donostia - Leire Rodríguez pudo morir en su domicilio de Ollargan, en Arrigorriaga (Bilbao), antes de ser traslada hasta la cuneta de La Peña, donde apareció su cadáver. Al menos, esta es la principal hipótesis que baraja la Policía Local de Bilbao y la Ertzaintza, encargados de despejar las incógnitas que rodean la muerte violenta de la joven vizcaina. Por ello, y según ha podido saber este periódico, agentes de la Policía Científica vasca realizarán hoy una exhaustiva inspección de la vivienda de la víctima en busca de pruebas biológicas que puedan determinar si realmente fue el escenario de su asesinato.
Mientras, la Policía Local bilbaina procedió ayer al registro del domicilio del exmarido, que sigue debatiéndose entre la vida y la muerte en el hospital de Cruces tras un intento de suicidio, y mantiene en sus dependencias al único detenido de este caso, un joven marroquí de 24 años al que todavía no le ha tomado declaración.
Las pesquisas policiales van estrechando el círculo en la búsqueda del autor o autores materiales del asesinato de Leire Rodríguez el pasado 8 de agosto, cuando su cuerpo fue hallado por una pareja tendido en una cuneta de la carretera que une los barrios bilbainos de La Peña y Buia. Leire había sido atropellada y abandonada en el arcén. La Policía Local de Bilbao asumió la investigación junto a la Ertzaintza, ya que en esos primeros momentos no se podía determinar si se trataba de un incidente de tráfico o de un asesinato. Desde entonces, ambos cuerpos trabajan conjuntamente en la investigación.
Los móviles Los agentes municipales acudieron ayer al domicilio de Jorge M., exmarido de Leire, para registrar la vivienda. Están tratando de localizar el móvil del hombre, ya que lo consideran un elemento clave en la investigación. Según determinaron, una vez conocida la muerte de Leire y cuando se le tomaron las primeras declaraciones, el exmarido de la víctima había mantenido una comprometida conversación a través de mensajes telefónicos con un joven marroquí que, finalmente, fue detenido el pasado martes. Ese mismo día, la Policía Local había requerido a Jorge que se personara con su coche en la comisaría de la Er-tzaintza de Erandio -donde se ubica la Policía Científica-. No acudió a la cita. Aquella mañana, Jorge salió de casa con la intención de suicidarse. Se cortó las venas y se arrojó a las vías del tren en Ollargan, donde fue arrollado por una unidad de mercancías. En estado crítico, fue trasladado al hospital de Cruces, donde continúa en estado de extrema gravedad. No llevaba documentación y tampoco el teléfono móvil, donde están registradas las citadas conversaciones.
Junto a ello, los agentes encargados de la investigación han solicitado al juez una autorización para triangular los teléfonos de la víctima y de los dos presuntos implicados en la muerte de Leire. Los policías saben que Jorge y su amigo detenido estuvieron en contacto aquel día.
Ahora, intentan averiguar dónde estaba cada uno de ellos para determinar si además de hablar, coincidieron en el mismo escenario que la víctima en la hora en que fue asesinada. Y también quieren saber dónde estaba la víctima. La triangulación requerida al juez, determinará si los tres teléfonos coinciden en hora y escenario con la misma antena de repetición, lo que significaría que tanto Jorge como su amigo estaban con Leire instantes antes de morir. Además, fijará el lugar en el que se encontraba cada uno de ellos.
Por otro lado, según ha podido saber este periódico, la policía ha descartado que Leire estuviera en la casa de su madre el día de su muerte. Esta primera versión trataba de explicar el porqué la joven iba andando de madrugada -sobre la una y media de la mañana- en la carretera. Al parecer, y tras una inspección de la vivienda de la madre de la víctima, los investigadores han determinado que no hay ningún indicio que indique que pudo estar allí ya que, además, la madre se encontraba fuera de Bilbao aquel día.
Violencia machista Por el momento, tanto la Policía Local de Bilbao como la Ertzaintza consideran que la muerte de Leire Rodríguez está clasificada como un nuevo episodio de violencia contra las mujeres. La víctima se había separado hacía unos meses de su marido, con el que tenía dos hijos de corta edad.
En Ollargan, donde residía la pareja, los vecinos no podían ocultar su estupor ante la posibilidad de que Jorge hubiera podido acabar con la vida de Leire. “Es muy difícil saber que hay detrás de esto”, explicaba ayer en estas páginas una vecina de los jóvenes. “Me cuesta pensar que Jorge esté majara, pero es que algo así no se hace”.
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En el Estado: 016.
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