bergara - La gestión de los residuos en Gipuzkoa parece un asunto encaminado. Pese a que FCC ha recurrido la adjudicación de la incineradora, en el Departamento de Medio Ambiente se muestran convencidos de que en un plazo máximo de mes y medio, las excavadoras comenzarán a trabajar en los terrenos de Zubieta. Se trata de la luz que comienza a vislumbrarse tras el túnel. Pero pese a que la incineradora ha sido la punta de lanza de la gestión de las basuras, hay otra instalación que también ha vivido su particular via crucis para ponerse en marcha.

Se trata de la planta de compostaje de Epele, en Bergara, que, pese a que deberá esperar hasta el mes de abril para comenzar a funcionar a pleno rendimiento, ya ha solucionado todos los problemas que la han mantenido inoperativa durante más de un año.

Pese a que el Gobierno de EH Bildu hizo un simulacro de inauguración en el año 2015, lo cierto es que las obras de la instalación de Bergara concluyeron en febrero del pasado año, tras haber sido adjudicadas en la legislatura 2007-2011. En los últimos doce meses, se ha llevado a cabo la puesta en marcha de los equipos que elaborarán el compost y se ha gestionado la obtención de las licencias de actividad, las últimas de las cuales se han obtenido hace apenas unas semanas, con lo que ya está todo listo para que el próximo abril comience a funcionar a pleno rendimiento.

Ahora, ya solo resta saber qué empresas se harán cargo de la explotación de la infraestructura en los próximos cuatro años, con opción a prorrogar el contrato otros dos, después de que esta semana haya concluido el plazo de licitación y cuatro uniones temporales de empresas (UTE) hayan presentado sus ofertas.

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha querido conocer de primera mano la que será la mayor instalación de tratamiento de materia orgánica del territorio. Con una capacidad anual de tratamiento de 10.000 toneladas anuales de esta fracción, actualmente la planta bergararra trata 100 toneladas semanales de residuos. “La mitad de su capacidad”, señala la técnico de Medio Ambiente y responsable de la planta, Amaia Moreno. Este residuo, proviene de distintas estaciones de transferencia, si bien, en el futuro, 6.000 toneladas procederán de la Mancomunidad de Debagoiena, y las otras 4.000 toneladas, del resto del territorio.

un proceso que necesita dos meses La planta de Epele producirá cada año entre 4.000 y 5.000 toneladas de compost de calidad A, la más elevada del mercado. Para ello, la materia orgánica que llega a la planta bergararra requerirá de más de dos meses de tratamiento.

En un primer momento, y tras el pesaje de los camiones, la materia orgánica se mezcla con el material estructurante (restos de poda de jardinería y desbroce). Una pala se encarga de realizar la mezcla que, acto seguido, se deposita en un túnel de bioxidación (la planta dispone de hasta ocho túneles).

Aquí, la mezcla permanece hasta cuatro semanas, almacenada en estado de depresión (al vacío), y a una temperatura constante de 70 grados. “Durante las dos primeras semanas, la mezcla se riega con agua limpia y lixiviados generados en la planta, y las dos últimas únicamente con agua limpia, para evitar la contaminación”, explica Moreno.

Una vez transcurrido este tiempo, la masa pasa a la zona de maduración, donde se coloca por silos para que sea mezclada por una volteadora. Aquí, al aire libre, pasa otras cinco semanas, cuatro de ellas con riego, y la última sin contacto con el agua, para que comience su secado.

Una vez madurado, el estrato resultante pasa a la cribadora, que cuenta con dos sistemas de separación; uno férrico, para todos los metales que pudiera contener la mezcla; y uno neumático, que se encarga de separar los plásticos. “Parece mentira, pero no os podéis imaginar la cantidad de cubiertos que recogemos. Por mucho que la gente tenga cuidado, a alguno siempre se le acaba cayendo algo que no debe al contenedor del orgánico”, apunta la responsable de la planta, quien reconoce que pasa lo mismo con los plásticos. “Aunque pedimos que se usen bolsas especiales, hay quien lo echa con la bolsa de plástico normal”, lamenta.

Tras pasar por la cinta de cribado, se da por terminado el proceso con lo que, el compost obtenido, o bien se guarda en silos de almacenamiento intermedio antes de su expedición, o sale al mercado directamente.

Por el momento, el compost que se está produciendo en Bergara se está destinando a la restauración paisajística y la jardinería, pero a partir de abril, una vez la planta entre en funcionamiento de manera oficial, será la empresa que gane el concurso público la que busque la salida a este material.

En este sentido, cabe recordar que la apertura de esta planta de compostaje permitirá reducir el volumen de materia orgánica que Gipuzkoa exporta a Funes y Caparroso (Navarra) e Itsasu (Iparralde), que asciende a 30.000 toneladas, reduciendo consigo los costes que esta operación supone. Además, la puesta en marcha de Epele creará nueve puestos de trabajo.

Es la capacidad de toneladas que la planta puede tratar al año. La materia orgánica que llegue a Bergara provendrá, principalmente, de la Mancomunidad de Debagoiena (6.000), mientras las 4.000 restantes llegarán del resto del territorio.

Tres legislaturas. Pese a ser una planta que cuenta con el apoyo de todos los grupos políticos y no ser excesivamente grande ni compleja, Epele ha requerido de tres legislaturas para ponerse en marcha. Se adjudicó en la 2007-2011 y finalmente comenzará a funcionar en abril.