arrasate - La comarca de Debagoiena, y especialmente Arrasate, el epicentro del terremoto Fagor Electrodomésticos, vive estos días “esperanzado” pero con reservas las noticias relativas a Fagor Electrodomésticos y la adjudicación de sus activos al grupo catalán Cata, que según afirman varios cooperativistas, “era el preferido de la gente en el pueblo”. Los nuevos propietarios tienen previsto reanudar la actividad de las plantas a partir de octubre y buscan 705 trabajadores.

Renqueante aún del “golpe moral” que supuso la quiebra de Fagor Electrodomésticos, Arrasate, “que ha sido un pueblo de mucho nivel”, según reconocen algunos, ha perdido la pujanza que le caracterizaba.

Entre los vecinos de esta localidad de 22.000 habitantes se entremezclan sensaciones de “alivio”, “esperanza” y “cautela”. Algunos afirman que el pueblo sigue conmocionado. Que la quiebra fue un “shock y desde entonces nada es lo mismo”. Incluso que el pueblo “está muerto”. Otros creen que el golpe fue “más moral que económico” y que “el nivel de vida, salvo para quien ha perdido el empleo, sigue siendo bueno”.

Aunque pocos dudan en calificar de “buena noticia” la adquisición de los activos de Electrodomésticos Fagor por el grupo catalán Cata, la prudencia está instalada entre los vecinos de esta localidad, cuna del cooperativismo.

“si hace falta, nos apañamos” En la puerta de Lanbide de Arrasate dos hombres toman referencias de algunas ofertas. Se trata de José Mari Pérez y Marcos Cacheiro, de Bergara. Acaban de darse de alta en Lanbide después de que su empresa durante más de quince años, Construcciones Galdiano, formalizase esta semana los despidos de “37 trabajadores: cuatro o cinco somos de Bergara”, afirma José Mari Pérez.

La adjudicación de los activos de Fagor a Cata es también para ellos una opción que “nunca hay que descartar”. “Aunque nuestro caso es diferente porque venimos de la construcción, si nos tenemos que apañar, nos apañamos. Semejante cantidad de empleo siempre viene bien para la juventud de aquí, porque ahora mismo no hay nada en ningún lado. Es una buena noticia”, añaden.

A ambos les parece “normal” que tengan preferencia exsocios de Fagor que no pudieron ser reubicados y trabajadores por cuenta ajena de Grumal de Azpeitia, por ejemplo, pero creen que también “habrá oportunidad para otros”.

“a ver cómo responde el mercado” Ya en el casco antiguo, muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, nos encontramos con Joseba Ugalde, cooperativista jubilado que fue presidente del consejo social de Copreci. Ha seguido el caso Fagor y conoce bien el sentir de sus convecinos: “En principio la sensación es buena pero hay que ver, cuando empiece la producción, cómo responde el mercado hacia ellos”. Ugalde se refiere a lo trascendido de las negociaciones que han tenido con LAB y ELA, “de aprobar por lo menos el convenio del Metal y no aplicar la reforma laboral. Eso me parece interesante. Pero la realidad del mercado es la que es y hay que ver lo que da de sí”, apunta.

Ugalde valora que la empresa Cata “pretende mantener lavadoras, lavavajillas y frigoríficos, que no se consideraba que se podía mantener aquí. En principio los argelinos (Cevital) no iban a coger eso. La noticia es buena pero lo que pasó con Fagor fue muy fuerte. Creo que paralizó a la gente en un momento determinado. Fue un shock”.

Su esperanza es que este impulso al empleo anime un pueblo que “ahora está muerto. Ya había bajón con la crisis, pero esto lo ha agravado. Psicológicamente afectó mucho. Los que no pudieron ser reubicados y están sin trabajo se sienten aliviados, pero también enfadados con aquellos de arriba...”, apunta Ugalde en referencia a Corporación Mondragon.

Koldo Etxeberria, otro veterano trabajador de Copreci, se muestra contento con la adjudicación de los activos de Fagor a Cata. Tras 42 años en la cooperativa y pendiente de jubilarse el próximo año, conoce a mucha gente que perdió su trabajo en Fagor y considera que “semejante cantidad de puestos de trabajo (los 705 que activará Cata), es una buena noticia. Todos en la calle pensaban que la mejor opción era Cata y en ese sentido la gente está contenta”.

Más adelante, un grupo de trabajadores de otra cooperativa comparten su visión con NOTICIAS DE GIPUZKOA en el poteo previo a la comida con la que celebran la llegada de las vacaciones. “De primeras, si se cumple lo que se dice, es bueno para el pueblo. Pero lo de Fagor ha sido un golpe duro y la gente está a la espera. La sensación generalizada es de alegría contenida y a ver qué pasa. Todos tenemos algún familiar que trabaja en Fagor. Algunos se han reubicado y otros no, pero más que económico, el golpe ha sido moral”.

bajón en la hostelería Félix Arrospide trabaja en el bar Okorotegi de la plaza Juan Guerra. Desde el día a día con los clientes, este vecino de Arrasate cree que la adjudicación de los activos de Fagor a Cata “está muy fresca y la gente aún lo está digiriendo”. Lo que sí ha detectado es que “desde que se cerró Fagor Electrodomésticos, el alterne y el comercio ha bajado en picado. Ojalá con esto empiece de nuevo a recuperarse”.

Jimmy Alonso, también profesional de la hostelería, confirma este extremo. “La gente se gasta menos que antes, aunque gracias a que tocó el Gordo de Navidad eso ha ayudado y algunos siguen muy bien”.

Junto a él y su hija Haizea, Marisol Garai, una vecina de 73 años, confirma que Arrasate “ha sido un pueblo de mucho nivel, donde presumimos de no presumir. Lo que pasa aquí no pasa en ningún sitio. La gente de más nivel del pueblo puede codearse con cualquiera y, por ejemplo, un alto cargo de la Corporación potea a diario con un trabajador de Fagor. Pero esa gente con la que se mezcla, a fin de mes se llevaba a su casa un buen sueldo de las cooperativas y eso le solucionaba. Ahora eso puede cambiar. El agujero que estaban haciendo en Fagor no lo paga la caridad”, zanjaba.