Mientras en países del tercer mundo hay dificultades para obtener medicamentos de primera necesidad, el exceso de fármacos se ha convertido en una amenaza para las sociedades avanzadas, cuya sobremedicación conlleva riesgos de los que a veces no somos conscientes.

La última encuesta de salud del País Vasco, ESCAV 2018, uno de los estudios de referencia que realiza el Gobierno Vasco, reflejaba que el 46,6% de la población vasca -y el 51% de las mujeres- había consumido medicamentos en los dos días previos a la consulta. Concretamente, se había medicado el 52,5% de las personas entre 45 y 64 años; el 81,9% de los pacientes entre 65 y 74; y casi la totalidad (94,4%) de los mayores de 75.

Los antiinflamatorios (15,6%) y los medicamentos para la tensión arterial (14,7%) son los más consumidos, seguidos de los hipnóticos (9,8%) que se emplean para conciliar el sueño y los ansiolíticos contra la ansiedad (6,3%).

Aunque el consumo se ha contenido en los últimos años y se aleja del pico alcanzado en 2010, aún son muchos los profesionales que alertan de los riesgos de la sobremedicación o hipermedicación. No en vano, el año pasado se extendieron en Euskadi 6,8 millones de recetas más que en 2003. Hay quien se atreve a calificar este exceso como una “epidemia del siglo XXI”, mientras otros ven “opciones para mejorar”, en vez de un problema.

Muchos coinciden en que un mayor tiempo de atención en las consultas redundaría en mejores diagnósticos y tratamientos. Es importante, dicen, “recetar lo imprescindible” para evitar efectos adversos.

El consumo de medicamentos se disparó con el nuevo siglo. Los psicofármacos, que comprenden el grupo de tranquilizantes, hipnóticos y antidepresivos, han aumentado de forma notable en la última década, especialmente estos últimos, hasta un 200%. De hecho, según el estudio ESPAD, que recogió datos de 22 países europeos en 2015, el 7,9% de los jóvenes de 16 años había tomado algún tranquilizante o ansiolítico con prescripción en algún momento de su vida; y un 6,4% lo había hecho sin receta. Mientras que el Instituto de Trabajo Social y de Servicios Sociales denunció en octubre de 2016 que existe una “sobremedicación innecesaria” en el campo de la salud mental, donde alertaba de la “psiquiatrización de todo comportamiento humano alterado”.

Los opioides, los analgésicos más potentes, cuyo boom generó miles de muertos en EEUU por su alto poder adictivo, también han experimentado una subida del 83,9% desde 2008 hasta 2015 en el Estado español, mientras que el ibuprofeno, el antiinflamatorio por excelencia, retrocede.

El consumo de antibióticos, el gran caballo de batalla de los médicos por el temor a la generación de bacterias superresistentes, ha descendido un 4,74% entre 2016 y 2017, pero aumentó un 35% entre 2000 y 2015. Aún hoy se recetan muchos más que en países como Alemania, Francia o EEUU.

mayores polimedicados El otro foco está en la polimedicación de los mayores. Sanitas alertaba en 2015 que casi la mitad de los ancianos que llegaban a sus residencias estaban polimedicados, con personas que tomaban hasta quince fármacos diferentes al día, lo que puede conllevar la ingesta de 20 comprimidos en diferentes tomas. Son, principalmente, medicinas para la tensión arterial, el colesterol, antiinflamatorios, para el estómago, corazón y también para dormir y su combinación a menudo produce reacciones negativas. Se estima que hasta un 20% de los ingresos hospitalarios en mayores está relacionado con efectos adversos a medicamentos.

36,8

Millones. El pasado 2018 las recetas facturadas por el sistema de salud (público y privado) en Euskadi fueron 36.829.067, con un coste de 487 millones de euros a los que si se suman los casi 300 millones gastados por los hospitales, arroja un gasto anual de unos 786 millones, según datos de la Agencia Española del Medicamento. El número de recetas facturadas se ha contenido en los dos últimos años (-0,18%) y (-0,14%) y cae de forma notable con respecto al pico de 42,87 millones registrado en 2010. Sin embargo, la cifra en 2003 era de 32 millones y hoy se extienden 6,8 millones de recetas más que entonces.