Un décimo sobrenatural
UNA VIDENTE REVOLUCIONA DEBABARRENA AL PREDECIR QUE TOCARÁ EL | Gordo en el bar aterpe de mutriku por sus eguzkilores
todos en la costa de Debabarrena conocen el número 63.066. Es uno de los más buscados, sobre todo entre Mutriku, Deba y el municipio vizcaino de Ondarroa. Desde la Administración de Deba, una empleada cuenta que ha vivido en sus carnes una verdadera “psicosis” por los décimos de este billete. Resulta que “una mujer de Ondarroa que tiene visiones y suele acertar” vislumbró que tocaría la lotería “donde el eguzkilore”.
Casualmente, en Mutriku hay un bar con dos de ellos, el Aterpe. Una clienta del bar, que conocía el mensaje de la vidente, se acercó hasta allí y compró cinco décimos para ella y sus amigas. Estas se interesaron por el lugar donde los había comprado, y entonces se desató el boca a oreja y una avalancha de personas se acercaron al bar y a la Administración de Deba, que proporciona lotería al Aterpe, en busca de un décimo.
“Empezó a correr la bola de forma inimaginable. A la del bar le han quitado toda la lotería. Impresionante. Teníamos el número entero y afortunadamente se ha vendido todo”, apunta esta empleada mientras entra una señora al establecimiento que, efectivamente, pide el famoso número.
En Deba no pueden hacer otra cosa que modificar el primer número y conservar las cuatro últimas cifras, para mantener toda la suerte posible, ya que el décimo está completamente agotado.
Elisabeth Guimerans, propietaria del Aterpe, afirma que ha sido “una locura”. Dice que “todavía sigue viniendo gente” a pesar de que se ha visto obligada a colgar un cartel en la entrada del bar que indica que la lotería está agotada. “Una vez que salió el rumor no me dejaban ni trabajar en el bar. Venía la gente a por lotería como si fuese la administración”, apunta Guimerans. Cuenta que no todos los décimos se encontraban en Mutriku, sino que parte de ellos estaban en un municipio cercano donde casualmente también había dos eguzkilores. “En algo más de una semana vendí toda la lotería. Me lo quitaban de las manos. Me llamaban hasta cuando estaba el bar cerrado. Han localizado mi móvil y es una locura”, exclama.
A estas alturas, ya no queda ni uno y los habitantes de la zona están verdaderamente impacientes por que llegue el resultado. Además, confían en la suerte porque “en Mutriku nunca ha tocado”. Por si las moscas, la dueña del Aterpe no ha dudado en guardarse uno de estos décimos.
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