donostia - Desde algunos sectores sostienen que la familia de José Diego Yllanes, autor confeso de la muerte de Nagore Laffage, habría aceptado una condena mayor con tal de que jamás se hubiera realizado un documental sobre el salvaje crimen perpetrado por el aquel entonces médico residente de Psiquiatría.

El homicida disfruta actualmente de un régimen de semilibertad, pero la huella de lo ocurrido permanecerá indeleble, gracias en buena medida a un documental que estos días ha vuelto a la actualidad. “Con él Nagore no muere, y para nosotros es lo más importante. Algún día desapareceremos, pero el documental seguirá vigente, al alcance de la gente para fomentar el debate”. Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, no tiene más que palabras de gratitud por la acogida que está teniendo estos días la película, que aborda en profundidad el triste desenlace con los protagonistas reales de la historia. A través de entrevistas a los familiares y amigos de la joven se refleja cómo era Nagore.

Se filmó hace ya ocho años, pero con motivo del décimo aniversario del crimen, la realizadora Helena Taberna cedió los derechos durante unos días, lo que ha abierto la puerta de par en par a un debate que, tristemente, no pierde vigencia.

El documental, además de ser descargado vía online en cientos de hogares, ha recorrido toda la geografía estatal con proyecciones públicas libres promovidas por asociaciones, grupos de mujeres y otras agrupaciones. El relato cinematográfico ha avivado aún más la llama del debate en torno a la violencia machista, en un contexto social de indignación por el caso de La Manada.

“La respuesta ha sido tremenda”, confiesa la propia directora altsasuarra. “Resulta muy emocionante el eco que ha tenido. Sobre todo, comprobar la cantidad de iniciativas desplegadas por tantas asociaciones autogestionadas en toda la geografía estatal”. Almería, Huesca, Santander, Guadalajara o Catalunya, donde se han realizado hasta tres proyecciones en diferentes enclaves públicos, son solo algunos de los ejemplos del recorrido que ha tenido el filme Nagore.

el contexto de la cesión Del 6 al 17 de julio, periodo durante el cual el acceso a la película ha sido gratuito, el documental no ha dejado de despertar curiosidad. Taberna explica el porqué de la iniciativa: “Volvía a casa el 2 de julio, después de asistir al homenaje que se rindió a Nagore en la Plaza del Castillo de Iruñea. Fue multitudinario, con la presencia de las asociaciones que han estado al pie del cañón desde el primer momento. Iba hacia casa y pensaba en todo ello, en lo generosa que ha sido siempre Asun, en La Manada...”. Nagore no estaba físicamente, pero sí el documental que la mantiene con vida para siempre, como dice su madre. Tras pensar en todo ello, ceder los derechos con el objetivo de propiciar un debate social sobre la violencia machista pasó de ser una ocurrencia a un compromiso irrenunciable.

El décimo aniversario de la muerte de la irundarra venía precedido del impulso del 8 de marzo, en el que las mujeres, cansadas de una desigualdad endémica, tomaron las calles.

La gota que acabó por desbordar el vaso fue la incomprensión social que despertó la sentencia que condenaba “por abuso” y no por “agresión sexual” a los cinco miembros de La Manada, el grupo de hombres acusado de violar a una mujer de 18 años en las fiestas de San Fermín de hace dos años.

La realizadora del documental se muestra convencida de que es ese contexto social el que ha propiciado la extraordinaria acogida. “La Manada ha hecho despertar conciencias. Se percibe una creciente capacidad de autogestión del movimiento feminista. Pero no solo eso. Que haya hombres y mujeres asistiendo a las proyecciones y llenando salas es muy emocionante”.

centros educativos El documental no es nuevo. Han transcurrido ocho años desde su estreno, pero las niñas que por aquel entonces tenían esa edad ahora están inmersas en plena adolescencia, y han pasado a formar parte de ese público que asiste a las proyecciones en centros educativos.

La madre de Nagore, que sigue manteniendo encuentros esporádicos con la realizadora, agradece que se hayan omitido aspectos morbosos del cruel asesinato. “Lo ha hecho muy bien. Se ciñe a los hechos para que la gente se forme su opinión. Un trabajo como el realizado por Helena es muchísimo más satisfactorio que la propia Justicia”. Casasola, que acostumbra a guardar desde hace diez años plastificados todos los recortes de prensa sobre la muerte de su hija, también guarda como oro en paño el trabajo audiovisual de Taberna.

La directora explica por qué decidió contar la historia. “Me pareció tremenda. Era un relato espeluznante. Siempre he visto en el cine una manera de aprender a entender, de aprender a saber lo que hay que hacer. Sin el documental, probablemente, parte de la sociedad habría olvidado a Nagore. Siempre he creído en la importancia del cine como un ejercicio de memoria”.

Se propuso entonces construir un relato como un ejercicio cinematográfico, sin caer en lugares comunes, dando mucha relevancia al modo de contar, vital para que el trabajo funcione. “Por un lado, se trataba de hacer un relato que se entendiera para que luego fuera el espectador el que se hiciera su composición de lugar. Me pareció tremendo que acabara en semejante monstruosidad la historia de dos jóvenes que podían haber gozado de plena libertad”.

Taberna critica la sociedad machista. En el caso de Nagore, dice, murió porque dijo que no. “En el caso de La Manada se dictó una sentencia de abuso y no violación porque la chica no se resistió. ¿En qué quedamos? Las mujeres vivimos tiempos de indefensión absoluta”.

Todo ello, añade, “en un contexto en el que Yllanes, si quiere, se puede ir a los sanfermines mientras Nagore está muerta. Y los de La Manada igual. Han podido ir a las fiestas de Iruñea mientras su víctima ha estado confinada en Madrid. Algo estamos haciendo mal cuanto todo esto ocurre. Hace falta avivar el debate social. Hice el documental para que el espectador se convirtiera en el jurado popular, sin olvidarme de Nagore, de cómo era esa joven querida, y del enorme agujero y la herida que dejó el crimen en su familia”.