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La fosa de los gudaris marcada por el ADN

30 FAMILIARES DE LOS soldados DE LA BATALLA DE SAN MIGUEL VISITAN EL LUGAR DONDE SE EXHUMARON CUERPOS EN ELGOIBAR

La fosa de los gudaris marcada por el ADNFoto: Ayuntamiento de Villabona

Familiares de los gudaris de la batalla de San Miguel llegaron ayer a poner sus pies allí donde en 2012 se exhumaron cuatro cuerpos de sus parientes en Zirarzamendia, Elgoibar. Antes, en autobús, realizaron el recorrido que hicieron aquellos soldados de las compañías Garaizabal y Zubiaurre del batallón Arana Goiri 1 en septiembre de 1936. Es decir, viajaron en autocar desde el Patronato de Bilbao hacia Aiastia (San Miguel), atravesando Atxuri, Durango, Eibar, Ermua, Mallabia, Trabakua, Markina y Urkaregi. La productora Baleuko fue grabando impresiones de los familiares de aquellos gudaris que consiguieron con sus fusiles polacos retener avance del golpista Mola y garantizar la constitución del Gobierno Vasco del lehendakari Aguirre. Algunas de esas grabaciones integrarán un documental que se estrenará en septiembre en Elgoibar y llevará por título Goazen gudari danok.

Los familiares de los “gudaris inexpertos” llegaron al frontón de Aiastia Un centenar de personas escuchó las palabras del alcalde de Elgoibar, Alfredo Etxeberria, donde dejó patente la apuesta municipal por este documental y otros actos a celebrar en septiembre y su agradecimiento a Elgoibar 1936, a la Sociedad de Ciencias Aranzadi y a la UPV/EHU. El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados Aitor Esteban coordina un libro sobre la batalla de San Miguel. Él es familiar de uno de los gudaris muertos identificado gracias al ADN por Biomics de la UPV/EHU, firma ayer presente. Una y otra vez se recordó cómo uno de aquellos gudaris, José María Otxoa de Txintxetru acudió en 1982 a exhumar “como pudieron” seis cuerpos que no se identificaron en una fosa que recordaba dónde estaba. Lugareños confirmaron que José María también acudió al lugar una primera vez en 1952. Cerca de allí, gracias a las indicaciones de Bittor Agote, los expertos de Aranzadi exhumaron cuatro cuerpos hace dos años. Los gudaris presentaban “fracturas craneales perimortem”, según el informe de Aranzadi, es decir, tenían un tiro en la nuca. Biomics pudo identificar por ADN a dos: Sabin Atutxa Olabarri y Eusebio Gaubeka Gibelondo, de la compañía Garaizabal.

Aitor Esteban es familiar del identificado Sabin Atutxa. “Este batallón es el único que estuvo en San Miguel y en Elgeta. Y, una compañía del mismo, Kortabarria, fue quien extendió el himno Euzko Gudariak”, enfatizó. El forense Paco Etxeberria, de Aranzadi, también agradeció a Agote su aportación: “Mi padre vio cómo los requetés les mataban a esos cuatro. Fue a enterrarles y fue quien señaló toda la vida dónde estaban”. De otro caserío es Paquita Bernedo, de 89 años “Estuvimos tres días sin salir de la cuadra. Hasta que vinieron los navarros (los requetés) y vimos cómo uno que traían enfermo se murió allí. Revisaron la casa y la requisaron. Mi tío se opuso a algo y recuerdo que le dijeron “te voy a matar aquí mismo”. Se enterraron a muchos en diferentes sitios”, dice Paquita.

Jesús Atutxa, hermano del gudari hallado Sabin Atutxa, subrayaba mientras subía al frontón: “Tenía 12 años cuando mataron a mi hermano. Estaba en Villaro (Areatza). Lo recuerdo todos los días. Nos llamó el alguacil para darnos la mala noticia. Estoy aquí para reivindicar a mi hermano y a todos los que como él lucharon y murieron por Euskadi”, manifestó.

Según Aitor Esteban el 25 de septiembre de 1936 murieron, al menos, trece jóvenes gudaris originarios de Leioa, Erandio, Mungia, Getxo, Barakaldo, Santurtzi, Portugalete y Bilbao. Nombres como Sabin Atutxa Olabarri (Getxo), Eusebio Gaubeka Gibelondo (Leioa) -ambos identificados-, Juan Agirre Bilbao (Erandio), Félix Arbulu Bilbao (Santurtzi) y José Ramón Pellejero Esnaola (Abando). Del autobús bajó el nieto de Arbulu a quien pusieron el mismo nombre del asesinado. “Siempre se ha sabido en casa y se ha vivido de una forma natural. En las primeras excavaciones ya apareció documentación suya. Mi padre, hoy muerto, se emocionó al poder saber por dónde estaba su cuerpo. Le hubiera hecho mucha ilusión haber estado hoy aquí”.