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La meteorología adversa dejó 274 avisos en Euskadi en 2018

El sistema de alertas se activó más veces que en ejercicios previos, aunque no superó a 2014

La meteorología adversa dejó 274 avisos en Euskadi en 2018

5.712

Durante la madrugada del 2 de julio de 2018, Euskalmet registró 5.712 rayos, de los que 2.761 cayeron en Araba. El 30 de junio, una intensa granizada destrozó el viñedo entre las localidades alavesas de Leza y Navaridas. Y el 1 de julio cayó pedrisco en Bilbao. El 2 de febrero granizó durante una hora entre Zarautz y Donostia.

26,2

El 11 de abril, el pluviómetro registró en todo el día un total de 169,3 litros por metro cuadrado en Bidania. La Agencia Vasca de Meteorología destacó asimismo que el 11 de enero cayeron en una hora 26,2 litros por metro cuadrado en Muxika, máximo histórico para la estación invernal. Esas fuertes lluvias afectaron también a Gernika, Mungia, Bermeo y Bakio. El 11 de marzo se dio en Orduña la racha máxima de viento de 2018, que alcanzó los 149,8 kilómetros por hora. Y el 4 de julio un tornado -con remolinos de vientos superiores a los 180 km/h- afectó a la sierra de Entzia (Araba) y arrasó 72 hectáreas del bosque de Legaire.

39,4

Euskadi registró en 2018 una temperatura mínima de 12,4 grados bajo cero y una máxima de 39,4 grados. Tal y como detallaron desde la Agencia Vasca de Meteorología, el 9 de enero el termómetro marcó 12,4 grados bajo cero en Iturrieta (Araba), mientras que la temperatura máxima registrada (39,4), se alcanzó el 6 de agosto en el embalse de Ibai Eder, en Gipuzkoa.

donostia - El arranque de 2019 está siendo frío, con media docena de jornadas con el mercurio congelado y mínimas de hasta 8 grados centígrados bajo cero. Cada uno de esos días, la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología (DAEM), dependiente del Departamento de Seguridad, ha lanzado las correspondientes notificaciones a través de los medios de comunicación y de redes sociales para advertir a la ciudadanía. Durante estas dos semanas, la masa de aire polar que ha estado colgada sobre la geografía vasca ya ha dejado una decena de avisos amarillos, los que suponen una menor amenaza para personas y bienes, pero los más habituales.

Una pauta habitual para esta época del año y que, a priori, dibuja un panorama similar al de ejercicios previos. El año pasado, por ejemplo, hubo 251 advertencias de este tipo. La cifra más elevada de los últimos años, muy cerquita de los 250 que se difundieron en 2014, un año muy revuelto en lo meteorológico, tal y como reflejan los registros estadísticos de Euskalmet. No en vano, entonces también hubo 27 alertas naranjas y tres alarmas rojas (todas ellas por riesgo marítimo-costero) cuyos efectos más visibles fueron aquellos históricos temporales de mar ocurridos en enero, febrero y marzo hace ahora cinco años.

En función del peligro y de los posibles daños que puedan ir asociados al episodio meteorológico, esas notificaciones se clasifican en tres categorías (aviso, alerta y alarma) y se acompañan de un color (amarillo, naranja y rojo). “Este sistema es una herramienta fundamental a la hora de minimizar las amenazas y los posibles daños personales y materiales derivados de la meteorología adversa”, resumían para NOTICIAS DE GIPUZKOA fuentes de la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología. Así las cosas, el año pasado el Departamento de Seguridad activó 251 avisos amarillos y 23 alertas naranjas. Fue un año “húmedo y cálido”, ilustraban desde Euskalmet y, casi cada mes se sucedió algún episodio de meteorología adversa. Desde temporales y galernas, viento, nieve, granizadas, precipitaciones intensas, heladas, hasta temperaturas altas persistentes.

Ahí está, por ejemplo, la humilde nevada del 6 de enero. Aunque la más vistosa fue la del 28 de febrero, cuando las tres capitales vascas se blanquearon con gusto. El 2 de febrero se produjo una granizada de una hora de duración entre Zarautz y Donostia. Y el 20 de febrero fueron las intensas precipitaciones las que provocaron desbordamientos en algunos ríos como el Baias (Araba), y el Urumea y el Oria (Gipuzkoa).

A finales de febrero de nuevo la nieve y la ventisca fueron las grandes protagonistas, en este último caso en Salvatierra-Agurain y también en algunos puntos de Durangaldea. El 11 de marzo le llegó el turno al viento desencadenado por la borrasca Félix que sin embargo no tuvo efectos graves. El 11 de abril se produjeron nuevas inundaciones que tuvieron su principal foco en el río Zadorra (Araba) y en los ríos Oiartzun, Urumea, Oria, Urola y Deba.

Avanzar hacia el verano... El 3 de junio se produjeron tormentas y precipitaciones abundantes que afectaron a diversas localidades vascas como Orozko, Laudio o Amurrio, Abadiño y Elorrio y Antzuola y Bergara. El 12 de junio se produjeron nuevas tormentas que castigaron a Gipuzkoa, especialmente a las comarcas del Bidasoa y Oarsoaldea. “De enero a julio, el carácter de los meses sería húmedo, mientras que de agosto a diciembre, seco”, apuntaban desde la Agencia Vasca de Meteorología.

Tal y como describían, “al ser abril muy cálido y mayo frío y con una baja insolación, dio la sensación de que apenas avanzábamos hacia el verano”. Y ya metidos en la estación estival, el calor se hizo esperar y hasta agosto no se experimentaron valores demasiados elevados. Sin embargo, esa situación de calor se prolongó durante septiembre, obligando a emitir dos avisos amarillos por riesgo de incendios forestales. “La entrada de una masa ártica a finales de octubre puso fin definitivamente a la época más cálida del año”, recordaban desde Euskalmet. Entre el 27 y el 29 cayeron los primeros copos.

“Cabe subrayar la gran cantidad de episodios de precipitaciones intensas del verano concentrados básicamente entre junio y julio. En Hondarribia, por ejemplo, se batió el récord de número de días de tormenta en julio. Y por lo inusual, el tornado del 4 de julio que barrió una zona de hayedos del bosque de Legaire, en la sierra alavesa de Entzia. Recorrió a mediodía unos siete kilómetros, arrasando miles de hayas en el tramo final de unos dos kilómetros”, enfatizan desde Euskalmet.