donostia - “Es importante que seamos conscientes de que las tres grandes pandemias del mundo actual son el hambre, la obesidad y el cambio climático, y que los tres están relacionados”, afirma la guipuzcoana Iciar Astiasarán (Aretxabaleta, 1960), catedrática de Nutrición y Bromatología, además de vicerrectora de Investigación de la Universidad de Navarra. Por ello, considera que “tendríamos que cambiar nuestros hábitos alimentarios y tenemos dos motivos para ello: nuestra salud y la sostenibilidad del planeta. Tendríamos que ser capaces de ir modificando nuestra dieta de forma prudente hacia una alimentación que evitase el exceso de calorías y de alimentos ricos en compuestos como la sal, los azúcares o las grasas saturadas, con una mayor presencia de alimentos vegetales, que a su vez estén producidos a través de una producción sostenible para reducir el impacto sobre el cambio climático”.

Astiasarán ofreció recientemente en Iruñea la conferencia Nutrición y Alimentación: reto del futuro, que fue organizada con la colaboración de Jakiunde, Academia de las Ciencias, las Artes y las Letras. La experta explicó posteriormente que los principales retos de futuro que afronta la nutrición y la alimentación son “paliar las dos realidades que sufrimos en la actualidad”, ya que “existe una parte de la población mundial que está desnutrida y otra parte que sufre problemas de salud derivados de una malnutrición relacionada en muchos casos con un exceso de determinados grupos de alimentos”.

Así, mientras más de 1.900 millones de adultos tienen sobrepeso y 650 millones son obesos, sigue aumentando el número de personas afectadas por el hambre. En este sentido, Astiasarán, que en 2009 recibió la Medalla de Oro de la Diputación de Gipuzkoa por su trayectoria científica en materia de Nutrición, Dietética y Seguridad Alimentaria, señala que “efectivamente hay millones de personas que no tienen acceso a una alimentación suficiente”. Una situación que “comenzó a mejorar a comienzos de este siglo”, pero que “a partir de 2015 la tendencia se ha revertido y los últimos datos nos indican que estamos empeorando”, afirma. De hecho, apunta que, si bien en el año 2014 se cifraba en 784 millones las personas que pasaban hambre, en 2017 alcanzaron ya los 821 millones.

propuesta Así, para solucionar tanto el problema de la desnutrición como de la malnutrición o sobrenutrición, actualmente se plantea un abordaje conjunto. Por un lado, según expuso la especialista, “el cambio climático provoca desastres naturales como sequías o inundaciones, que afectan negativamente a la producción de alimentos y, en definitiva, provocan más hambrunas. Por otro lado, la propia producción de alimentos genera una parte importante (se estima que hasta un 20-30%) de los gases de efecto invernadero que favorecen el cambio climático. Esto significa que hay que procurar cambiar los sistemas tradicionales de producción de alimentos y hacerlos más sostenibles”. Tras señalar que “la producción ganadera es mucho más problemática (genera más gases de efecto invernadero) que la agrícola”, Astiasarán explicó que “se está comenzando a apostar por las llamadas dietas sostenibles, es decir, dietas con bajo impacto ambiental”.

Por último, incide en que “hay que tener en cuenta que en alimentación se ha de ser siempre muy prudentes y el pasado nos enseña que el desterrar o tachar determinados alimentos, no ha sido siempre acertado”.