hernani - Hace poco más de un año los jubilados de Hernani tuvieron que acostumbrarse a una curiosa novedad. Cuando paseaban por el polígono industrial Akarregi, se asustaban al pasar frente a un pabellón del que salía música rap a todo trapo. Los tres trabajadores que se adivinaban en el interior cantaban a grito pelado y, para colmo, no eran hernaniarras: uno rubio como un sol, salido de una playa californiana, otro rondando el metro noventa de altura con gorra... Pero de pronto, al verse observados, con un marcado acento americano los tres gritan alegres: “Kaixo! Egun on!” Ahora ya nadie se sorprende. Kevin Patricio, Benjamin Rozzi y Benjamin Matz están plenamente integrados en la localidad guipuzcoana. Todos en el pueblo saben que son los tres americanos que llegaron un día para hacer cerveza... y están triunfando.
Kevin Patricio, natural de Baltimore, llegó a Donostia por amor. Se instaló con su familia abandonando su trabajo de cocinero en Nueva York y se puso manos a la obra en un restaurante de la capital guipuzcoana. Una noche, con su amigo Benjamin Rozzi, se pusieron a analizar la elitista gastronomía vasca y se dieron cuenta de que había un hueco para un producto: la cerveza. No lo dudaron y se trajeron de California a otro Benjamin, Matz. Este último es un maestro cervecero con una amplia trayectoria en diferentes fábricas de cerveza artesanal en California, donde el boom de este tipo de productos ha sido todo un fenómeno social en los últimos tiempos. De 537 productores en 1994 se ha pasado a más de 4.000.
Lo convencieron para hacer un lote de 3.000 litros en unas instalaciones de La Rioja y probaron suerte. Al de tres meses hicieron otros 3.000 litros y al de tres meses otros 5.000 litros. “En un año tuvimos 40 puntos de venta y muchas personas querían nuestras cervezas, por lo que nos dimos cuenta de que teníamos que aumentar la producción. Buscamos inversión y estrenamos nuestra nave en Hernani en julio de 2015. En agosto hicimos nuestra primera cocción aquí”, explica satisfecho Kevin.
Instalarse en Hernani, con toda la maquinaria importada desde Canadá, supuso una importante inversión que ha corrido a partes iguales entre inversores vascos y americanos. “No cogimos un solo euro en ningún banco”, presume Kevin. A partir de ahí, la historia de Basqueland Brewing Project ha sido meteórica.
¿Por qué está triunfando una cerveza artesanal vasca hecha con recetas californianas? “Las cervezas que nosotros hacemos contienen lúpulos muy distintos que dan sabores y características que no existían aquí”, explica Benjamin Rozzi, “creo que las cervezas artesanales se han multiplicado porque la gente se aburría de beber siempre el mismo tipo de cerveza”. Este empresario nacido en Akron, Ohio, señala que hay un mercado que puede alojar muchas alternativas a las cervezas industriales: “El consumidor busca calidad y características que no ofrecían otro tipo de cervezas. Eso ocurrió en Estados Unidos y pasa exactamente lo mismo aquí”.
¿Una burbuja? Hay quien sostiene que la irrupción en el mercado de tantas marcas de cerveza artesanal responde a una burbuja que tarde o temprano terminará explotando. Kevin Patricio no está de acuerdo y tiene una visión del sector: “En mi opinión es un globo que a veces es más grande y luego encoge. Luego vuelve a crecer y vuelve a encoger. En los últimos 30 años, en Estados Unidos, las cervezas artesanales han ocupado el 15% del mercado de las cervezas. Aquí somos menos del 0,5% del mercado, por lo que todavía tiene mucho para crecer”.
Como todo lo que tiene pinta de saber bien, la cerveza artesanal comienza a generar turismo. Cada vez son más los aficionados que aprovechan sus viajes para visitar fábricas de cervezas artesanales, como quien visita bodegas de vino o restaurantes de prestigio. “Hace poco tuvimos aquí turistas de Catalunya que estaban en una ruta y se pasaron por Hernani para ver la fábrica”, relata Kevin, “nos dijeron que en cuanto a cervezas les ha parecido mejor Euskadi que Catalunya”. Se trata de una afirmación a tener en cuenta, puesto que Catalunya ha sido hasta ahora el referente en cervezas artesanales en el Estado.
La gama de cervezas que nacen en este pabellón de Hernani es amplia y variada, pero hay una que se lleva la palma. “Para los clientes la mejor es Imparable”, señala Kevin Patricio, “es muy famosa ahora y es de las mejores Ipa que he probado en mi vida. Tiene mucho sabor, es equilibrada, es una buena Ipa para el que prueba este tipo de cervezas por primera vez y para un experto en Ipas. Es muy diferente: tiene fruta, tiene un amargor, pero no es demasiado. Tiene 95 puntos en RateBeer, una web en la que personas dejan sus comentarios”.
La estrella de la factoría ha abierto camino a otras variedades que han recibido numerosos premios en festivales prestigiosos de toda Europa. Las obras maestras de Benjamin Matz empiezan a tener las vitrinas copadas. “Somos una empresa que ha ganado once premios en un solo año”, declara Benjamin Rozzi, “la gente de fuera ve eso y se sorprende. Quieren hablar contigo y probar tus cervezas. Acabamos de estar invitados en el London Craft Beer Festival, por ejemplo, donde solo se puede estar por invitación. Hemos mandado Imparable a los encargados y nos han devuelto la invitación. Es algo increíble, porque allí estaban las mejores cervezas de Europa y alguna de las clásicas de Estados Unidos. Mucha gente probaba nuestra cerveza en nuestro puesto y nos decía que era la mejor cerveza de la feria”. Desde entonces no paran de recibir correos electrónicos preguntando cómo pueden conseguir sus cervezas.
Ante semejante éxito, no es de extrañar que la producción de Basqueland Brewing Project no pare de crecer. Está previsto que terminen 2016 con una producción que bailará entre los 130.000 y los 150.000 litros. Pero ellos quieren más. “Queremos ampliar esto con más tanques y nos gustaría hacer en 2017 entre 225.000 y 250.000 litros”, informa Rozzi. En la actualidad el trío de yanquis ya está exportando sus cervezas a Inglaterra, Francia, Noruega, Eslovaquia, Suecia, Dinamarca, Holanda y Bélgica. Lo curioso es que los americanos que llegaron a Hernani para hacer cerveza, comienzan a cerrar el círculo enviando sus cervezas a Estados Unidos. “No era nuestra intención”, explica Benjamin Rozzi, “las cervezas de lúpulo no aguantan bien los viajes, se oxidan. Ahora mismo estamos haciendo un programa de cervezas agrias, fermentándolo todo en la sidrería Zapiain. En los Estados Unidos se están buscando esas cervezas y miramos si podemos mandarlas en condiciones de beber”.
Otras de sus cervezas están a punto de entrar en Think Food, la cadena de restaurantes que tiene en Estados Unidos el mediático cocinero José Andrés. “Estamos hablando con el importador que trabaja exclusivamente con ellos”, aclara Kevin, “son restaurantes importantes y tenemos un trato para que salga de nuestra fabrica fría en un camión frío, viaje en un contenedor frío, llegue a la aduana en un contenedor frío y lo almacenen en un lugar frío. Esto solo lo hemos conseguido en dos estados, Maryland y Florida. Vamos a ver cómo va y, si pueden conseguir esas condiciones, ampliaremos”.
Esa autoexigencia, esa necesidad de garantizar la calidad de su producto, es parte del éxito de la marca guipuzcoana. Es algo que los expertos en cervezas artesanales saben valorar. “En Europa, cuando vemos que no se puede hacer llegar la cerveza fresca, no vamos. No nos interesa”, explica Benjamin Rozzi, “con la cerveza con lúpulo, que es lo que nos da fama ahora mismo, no nos interesa”. Y así siguen creciendo. Imparables, como su cerveza euskaldun con acento californiano.
Captain Norbert Kölsch. Ganadora de las Medallas de Oro en Brussels Beer Challenge 2015 y Barcelona Beer Challenge 2015. Ale ligera, color oro, con lúpulos nobles alemanes.
Aupa Pale Ale. Certificate of Excellence en el Brussels Beer Challenge 2015. Hecha al estilo californiano. Matices de mandarina y té de jazmín.
Arraun Amber Ale. Cerveza roja con aroma a maracuyá y mango y sabor a café, cuero y pomelo.
Imparable India Pale Ale. 95 puntos en RateBeer, foro de puntuación por parte de usuarios de todo el mundo. Aromas a papaya, guayaba y piña.
Coastal Eddie Black IPA. Medalla de Oro en Brussels Beer Challenge 2015. Aromas frescos a fruta.
The Alvin Imperial Stout. Sabor profundo de malta y café con matices de vainilla. Tras fermentar reposa cuatro meses y es infusionada con café recién tostado y vainilla en rama.