Las drogas son aún hoy cosa de hombres, que superan sobradamente el consumo en todas las sustancias psicóticas, salvo en los hipnosedantes (ansiolíticos y tranquilizantes), donde el hábito es muy superior en mujeres y ha ido aumentando de forma paulatina para ambos sexos. Sirva como ejemplo que el 82% de las personas sometidas a tratamiento son varones y que las mujeres no llegan al 18%. ¿Por qué sucede esto?
Un estudio de la Fundación Atenea publicado en la web de Osakidetza aborda el tema de la drogodependencia desde una perspectiva de género. ¿Está llegando la igualdad a las drogas? ¿Hay sustancias con vulva y pene? Aunque hay datos que sustentan “la hipótesis de la convergencia”, por la que se entiende que las diferencias entre hombres y mujeres en el consumo de drogas se están acortando, las diferencias siguen siendo “cuantitativas y cualitativas”, según el estudio Hombres, Mujeres y Drogodependencias: Explicación social de las diferencias de género en el consumo problemático de drogas.
Según este trabajo, la comunidad científica ha ido asumiendo esta cuestión y analizando paulatinamente la realidad y circunstancias de hombres y mujeres de manera separada, con el fin de identificar cómo los condicionantes de género afectan a la problemática de las drogas. Y al desagregar los datos se descubre que “las mujeres, cuando consumen, tienden a hacerlo con aquellas drogas que están legalizadas (tabaco y alcohol) y con el cannabis; mientras que los hombres suelen ser los mayores consumidores de drogas no legalizadas (cocaína o heroína por ejemplo)”.
Los estudios también muestran que “en los últimos años el uso de drogas (sobre todo, alcohol, tabaco, hipnosedantes y cannabis) aumenta constantemente entre las mujeres, mientras que en los hombres la tendencia al alza se ha ido frenando e incluso en algunas drogas ha disminuido”.
cambio de patrones Como explica este informe citando a Nuria Romo (2012), “estos cambios en los patrones de consumo han llevado a hablar de la feminización del uso de drogas y a interpretarlos como consecuencia de una mayor igualdad entre hombres y mujeres, pero tras casi 20 años de recogida y sistematización de datos de consumo, esa feminización del uso drogas solo se está dando en la etapa juvenil o de la adolescencia, entendida como etapa de crisis de identidad y transgresión, y no se mantiene después en edades más adultas, donde se imponen de nuevo los mandatos sociales”.
De hecho, el consumo de las mujeres desciende en mayor medida con la edad (a menudo por las responsabilidad familiares y la maternidad). Así, a pesar de que las mujeres más jóvenes comienzan a consumir en mayor medida sustancias ilegalizadas, “su incorporación a los consumos de drogas más problemáticos, como los de heroína o cocaína, sigue siendo minoritaria cuando la comparamos con los varones”, explica.
La conclusión es que los datos de consumo por sexos pueden explicarse y “siguen siendo un reflejo de los mandatos sociales que son dados desde que nacen a hombre y mujeres”. “De hecho, ya hemos visto que el consumo de drogas se entiende como parte de la identidad masculina, mientras que el consumo por parte de las mujeres se entiende socialmente como algo ajeno a ellas que pone en cuestionamiento su propia feminidad”, exponen los autores del estudio, basándose en los numerosos testimonios recogidos entre personas con problemas de consumo.
“Pareciera que el hecho de consumir drogas es algo aceptado en el caso de los hombres, siempre y cuando no pierdan con demasiada frecuencia el control, mientras que a ellas las cuestiona como mujeres”, concluye este informe de 137 páginas financiado por Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
“Todo esto lleva a las mujeres a establecer estrategias de ocultación de sus problemas de consumo”, y esta diferencia, aseguran los investigadores, “se aprecia mejor en el caso de las drogas socialmente aceptadas o legalizadas, donde las mujeres a pesar de consumirlas tienden a hacerlo en espacios privados”.
Por su parte, el consumo más moderado de psicoactivos por parte de las mujeres se explica por su mayor percepción del riesgo, según datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Este organismo asegura que “los hombres perciben menos el riesgo para todas las drogas, salvo para los hipnosedantes”, y que “este hecho está relacionado con la socialización de género masculina, que les invita a realizar demostraciones de su virilidad”.
ELLAS MEZCLAN MENOS Por contra, “el hecho de que las mujeres tengan una mayor conciencia sobre los riesgos -hay que tener en cuenta que también son físicamente más vulnerables a los efectos de las drogas- , facilita que ellas desarrollen estrategias de control y reducción de daños como realizar menos mezclas de diferentes sustancias, espaciar más los consumos o evitar el consumo en solitario públicamente”.
En vista de todos los datos y testimonios recopilados, este estudio destaca entre sus conclusiones que “es imprescindible trabajar contenidos y procesos terapéuticos diferenciados y específicos para hombres y para mujeres”.