las chicas que se sacan el carné de autobús, lo veo en mis amigas. Pero desde que entras, todos y todas tenemos las mismas funciones. Aquí y en otro lado nos estamos ganando la vida y, si disfrutas cuando trabajas, mejor.

Usted participa en la Comisión de Igualdad. ¿Qué objetivos se han marcado para este tercer plan?

-Todavía estamos comenzando, nos queda mucho trabajo por hacer. Lo que buscamos es diseñar un plan general en el que todas y todos seamos conscientes de que hay que mejorar cualquier desigualdad que pueda haber, porque supone una mejoría para todos. Queremos valorar, por ejemplo, las diferencias existentes en materia de conciliación familiar. El plan nos llevará más de un año y se elaborará con los datos que nos proporcione la empresa, con entrevistas a trabajadoras y trabajadores. Tras recoger toda la información se tomarán las decisiones. Es la tercera comisión, es algo que existe. Tenemos una base, ahora nos toca mejorar y realizar los ajustes necesarios.

“Cuando empecé les chocaba ver a una chica joven tras el volante pero a las mujeres mayores les hacía ilusión

y me felicitaban”

“La felicidad la encuentras donde quieres encontrarla y yo soy feliz como conductora, a mí nadie me ha tratado diferente por ser chica”