Victoria Vera: "Ahora todo parece vulgar"
La actriz asegura que la Transición fue su mejor momento en el cine
Madrid - "Yo besaré tu boca". Ese empeño convierte a Salomé en su propia víctima en la historia de incesto y necrofilia pero también de erotismo y poesía que escribió Oscar Wilde y que supone el regreso de Victoria Vera a los escenarios tras 6 años ausente, un tiempo en el que ha visto al país, dice, vulgarizarse.
"Lo último que hice en teatro fue La decente, de Mihura, y mientras tanto he hecho recitales de poesía y estoy preparando una cosa de cine bellísima. Cuesta ser independiente cuando el país está lento, sobre todo en temas culturales, por eso hay que dar un paso al frente", asegura en una entrevista con Efe la musa de la Transición, su mejor momento, revela.
Para volver a escena, dirigida nada menos que por Jaime Chávarri, que también recupera el teatro tras Memento mori (2010), Vera ha querido a Wilde y a su Salomé porque, detalla, "es una obra tremenda, siempre maldita, pero es una tragedia con mucha poesía, una de las grandes que hay que hacer".
La actriz está encantada con el proyecto, que se estrenará en Castellón, en el Teatro Principal, el próximo día 29 para emprender luego una gira por España, porque lleva dos años preparándolo y, dado que es un proyecto privado, que produce Isidro Leyva, "ha costado mucho ponerlo en pie". Salomé, princesa judía, está inspirada en un personaje del Nuevo Testamento que vivió hacia el siglo I, y cuya historia es adaptada por Wilde para poner el énfasis en su desatino y su pasión por San Juan.
Chávarri y ella, dice, están "muy de acuerdo" en hacer al personaje diferente de cómo se ha presentado siempre, "apartarlo de esa onda de mujer fatal, de aislamiento y maltrato e insistir en lo místico". De hecho, la madrileña recuerda que Wilde siempre sostuvo que su Salomé dudaba entre lo místico y lo lujurioso. El destino, el fatum, el sino persigue a Salomé, y le llega "de una forma muy dramática, por el despecho por haber creído que le había llegado el amor, por eso intriga y conmueve". A su personaje, recalca, le sorprende la muerte porque "nunca piensa que su grave transgresión le va a costar la vida".
"Salomé, hija de Herodías, es no solo caprichosa, mimada y amoral, merecedora de morir por empeñarse en que el tetrarca de Judea, Herodes, le traiga en una bandeja de plata la cabeza de Juan el Bautista". Es una víctima de una familia con una madre que "ha colmado la tierra con su lascivia" y un padrastro, que es además su tío, que por verla bailando desnuda le promete lo que quiera.
Esa es precisamente la escena más famosa, la de la danza de los siete velos, que Richard Strauss en la ópera del mismo título convirtió en pura lujuria sinfónica, de una sensualidad desbordante, y que aquí coreografía Ricardo Cúe. "Es un baile bellísimo y he seguido sus indicaciones hasta el final porque es extraordinario", afirma.
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