Donostia.- Moha, un niño senegalés de seis años, es especial, pero no por padecer una enfermedad rara que afecta a una de cada 120.000 personas, sino por sus inmensas ganas de aprender, adaptarse, y de superar el dolor con alegría. Así lo demuestra con su sonrisa contagiosa durante la entrevista en el Hospital Universitario Quirón, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Nos recibe con gran curiosidad y en seguida se instala detrás del visor de la cámara de televisión y comienza a jugar con el zoom, con cara de duendecillo travieso. Moha aprende rápido, muy rápido, según su padre de acogida, el bilbaino David Fernández, quien asegura que, en menos de un año, el niño ha aprendido español y euskera. El pequeño senagalés llegó a España en marzo del año pasado gracias al programa Viaje hacia la vida de la Fundación Tierra de Hombres para ser tratado de epispadias extrofia vesical, una malformación urológica bastante infrecuente. Mientras el doctor que le ha operado, el cirujano y urólogo pediátrico Pedro López Pereira, explica el proceso quirúrgico al que ha sido sometido, Moha mantiene sus grandes ojos abiertos, escucha atento y desde luego no pierde palabra. López Pereira señala que corregir el epispadias del niño mejorará su calidad de vida, ya que le permitirá de adulto mantener relaciones sexuales con normalidad y poder así tener hijos en un futuro.

"En otras patologías que hemos examinado, la situación no era muy compleja pero había dificultades por el ambiente en el que vivían. Recuerdo el caso de un niño, que vivía en África, al que habían dado por desahuciado y que iba a abandonar en la selva. En realidad, comprobamos que era una malformación congénita que tenía cura. La intervención de la Fundación Tierra de Hombres nos permitió rescatarlo salvándole de una muerte segura.. Es dramático", añade del doctor. A Moha le quedan aún algunas intervenciones, porque deben corregirle totalmente la uretra y, posteriormente, solucionar su incontinencia urinaria. Pero al pequeño senegalés no parece preocuparle mucho todo ese periplo quirúrgico que todavía le espera y camina con paso firme y decidido por los pasillos del Hospital Universitario agarrado de la mano de su "padre de acogida". David aclara que el mérito es principalmente de su mujer, Ibone, que "es la que siempre tiene niños rondándole en la cabeza". Moha cuenta que del colegio lo que más le gusta es jugar al fútbol con sus amigos y se declara ferviente seguidor del Athletic de Bilbao. El pequeño regresará durante una temporada a Senegal para ver a su familia y después volverá a España para terminar de ser tratado en el Hospital Quirón de Pozuelo de Alarcón. En el futuro, cuando concluya todo el proceso quirúrgico, según el doctor Pedro López Pereira, no necesitará grandes controles, sino unas revisiones rutinarias.