Muchas veces, demasiadas, el nombre de las mujeres se ha silenciado a la hora de escribir la historia de la gastronomía vasca. Gastroandere ha querido acabar con este silencio y colocar a estas trabajadoras creativas y emprendedoras en el lugar que merecen: el corazón de la hostelería del territorio.

Trayectorias diferentes, vivencias diversas y algo en común: una energía que ha hecho que cogieran las riendas de sus negocios con firmeza. Además, comparten también un profundo amor por el trabajo que han llevado a cabo durante décadas. Conchita Tellería, del restaurante Martínez de Ordizia, tiene 90 estupendos años y resume con contundencia sus más de cuatro décadas en los fogones: “Satisfacción”. “Catorce horas en la cocina. Llegaba a las 8.00 horas y con dos cocineras más me ponía a trabajar”, explica esta beasaindarra de nacimiento y ordiziarra de adopción.

Arantxa Míner, del Leku Zaharra de Errenteria, también resume con una certera observación cómo se ha restado protagonismo a las mujeres. “Cuando falleció mi hermano, con el que tenía el bar, muchos en el pueblo dijeron que no seguiría, seguro que porque soy mujer. Si hubiera sido hombre no lo hubieran dicho. Pensaron que no tomaría las riendas del bar y claro que las tomé” y con mucha energía, además.

A Míner, como a otras mujeres, el homenaje le ha llenado de ilusión. “Yo siempre he dicho en casa ¡qué poco reconocimiento a las mujeres! cuando siempre han llevado las cocinas. Aquí en los bares del pueblo, siempre hemos sido nosotras las encargadas”.

Así lo hizo María Barbero, que lideró la cocina de Casa Urbano, en la Parte Vieja de Donostia. Aprendió a cocinar “observando” y “con los libros” y, si por ella hubiera sido, no se habría jubilado cuando lo hizo. “Yo siempre estaba contenta, he sido unas castañuelas. Mi trabajo me ha gustado mucho y echo en falta estar con la gente”, afirma tajante.

Conchita Tellería, Arantxa Míner y María Barbero son tres de las 22 mujeres que protagonizarán el homenaje de hoy. Todas ellas y muchas más son merecedoras de dicho reconocimiento porque todas ellas han escrito con su letra y su estilo el libro de la historia de la gastronomía guipuzcoana.