el ejercicio físico es salud, un derecho que debería prevalecer para todas las personas sin importar sus capacidades o discapacidades. Esta fue la premisa de la que partió la fundación Hegalak Zabalik cuando, en 2012, tomó el mando del polideportivo situado bajo el parque donostiarra de Alderdi Eder, en la plaza Cervantes. Tres años más tarde, se ha convertido en el primer centro deportivo accesible del Estado, un certificado que expidió ayer Aenor, la Asociación Española de Normalización y Certificación.
“No solo cumple la legislación existente en materia de accesibilidad, sino que su compromiso va más allá, tanto en las instalaciones como en el personal que trabaja”, afirmó ayer Luz Emparanza, directora de Aenor en el País Vasco, en una rueda de prensa. La construcción y el equipamiento están diseñados para dar respuesta a personas con distintos tipos limitaciones. En otras palabras, cuenta con un “diseño universal” apto “para todos”, tanto para una falta de visión, como de oído o de psicomotricidad, entre otras.
De hecho, desde la fundación Hegalak Zabalik, Alicia Figueroa informó de que uno de cada cuatro usuarios (unos 325) del centro “tiene diversidad funcional o alguna patología”. Y la razón de este éxito, constatada por Aenor, es que no esperan a que ocurra un problema para tratar de solucionarlo, sino que se adelantan, evitando que se dé el problema.
Como indicó el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Donostia, Martin Ibabe, la diferencia de este centro “no está en el continente, ni en sus características, sino en cómo se ha gestionado”. Repartidos en 3.000 metros cuadrados, Hegalak dispone de tres piscinas, spa, sala de relajación, gimnasio y tres salas polivalentes, además de acceso directo a la playa. No solo todas estas instalaciones están adaptadas, sino que además sus trabajadores han sido formados para atender “distintas necesidades relacionadas con la accesibilidad”. Ibabe destacó la continua atención prestada a los detalles por el personal y la diferencia que supone “una barandilla” o “suelo antideslizante” bien colocado.
En este sentido, los trabajadores han aprendido el lenguaje de signos y han elaborado un manual para guiar por el centro a personas ciegas o con baja visión. Asimismo, ofrecen acompañamiento en el baño en la playa o en las piscinas para personas con diversidad funcional. “Hemos marcado mejor la señalética de los botones o el pasillo, e indicado a los propios usuarios de no dejar pesas en una zona por donde pueden pasar personas con baja visión y pueden tropezarse”, añadió Oihana Pagoaga, representante de los trabajadores de Hegalak.
Este esfuerzo conjunto por lograr un entorno de inclusión se vio ayer recompensado. Aunque para ello, Hegalak se sometió a una auditoría interna, realizada por la empresa madrileña CEIS, para mejorar en todos los aspectos y poder posteriormente superar la lupa de Aenor, quien ha reconocido el trabajo realizado. La obtención de este certificado significa que la accesibilidad en Hegalak está gestionada de una manera “sistemática e integral”, pero también que año a año el centro “mejorará su accesibilidad” pues adquiere “un compromiso de aquí a futuro”, recalcó la directora de Aenor. El centro deportivo es el primero en el Estado en cumplir los requisitos DALCO, que establecen parámetros que garantizan la accesibilidad universal en los campos del desplazamiento, la aprehensión, la localización y la comunicación.
A partir de ahora, el certificado tiene validez por tres años, aunque Aenor volverá cada año a comprobar “que siguen mejorando las condiciones de accesibilidad”, apostilló Emparanza. Por su parte, Figueroa se comprometió a seguir ofreciendo “soluciones a las necesidades de cada persona en el ámbito de la salud y el deporte, al margen de sus distintas capacidades” para continuar siendo “referencia en el ámbito de la inclusión social a través del deporte”.