Los psicólogos hablan principalmente de “falta de información” que genera ansiedad en la población, pero también de hartazgo. En definitiva, de un “caldo de cultivo” generado por la crisis económica y social que ha convertido al ébola en la gota que ha colmado el vaso. Se junta además la incertidumbre, el miedo a la muerte, el temor a una enfermedad indiscriminada que “nos iguala a todos” porque no hace distinciones. Dicen que ni el sida, a comienzos de siglo, causó este efecto aterrador porque mucha gente no se sentía grupo de riesgo. El ébola nos expone a todos y no hay cura. Además, los políticos, en el punto de mira de la ciudadanía, no lo están arreglando.

Este periódico ha pulsado la opinión de varios profesionales de la psicología sobre esta sensación de histeria colectiva a la que parece que nos dirigimos. Al miedo ¿racional o irracional? que ha destapado esta enfermedad que apenas ha llamado a nuestra puerta. ¿Estamos todos locos? Sufrimos una paranoia?

“Se ha quebrado la confianza”

Juan Mari Urruzuno, experto de Cruz Roja en psicología de catástrofes, cree que “el estado de alarma actual “se da por muchas circunstancias, pero es que no ha habido ni un solo factor que haya apoyado la seguridad. Las cosas se han hecho mal desde el principio”, añade. En su opinión, “es lógico que la gente esté alarmada porque en definitiva está quedando en evidencia que no estábamos preparados para las repatriaciones y que las medidas de precaución adoptadas son muy pocas y eso ha destapado el miedo. El problema es que la sensación que ha percibido la gente es: aquí tengo la misma seguridad que a 10.000 kilómetros..., ninguna”.

Según Urruzuno, “lo peor ante una noticias de estas son los rumores, que se propagan muy rápido, y para frenarlos desde la Administración lo mejor es hacerlo de raíz, con información veraz. Pero aquí vemos que la información llega a cuentagotas y ahí han ganado terreno los rumores. Se ha roto la confianza y eso es muy difícil de recuperar. El sentimiento de inseguridad crece. Este miedo se produce, no tanto porque las personas tengamos miedo de contagiarnos, sino porque se han propiciado unas condiciones en la que la información que se maneja no es buena y las decisiones que se han ido tomando tampoco parece que hayan sido las mejores, lo que nos ha llevado a ese estado de inseguridad”, opina. “Lo que tiene el ébola, a diferencia de otras alarmas sanitarias, es que nos iguala a todos. Hace 30 años, con el sida, mucha gente decía: no soy homosexual ni drogadicto y no me va a tocar. Y con las vacas locas podías evitar comer carne? Pero con el ébola no sabes. Y las medidas para combatirlo son tan básicas... cloro y agua; es lo mismo que teníamos para la peste hace 100 años. No ha habido un medicamento que funcione y eso nos sitúa ante algo desconocido”.

“Ha habido un contagio de emociones”

La psicoanalista Ana María D’Amato introduce otro elemento. El de la percepción de una nueva injusticia por parte de la sociedad. “Se ha producido un contagio de emociones y sentimientos. ¿Por qué? Creo que hay una cierta empatía o un sentimiento en común. Por un lado, la gente siente y vive esto como una injusticia, en el sentido de que no ha estado bien cuidada la población, de que no ha habido una correcta actuación para sentirse segura; y por otra parte, está el miedo a la muerte, a algo sorpresivo que pueda provocarnos un daño irreparable a la salud... porque el ébola está hoy por hoy unido a la muerte”, precisa.

¿Pero estamos ante una histeria o psicosis colectiva? “Sí? Bueno, yo no diría por ahora porque todo es muy reciente. Creo que es algo que nos ha cogido sorpresivamente y nos ha traumatizado y en la medida que lo podamos entender, creo que llegará la calma de forma grupal a la sociedad, que aún lo ve como una injusticia más”.

¿Y la crisis? ¿Influye en todo esto? “Yo pienso que sí ha influido la crisis. La gente se ha sentido golpeada con la crisis en una forma y unas dimensiones de tanta duración, de tanta intensidad, que no esperaba. Pasar de un estado de Bienestar a esta situación fue un golpe para la gente, que ya está con los nervios a flor de piel y si le das otro golpe como este, se pone fatal. No diría que el factor crisis es el determinante, pero ha influido la predisposición de la gente, que viene ya dolida, traumatizada por la crisis”.

“La masa se ha quedado sin líderes”

María Otalora, especialista en intervención y la ansiedad del estrés en la clínica Zuatzu de Donostia, hace hincapié en el contexto en el que se está dando esto: “Una crisis social y económica en la que hay una desconfianza absoluta en lo que se está diciendo. Esto tiene mucho también que ver en la reacción que está teniendo la sociedad”, apunta.

Según esta psicóloga, “existe un caldo de cultivo: si hablamos de la psicología de las masas, la masa sigue a un líder, y a este se le supone una credibilidad. ¿Cuál es el problema ahora mismo? Que no tenemos un líder de opinión. Los medios de comunicación cada uno dice una cosa y los políticos están con la reputación por los suelos, desnaturalizados en su papel de líder natural. Y cuando no hay un líder, la psicología patológica de la masa se apodera de todos”.

“En mi opinión -añade Otalora-, lo que están transmitiendo las autoridades es ambigüedad y eso nos lleva a la incertidumbre, que vuelve al sujeto más influenciable. Incluso genera alarma lo que no se dice también”, explica.

“Están saliendo todos los sentimientos más inconscientes y mucha gente está diciendo barbaridades tremendas en las redes sociales. Toda esa gente ya está dominada por la masa. La cuestión es cómo hacer para que uno no se identifique con todo eso a lo que le lleva la alarma. Pero no solo la alarma, sino también los rumores, las distintas opiniones, el bombardeo de información, incluso el sentimentalismo... ¿Cómo hacer para no entrar en esa espiral?? Porque en realidad es muy difícil escapar de ella. Los políticos deberían tratar de hacer un discurso un poco más construido para calmar a la masa”.

“La incertidumbre genera ansiedad”

Javier Madina es especialista en terapia cognitiva y conductual y apunta en la misma dirección que sus compañeros. En su opinión, en el caso del ébola “convergen diferentes factores que han derivado en este fenómeno de pánico generalizado: Todo el mundo se pregunta ya en qué pasa si vas en el metro y te estornudan al lado?

Madina pone el foco en el déficit de información por parte del Gobierno. “Por un lado, está el tema de la falta de información. Normalmente las situaciones que generan ansiedad en personas tienen que ver con la incertidumbre. Cuando no tenemos certidumbre de lo que va a pasar, no tenemos control sobre la situación y eso nos genera ansiedad. Y aquí se dan esas circunstancias. No conocemos bien de qué se trata la enfermedad porque por mucho que dicen no se ponen de acuerdo. Está claro que si han intentado transmitir tranquilidad no han acertado en absoluto porque la sensación es que los responsables improvisan y luego la gente tiene muy poca fe en los políticos y lo que dicen”, asegura.

Pero es mucho más que una mala gestión de la información. El ébola no discrimina. “Incluso con el sida, que generó una psicosis a finales del siglo pasado, había que tener un intercambio de fluidos a través del sexo o jeringuillas. Tenías que pertenecer a un grupo de riesgo o llevar a cabo una serie de prácticas consideradas de riesgo para poder contagiarte y mucha gente pensó: A mí eso no me compete, no me va a pasar nunca. Con el ébola no hay ese filtro. Y luego es cierto que la visualización de la sintomatología, los detalles sobre la enfermedad y el hecho de que los medios se han cebado con todas las irregularidades que se han producido? Todo eso es un caldo de cultivo para que se genere una gran incertidumbre y la incertidumbre genera ansiedad”.

¿Pero estamos en una psicosis? “Desde el punto de vista psicopatológico la psicosis es un trastorno grave psicológico en que una persona pierde el contacto con la realidad. Se asocia mucho con un trastorno que es la paranoia, que normalmente tiene delirios de persecución, que corre un grave peligro. Pero claro, todo está en su cabeza. La gente está mirando a todos los lados, por eso se habla de psicosis”.

Según Madina, “si esto no va a más todo el mundo se tranquilizará en poco tiempo y las cosas se pondrán en su sitio, pero no cabe duda de que si en los próximos días aparece alguna persona de Madrid contagiada que estuvo en contacto con la auxiliar, pues la paranoia se va a multiplicar por cien y la gente se asustará más todavía. Al final serán casos contados pero la sensación de epidemia o pandemia se va a tener a poco que salgan algunos casos más”, concluye.