donostia - Jorge M. estaba en casa de Leire Rodríguez la noche de su asesinato. La triangulación de la señal de su móvil le sitúa en el domicilio de su exmujer a la hora del crimen. La prueba requerida por los investigadores ha desvelado que aquella noche Jorge realizó una llamada telefónica al joven magrebí, también sospechoso de participar en este caso, aunque este no llegó a contestar.

La pasada semana, los agentes de la Policía Local de Bilbao y la Ertzaintza que están investigando el caso, solicitaron un permiso para proceder a la triangulación de la señal de los móviles de la víctima, así como de su exmarido y de un amigo de este. Su intención era saber si de alguna manera los tres pudieron coincidir en espacio y tiempo durante la franja horaria en la que suponen que se cometió la agresión mortal. Y es que, pese a que el cadáver de la joven fue localizado de madrugada en una cuneta después de haber sufrido un suspuesto atropello con fuga, la investigación de ambos cuerpos policiales terminó derivando en un caso de asesinato enmarcado en la violencia machista.

Los agentes creen que Leire fue asesinada en su domicilio y que posteriormente su cuerpo fue trasladado hasta la cuneta. Con esta línea de trabajo, el pasado viernes agentes de la Policía Científica vasca procedieron a un exhaustivo registro de la vivienda de la joven. La búsqueda dio sus frutos, ya que se llevaron muestras de sangre halladas en el baño, la entrada y las escaleras. Pero, además, los agentes también echaron en falta una moqueta que la joven tenía en el recibidor y que ha desaparecido; al parecer, sopesan que el cuerpo de Leire pudiera haber sido trasladado envuelto en ella para posteriormente ser abandonado en la carretera donde intentaron camuflar el asesinato atropellando delireveradamente el cuerpo de la víctima. Las pruebas forenses son determinantes y una herida en la base del cráneo detectada en la autopsia avala la tesis de un posible asesinato previo al atropello. En este sentido, los agentes habían mostrado su extrañeza de que el cadáver no hubiera dejado en la carretera una importante mancha de sangre fruto de los citados golpes. Pero, además, también sospechan que el asesino o asesinos de Leire pudieron cambiarle la ropa, ya que la que vestía cuando fue encontrada no estaba tan manchada de sangre como sugerían sus heridas.