donostia - El Gobierno marroquí dio una orden el pasado fin de semana para que se permitiera salir a la mar, sin trabas y durante 48 horas, a cientos de inmigrantes que ansían alcanzar Europa. Así, nada menos que un millar de ellos, en ínfimas y vulnerables lanchitas neumáticas, se agolparon por el Estrecho en busca de la tierra prometida: el mismo número que a lo largo de todo 2012, según datos de Cruz Roja. El delegado en el Campo de Gibraltar de la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía, Andrés de la Peña, subrayaba ayer a este periódico el “gran riesgo que corrieron todas esas personas: podían haber muerto a cientos con un mal golpe de viento, si el mar no hubiera estado en calma”.

La APDHA lleva muchos años recordando la precaria, inhumana y preocupante situación de tantas personas que van huyendo de sus conflictos, generalmente de países subsaharianos, y que son engañados o chantajeados sin escrúpulos por bandas organizadas, que les sacan de la costa marroquí incluso por 600 euros por persona. Pero lo de esta semana “ha tenido una proporción desmesurada”, consideraban las fuentes consultadas por este diario, quienes coinciden en suponer que Marruecos ha querido dar “un golpe de efecto”. “Con el tiempo sabremos qué quería Marruecos, pero suele utilizar la inmigración como negociación política con sus interlocutores, por ejemplo, de la Unión Europea”, indicó De la Peña.

Salvamento Marítimo, como acostumbra, ha estado rescatando del mar a cientos de personas que transitaban en balsitas. Ayer, el patrón del Alkaid, Israel Díaz Aragón, alcanzó a decir a este periódico que estaba desbordado por la actividad constante de rescate, que ha atraído a medios de comunicación de todo el mundo. Pero desde la APDHA saben que la llegada de inmigrantes en pateras a la costa gaditana no es una novedad, que hay un “chorreíto” permanente, acrecentado en verano por la calidez de las aguas.

En el caso de Cruz Roja Española, se ha visto obligada a reforzar en una acción de emergencia inusual la atención a los africanos que llegaban a tierra, generalmente con casos de hipotermia y necesidad de atención “humanitaria y sanitaria”, explicó ayer Miguel, responsable de Cruz Roja de Cádiz, quien tenía la satisfacción de que “no ha habido muertos ni heridos graves en esta ocasión”, y de que Cruz Roja “ha sabido reaccionar a pesar de la excepcional dimensión de la situación”.

Hasta 500 agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil han sido desplazados a Melilla, Algeciras, Ceuta y Tarifa, zona de recepción de esta avalancha, para poder supervisar la situación y realizar los procedimientos legales. “Ahora disponen de 72 horas para identificar las nacionalidades y la identidad de estas personas. Con asistencia letrada, se determinará si ingresan en un CIE -Centro de Internamiento de Inmigrantes- o si son derivados a alguna asociación, etc. La actividad de Salvamento Marítimo, Cruz Roja y Guardia Civil está siendo imparable”, describía ayer De la Peña. A los problemas que suelen darse en estos desplazamientos en pateras, tras haber sufrido otras vejaciones en su tránsito por África, se une que en esta ocasión hay algún africano albino, lo cual puede dificultar su supervivencia, pues muchas culturas africanas los denostan e incluso sacrifican, recordaba ayer De la Peña.

‘Aviso a navegantes’ Rosa, de ACNUR, corroboraba ayer su impresión de que Marruecos ha podido querer lanzar un aviso a navegantes con esa “disfunción” de la que hablaba el ministro Mohamed Asad, y puntualizó que eso afecta a la valla de Melilla, donde, al igual que en la costa marroquí, las fuerzas de seguridad no tomaron medidas durante esas 48 horas de margen que lanzó el Gobierno de Rabat. “La situación va a ser complicada a partir de ahora en Melilla, va a haber mucha presión”, coincidía Rosa con Ándres, pues le preocupan las repatriaciones a países en conflicto, como Sudán del Sur, donde la esperanza de vida de estos migrantes es escasísima.

También recordó cómo el miedo al ébola está originando que los agentes de policía estén temerosos a la hora de atender a los inmigrantes llegados a Cádiz, y que están tomando medidas de seguridad extra. Miguel, de Cruz Roja, puntualizó ayer que “no tiene que haber temor al contagio, pues es muy difícil si se toman las medidas preventivas habituales. Además de que está activada la alerta de emergencia, muchas de estas personas salieron hace años de sus países”, y han ido errando hasta dar con quien les cruzara el Estrecho de Gibraltar.

Las ONG recuerdan que la periodista Helena Maleno, que escribe desde Tánger sus crónicas humanitarias, y suele recoger llamadas de las propias pateras, verificó el anuncio del Gobierno marroquí de “no controlar sus fronteras” durante 48 horas, y cómo vio a gendarmes “con los brazos cruzados” mientras algunas lanchas volcaban.

800 muertes. ACNUR había lanzado una información el pasado 24 de julio advirtiendo que más de 800 personas habían muerto en el Mar Mediterráneo en lo que llevamos de 2014. Sólo en 10 días habían fallecido 260, “muchos de ellos buscando seguridad y huyendo de conflictos o guerras civiles”.

El director de Amnistía Internacional-España, Esteban Beltrán, denunció ayer “expulsiones ilegales” por parte de las autoridades españolas, así como la desprotección de aquellos que podrían estar huyendo de abusos de derechos humanos en sus países de origen.