Un equipo internacional de astrónomos, entre los que se encontraba el científico de Ikerbasque Tom Broadhurst, detectó la estrella más lejana jamás vista, a 9.000 millones de años luz de la Tierra, que apareció unos 4.400 millones de años después del Big Bang. El hallazgo, publicado ayer en la revista especializada Nature Astronomy, se produjo gracias a observaciones con el telescopio espacial Hubble. La estrella, a la que los investigadores han llamado Icarus o Ícaro, se encuentra en una galaxia muy alejada (detrás del cúmulo de galaxias MACS J1149-2223).
El hallazgo se produjo cuando los científicos estaban estudiando una supernova. En abril de 2016, los astrónomos realizaban observaciones con el telescopio Hubble de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la agencia espacial estadounidense NASA para detectar la aparición de la explosión de la supernova Refsdal, cuando “una inesperada” fuente de luz se iluminó en la misma galaxia. Tanto la supernova como la luz de esta estrella estaban aumentadas, haciéndolas visibles para el telescopio espacial, informa el CSIC en una nota de prensa, que señala que el hallazgo ha sido posible por el efecto lente gravitacional, que amplifica la luz producida en objetos muy alejados.
En concreto, este efecto se produce por un cúmulo de galaxias -con una masa 1.000 veces la masa del Sol- que amplifica la luz que se produce en objetos muy alejados y alineados justo detrás del cúmulo; funciona como lo haría una lente. La luz de Icarus estaba amplificada un factor entre 2.000 y 10.000 veces gracias al efecto. Los científicos concluyeron además que se trata de una estrella de tipo B o gigante, que son muy luminosas y de color azul; su superficie tiene una temperatura entre los 11.000 y 14.000 grados centígrados, es decir, son dos veces más calientes que nuestro sol.
Este hallazgo es particularmente interesante porque las estrellas individuales, a diferencia de las galaxias, son difíciles de detectar debido a su tenue luz. Además, el descubrimiento de Ícaro también es importante para los investigadores que estudian la materia oscura porque su interacción con la materia tiene un efecto pronunciado en el patrón de estrellas magnificadas.
A partir del patrón de estrellas magnificadas en este estudio, el equipo científico, formado también por investigadores de la Universidad de Tokio, pudieron excluir la posibilidad de que la materia oscura esté formada principalmente por una gran cantidad de agujeros negros con masas decenas de veces más grandes que el Sol. El equipo de astrónomos está liderado por el investigador Patrick Kelly de la Universidad de Berkeley (California). Tom Broadhurst es especialista en lentes gravitacionales, un método que proporciona una mirada de cómo evolucionan las estrellas.- Efe