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“Buscar excusas para no donar sangre es bueno, significa que estás a un paso de hacerlo”

Sabin Urcelay pone voz a las inquietudes de la Asociación de Donantes de Euskadi y se erige en portavoz de un colectivo que hace posible la expresión más profunda de solidaridad y compromiso

“Buscar excusas para no donar sangre es bueno, significa que estás a un paso de hacerlo”

DONOSTIA - Héroes y heroínas de andar por casa, con la generosidad por bandera, los donantes de sangre ponen la vida en circulación. Sabino Arana Fundazioa ha premiado a la Asociación de Donantes de Sangre de Euskadi por hacer realidad el más hermoso y humanista de los lemas, donar vida. A través de este colectivo, los premios Sabino Arana reconocen a los miles de vascos y vascas donantes y su contribución a salvar vidas y ayudar a vivir mejor.

Les están premiando por un gesto sencillo y altruista pero muy comprometido con la sociedad.

-Además como en Euskadi es tan normal, casi no se le da valor. En el 80% del mundo esto no pasa y cuando alguien tiene una urgencia debe encontrar algún donante o incluso llegan a pagar. Hace algunos años sí ocurría que cuando alguien necesitaba sangre tenía que llevar un donante para reponer la sangre que le habían puesto. Afortunadamente aquí nadie piensa que cuando llega a un hospital cabe la posibilidad de que no tenga sangre.

En el Estado se han lanzado llamamientos porque las reservas de sangre habían caído mucho en Navidad. ¿En Euskadi no?

-El problema de la sangre es que caduca y que los diferentes componentes, el plasma, plaquetas y glóbulos rojos tienen una caducidad diferente. Las plaquetas, por ejemplo, caducan en cinco días. Son unas fechas típicas en las que aunque estés muy bien a principios de diciembre se te desequilibra la balanza entre el 24 de diciembre y el 6 de enero. También pasa cuando hay muchos festivos seguidos, hay una epidemia de gripe o la gente tiene más comilonas o bebe en exceso y quizá piensa mejor si dono cuando la sangre se haya limpiado...

¿Eso pasa?

-Sí claro pero eso de esperar a que la sangre se limpie es una leyenda urbana. Es cierto que en diciembre tradicionalmente las donaciones bajan y algunos componentes como las plaquetas no tienen muchas opciones para conservar y eso se nota. También puede haber problemas puntuales en grupos raros o poco frecuentes como el A negativo y el 0 negativo. Pero afortunadamente, como hay muchos donantes, haces un llamamiento específico sin necesidad de salir en los medios de comunicación, y solventas el problema. Además por estas fechas volvemos a ir a universidades, a empresas, y las reservas vuelven a su estado normal.

Parece fácil buscar excusas; no tengo tiempo, pierdo mucho hierro...

-Tenemos miedo, pereza... pero en el fondo eso de buscar excusas es bueno, aunque suene a paradoja, porque significa que estás a un paso de hacerlo. Me explico. El año pasado estuvimos en Colombia y allí, como en muchas partes del mundo, la gente no busca excusas porque ni se plantea donar. El hecho de que pongamos excusas es porque en nuestra cultura ya ha enraizado la idea. Así que cuando alguien no es donante te intenta explicar por qué. Y te dicen, por ejemplo, soy deportista y no dono porque me baja el hematocrito... Luego, nuestra labor es dejarles sin argumentos.

¿Cómo lo hacen?

-Solemos dar charlas a niños de once y doce años. Se les explica cosas cómo qué son los glóbulos rojos, cuánto miden, cuál es su función. Se les dice que una persona que necesita sangre se puede transfundir. Pues hay padres de familia que vienen a los tres días porque sus hijos se han puesto machacones y no tienen excusa para decirles por qué no donan.

Dice usted que razones para donar hay más de un millón y para no hacerlo no hay casi ninguna.

-Es que salvo la enfermedad y la gente con pánico a las agujas... no las hay. Si te dicen es que no tengo tiempo, mentira. En un año, dedicas tres tardes a donar y pierdes cada vez hora y media de tu tiempo. Si se quejan; es que pierdo glóbulos rojos, el cuerpo está habituado a reponer sangre, hace glóbulos rojos de manera permanente y cada 120 días cambiamos toda la sangre.

Puede haber gente con miedo a infectarse.

-Todo el material que se utiliza es de un solo uso y es totalmente seguro, todo el personal es profesional, médicos, enfermeras y todos saben perfectamente a lo que se dedican. Prácticamente no hay razones. Y si alguien tiene razones, lo que no tiene son argumentos para no colaborar. En Gipuzkoa estamos haciendo una campaña para que aunque no dones, hagas algo. Si eres maestro, explícalo a tus alumnos, si eres empresario, cede tiempo a tus empleados para que vayan a hacerlo...

¿Cuántas personas deberían ponerse la aguja en el brazo para donar y garantizar las reservas?

-Aproximadamente el 3% de la población vasca es donante, y si el 97% restante hace algo para que este 3% se sienta respetado y mimado, todo está solucionado. En Euskadi habrá entre 60.000 y 65.000 donantes activos. Dicen que para tener sangre asegurada es necesario entre 40 y 50 donaciones por cada mil habitantes. Si nuestros donantes pueden dar sangre entre tres o cuatro veces al año, según el sexo, aunque la gente se vaya de vacaciones, aunque tenga gripe etc., estaremos bien.

Es usted optimista. Sin embargo, las donaciones en Euskadi están a la baja desde el año 2009.

-La bajada de donaciones no es porque la gente se esté durmiendo en los laureles sino porque las necesidades están cayendo. Por un lado, cada vez se opera más pero se opera mejor, con mejores técnicas que permiten menos sangrado en las operaciones, cada vez hay más intervenciones en las que se reutiliza la sangre que se pierde en las hemorragias. Hace tiempo, a la gente se le ponía una bolsita de sangre cuando le daban el alta para ir con mejor color a casa... Esas cosas ya no se hacen. Todo en la transfusión está reglado y es estricto. Si mañana nuestras reservas bajasen mucho, la gente respondería.

Pero hay más demanda de plasma.

-Sí, ahora se está viendo que hay enfermedades degenerativas tipo Alzheimer, hipercolesterolemias familiares, gente con muchos acúmulos que se instalan en las arterias, en el cerebro y esos acúmulos van pegados a la albúmina, dentro del plasma. Por eso parece que las donaciones específicas de plasma van a incrementarse. Esto quiere decir que ya no te van a sacar la sangre roja a una bolsa para luego dividirla, si no que a través de una cámara sacamos una pequeña cantidad de sangre, se fracciona dentro de la máquina, te devuelven todo lo que no es plasma, te vuelven a sacar otros 150 y así en media hora se puede extraer medio litro a una persona, dejando el resto de su sangre intacta. Con lo cual podría llegar a donar una vez a la semana que no es lo que pretendemos. Pero es algo que ocurre en algunos lugares por parte de industrias de medicamentos que pagan por el plasma.

Los donantes vascos ya son veteranos. ¿La edad podría empezar a ser un problema?

-La respuesta es sí. Nuestro donante medio es mayor de 45 años pero también es muy fiel. Además teniendo en cuenta que se puede donar una media de tres veces al año y hay gente que ha llegado a donar 75 veces o más, es lógico que sean donantes veteranos. Afortunadamente la gente joven también se está incorporando. También es verdad que el joven es más inestable en cuanto a su permanencia. Empieza en la universidad y cuando la deja, hay un momento que se pierde y cuando se reorganiza en su vida, vuelve a donar.