40 años formando y creando trabajo
Gureak lleva cuatro décadas ofreciendo empleo a las personas con mayores dificultades del territorio. Su estilo empresarial ha marcado un hito en el Estado y se ha convertido en referente de la búsqueda de empleo para personas con discapacidad.
el desarrollo del Grupo Gureak en los últimos 40 años ha sido espectacular. Actualmente 4.800 trabajadores forman parte la corporación, que lleva entre nosotros desde 1975 y que se ha convertido en referente en todo el Estado en el modelo ocupacional de personas con discapacidad. De hecho, uno de cada 100 trabajadores actuales en Gipuzkoa pertenece a Gureak que, además, emplea al 11% de la población discapacitada de todo el Estado. Unas cifras nada baladíes, ya que entre este sector de la población, los datos de paro son realmente altos. “Un 10% por encima de la media”, afirma Iñigo Oyarzábal, director general de Gureak.
Sin embargo, llegar a estos volúmenes de negocio no ha sido un camino sencillo. Gureak surgió en 1975, fruto del convencimiento de un grupo de padres de personas con discapacidad de que sus hijos tenían las capacidades necesarias para formar parte del mercado laboral. “Atzegi, llamada entonces asociación pro subnormales de Gipuzkoa, estaba por aquel entonces intentando cubrir las necesidades básicas de estas personas. Empezó con la escolarización, pero llegó un momento en el que una serie de personas, que hasta ese momento habían estado escondidas en casa, tenían cubierta la etapa educativa y se apostó por sus capacidades para desenvolverse en el mundo laboral”, recuerda Jon Ander Arzallus, responsable del área de innovación.
De esta forma, Gureak fue dando pasos, a la vez que iba surgiendo una legislación de apoyo a la discapacidad. “Hay que pensar que Gureak nació antes que la Constitución española. Luego, en 1982 se aprobó la Ley de Integración de los Minusválidos y en 1985 se empezaron a desarrollar los servicios sociales de la mano del Gobierno Vasco. Para entonces Gureak ya llevaba diez años trabajando”, destaca el responsable de innovación, que recuerda que fueron años “muy en precario”. “Había tómbolas y cuestaciones de las de salir a la calle con la hucha para poder financiar parte de las necesidades de Gureak. Estaba todo por hacer”, apunta.
A partir de la década de los 90 la empresa comenzó a expandirse y diversificarse. Para entonces Gureak ya tenía catorce centros ocupacionales repartidos por toda Gipuzkoa, mientras que con el cambio de milenio comenzó a desarrollarse la diversificación de la actividad. “Se innovó en los procesos de acompañamiento de los trabajadores, se apostó por la creación de nuevos programas alternativos de ocupación, nuevas fórmulas de trabajo que no estuvieran ligados solo con la contratación por las prácticas, se fomentaron los programas de formación... La clave está en que las empresas puedan utilizar distintas fórmulas para contar con una persona”, explica Arzallus.
“El modelo vasco”
Pero además de todos estos esfuerzos, si algo ha determinado el camino que ha seguido Gureak ha sido su carácter empresarial, desde que se creó en 1975. “Desde el principio se enfocó como una empresa y cuando la gente llega aquí lo hace para trabajar”, remarca el director general de la firma, que celebra que este es precisamente el ADN que ha hecho de Gureak una entidad con la presencia que tiene y lo que la diferencia del resto de iniciativas de empleabilidad hacia los discapacitados que se dan en el resto del Estado. “Allí eran las propias asociaciones de familiares las que creaban secciones de empleo, pero el desarrollo ha sido mínimo en comparación con nosotros”, completa Arzallus. Y es que mientras Gipuzkoa representa el 6% de la población del Estado, emplea al 11% de la población discapacitada.
Esto, ligado al carácter industrial de un territorio como Gipuzkoa, ha impulsado la expansión. “Lejos de lo que pensábamos, es la sección industrial la que nos está haciendo crecer”, expone el director general. “Hace unos años, por ejemplo, decidimos meternos en el sector de la automoción, que es muy duro. Pero al dominarlo, nos estamos dando cuenta de que se nos están abriendo las puertas a otros sectores, como ascensores, elevación, eólico...”, celebra.
Sin embargo, la aventura de embarcarse en nuevos proyectos siempre es una decisión que se toma de manera pausada y corriendo el menor número de riesgos posible. “Para nosotros diversificar es muy importante, pero tenemos que hacerlo de manera sostenible. La mejor garantía de que el empleo se mantenga en el tiempo es que sea rentable y generemos un margen que nos permita reinvertir internamente. Y siempre teniendo en cuenta que, aunque lo más fácil sea tirar por las personas más válidas, el objetivo fundacional de Gureak es dar trabajo a las personas con mayor discapacidad”, sostiene.
Sin embargo, el peso del sector industrial también ha supuesto un hándicap para los responsables de la empresa, que están continuamente obligados a innovar y a buscar nuevos mercados. “En el sector de la automoción, por ejemplo, los proyectos son como mucho para cuatro años, con lo cual cada año hay que reactivar el 20% del trabajo de la división industrial”, explica Oyarzábal. “Ahora, por ejemplo, sabemos que el proyecto del cableado del Golf termina el segundo semestre de 2016. Lo bueno es que tenemos más de un año para reaccionar”, asevera.
Pese a todas estas dificultades, Gureak es plenamente solvente. “Podemos decir que no le cuesta dinero a Gipuzkoa. Si en 2013 recibió 33 millones en ayudas públicas, solo en impuestos pagó 33,5 millones, además de generar 55 millones en salarios, lo que se traduce en consumo”, valora Oyarzábal. “Eso sin tener en cuenta el coste que tendría para la sociedad tener a 4.800 personas desocupadas en casa”, añade Arzallus.
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