donostia - Como si de una estructura de cartón se tratase, un fuerte golpe de viento acabó ayer, en cuestión de segundos, con gran parte del andamiaje colocado en torno al emblemático edificio Miracruz 19, en Donostia, que está siendo demolido, pese a la polémica suscitada debido a su valor histórico y artístico. El suceso, que rozó la tragedia, no provocó daños personales.

Eran las 14.30 horas cuando una fuerte ráfaga de viento impactó de lleno con el andamio del edificio. Los hierros comenzaron a temblar y en cuestión de segundos, cayeron en plena calle. Fue un milagro que no ocurriera nada y es que los cascotes llegaron hasta el carril bus, el más alejado del edificio. Afortunadamente, en el momento de los hechos, el semáforo se encontraba en rojo y no había ningún vehículo en la calzada.

“Ha sido un único golpe de viento, que ha golpeado el andamio. La parte frontal ha caído contra la fachada, pero la parte que da a la calle Miracruz ha hecho un efecto vela y ha acabado sobre la acera y la calzada”, explicaron a este periódico fuentes municipales.

La situación, además, se agravó porque el andamio no estaba debidamente asegurado. Tal y como puede observarse en la imagen principal, la estructura no estaba correctamente sujeta y es que, lo habitual en este tipo de trabajos es que el andamio se desmonte conforme el edificio va perdiendo altura. No es este el caso, y hasta una altura de dos pisos se encontraba sin ningún tipo de apoyo, lo que hizo que el viento pudiera fácilmente con la estructura, la doblara y la tirara abajo.

Varios testigos de lo ocurrido avisaron inmediatamente al 112, que desplazaron al lugar varias dotaciones de bomberos, así como patrullas de la Guardia Municipal que procedieron a cortar el tráfico. Además, también se cortó el acceso a la calle Gloria “por seguridad”, si bien en esta zona no llegó a caer ningún hierro ni cascote. De esta forma, el tráfico se desvió por las calles interiores del barrio de Gros, hasta que sobre las 18.10 horas, Miracruz volvió a abrirse al tráfico a excepción del carril izquierdo, que se habilitó para facilitar los servicios de limpieza.

En el lugar se personaron varios responsables municipales, entre los que se encontraba el alcalde, Eneko Goia, el concejal delegado de Espacios Públicos, Ecología y Actividades Festivas, Alfonso Gurpegui, y el director municipal de Obras y Proyectos, Juan Carlos Cuevas.

Tampoco tardó en desplazarse a la zona el responsable de la empresa Laister, encargada de montar el andamio, que tras estudiar lo ocurrido, reunió a un grupo de media docena de operarios que comenzaron con las labores de limpieza y desmonte de la estructura.

En esta tarea colaboró también un retén del cuerpo de bomberos, que permaneció durante varias horas en el lugar para vigilar que no se produjeran nuevos derrumbes y puso a disposición de la empresa que monta el andamio una escalera elevadora para agilizar los trabajos.

Además, los bomberos entraron en el edificio que está siendo demolido para retirar materiales que estuvieran en una situación peligrosa.

A última hora de la tarde, se habían limpiado ya los tres carriles de la calle, se habían limpiado todos los escombros y se había logrado desmontar por completo el andamio, que sufría importantes daños y roturas. Éste fue sustituído por otro, que se elevó hasta la altura del edificio y que quedó protegido por una enorme tela.