El Mundial ya no es una excusa
Las nuevas formas de consumir televisión han acabado con el ‘boom’ en ventas que suponía cada cuatro años la disputa de la Copa del Mundo de fútbol. La compra de dispositivos para convertir los televisores en Smart TVs, en cambio, se dispara.
En 1982 ver a Naranjito en todo su esplendor fue la excusa perfecta para que muchas familias pasarán de la televisión en blanco y negro a la de color. Hace unos años, los mundiales de fútbol eran la mejor de las razones para jubilar a los receptores de tubo en favor de las pantallas planas. Pero las nuevas formas de consumir la pequeña pantalla han hecho que la máxima competición futbolística, que arranca hoy, no seduzca como antaño y las ventas, a pesar de las promociones, no sean las mismas. “Antes se nos agotaban como si fuera Navidad”, asegura David, de Electrodomésticos Nuevo Gros en Donostia. Los nuevos beneficiarios, en cambio, son los fabricantes de dispositivos como chromecast y android tv que garantizan vía Internet todos los partidos.
“La gente hoy en día compra una televisión sea abril o noviembre, no importa el mes. Ya no es como antes que sí que se querían actualizar para un Mundial”, afirma Jone, del citado establecimiento. Asier Ubarretxena, de Super Sonido, comparte esa impresión. “Antes, el torneo era una excusa, pero ahora la economía no está bien y solo compran cuando es necesario. No por ocio”, añade.
Ni las promociones que las grandes marcas llevan a cabo estos días con descuentos de hasta 300 euros sobre televisores de 1.000 euros son suficiente reclamo. “Siempre que hay un Mundial o una Eurocopa, cada casa hace sus descuentos, pero por el momento aquí no notamos nada. Habrá que esperar a que termine el mes para ver si los números se han incrementado”, observa José Mari, de Telesol en Errenteria.
Quienes han comprobado de primera mano este cambio son, gracias a los 53 años de experiencia de la tienda, los trabajadores de Electrónica Aramburu. “Antes venía muchísima gente por el Mundial y por las Olimpiadas. Querían verlo todo. Pero, primero los Juegos Olímpicos y luego el Mundial, han perdido peso”, asegura Álvaro Aramburu, quien, no obstante, indica que con el torneo “suben ligeramente” las ventas.
Pero quienes realmente sí que notan un mayor aumento estos días son los vendedores de dispositivos que transforman las televisores en Smart TV. “En vez de vender dos, estamos vendiendo cuatro”, cuenta Idoia Larraioz, de UPdigital Errenteria, asegurando que los compradores no suelen confesar que la razón es la Copa de selecciones. “Pero es evidente. Los días del Mundial no se ve a nadie en la calle porque están todos viéndolo”, afirma.
El Mundial de Rusia, por lo tanto, parece servir como una excelente excusa para introducir la conexión a Internet en los televisores. “Las formas de consumir han cambiado”, apunta Idoia, al tiempo que detecta una subida también en la venta de televisores portátiles. “Vienen camioneros que van a estar de viaje y los compran para no perderse nada”, observa.
“La televisión ha perdido protagonismo”
El perfil de comprador también ha cambiado con el paso de los años y cada vez está más al corriente de las últimas novedades. “Internet informa antes que nosotros y conocen de sobra qué es lo que se pueden encontrar”, asegura Aramburu.
Aunque todavía hay clientes que solo se fijan “en lo grande que es la pantalla y en lo que cuesta”, la principal duda radica entre si adquirir un televisor con sistema QLED o uno con OLED. Los primeros poseen una fuente de iluminación externa que permite un mayor volumen de color y brillo y mejores ángulos de visión, mientras que los segundos, más habituales al no necesitar de iluminación exterior, pueden fabricarse sobre un panel de plástico y ser más flexibles.
Las marcas más vendidas son las de Samsung de QLED y las de LG de OLED, todas ellas con un coste de entre 1.500 y 2.000 euros. “Normalmente, quieren televisores de 55 pulgadas y con las aplicaciones habituales de Smart TV y resolución 4k. Si buscan mayor tamaño o características, el precio aumenta”, relata Aramburu.
“También vienen personas mayores a las que les hablamos de Smart TV y nos miran con mala cara”, afirma entre risas Jone, quien nota diferencias entre la clientela joven y adulta. “Los jóvenes quieren todo y no se conforman con nada, lo que pasa es que no tienen el poder adquisitivo para permitírselo”, añade.
Mari Jose Igarzabal, de Cenor Gros, cree que muchos jóvenes acuden a las tiendas para ver in situ los televisores y acaban comprándolos por Internet. “La clientela que acude a los establecimientos preguntando es de perfil medio-alto. No miran ni el tamaño ni los requisitos, en lo que se fijan es en el precio”, admite.
“Hemos llegado a un punto en el que la televisión está perdiendo protagonismo en el ocio. El Mundial ya no tiene la importancia de antes”, afirma, por último, Ubarretxena.