Donostia - El director del Archivo Histórico de Euskadi, Borja Aguinagalde, descubridor de la carta original que Juan Sebastián Elcano envió al emperador Carlos V tras culminar su vuelta al mundo, reconoce que su hallazgo le hizo ponerse “como una moto”. Aguinagalde explica que se trata de un folio “firmado por él de puño y letra”. “Es una carta de época muy bonita de ver” y “muy curiosa”, describe el experto, quien no oculta la emoción que sintió cuando la descubrió mientras organizaba el archivo de la torre de Laurgain, en Aia.

La recuperación de la epístola original, fechada en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en septiembre de 1522 y localizada junto a otros siete legajos relacionados con el insigne navegante, fue desvelada ayer por el lehendakari, Iñigo Urkullu, durante una visita a una exposición dedicada al marino getariarra en el Museo Balenciaga de su villa natal.

De la importancia de la misiva da idea el tratamiento que hace ahora dos años dio el Archivo de Indias (Sevilla) a una copia comprada por el Ministerio de Cultura -entonces se creía extraviada la original-, a la que concedió en exclusiva una de sus salas durante la muestra que en 2014 dedicó a la singladura que Elcano concluyó tras la muerte de Magallanes. El coste de esta copia coetánea, como ya adelantó ayer este periódico, ascendió a 20.000 euros, aunque su precio de salida era de 90.000 euros. Según explicó Aguinagalde sobre el original, aún está siendo transcrito e interpretado y será dado a conocer próximamente en una rueda de prensa. No obstante, las palabras de Elcano a Carlos V son conocidas por la citada copia.

Borja Aguinagalde aclara que en su epístola el navegante “pide lo que solicitaba la gente habitualmente al emperador cuando consideraba que había hecho un servicio importante a la monarquía”. Recuerda, en este sentido que, por aquel entonces, Elcano tenía más de 45 años, “había andado en la mar y estaba estropeado”, después de haber culminado una travesía “horrible” y por eso “lo que pide son mercedes”.

“Se trataba de unos documentos que se habían dado por perdidos y yo no esperaba encontrarlos”, confiesa el especialista, quien admite que no era previsible que los legajos estuvieran en ese lugar, por lo que cuando comprobó de lo que se trataba se puso “como una moto”.

Aguinagalde, quien confiesa no ser un experto en la figura de Elcano, se muestra no obstante admirado por la hazaña del marino de Getaria, quien pasó “tres años metido en un barquito” como los que se construían en el siglo XVI sufriendo penurias y enfermedades mientras daba la vuelta al mundo por primera vez en la historia. “Fue una gesta espeluznante y espectacular”, se admira el especialista.

La expedición, que partió hacia las Molucas (Indonesia) para abrir una ruta de las especias, atravesó tres océanos en tres años, y la única nave superviviente, la Victoria, emprendió el regreso por el Indico capitaneada por Elcano hasta arribar a España en septiembre de 1522 con sólo 18 hombres. - Efe