Bermeo se llevó la peor parte
Las olas abrieron dos grandes boquetes en el rompeolas y cinco lonjas sufrieron daños El temor ante la pleamar de la tarde se saldó finalmente sin consecuencias porque la altura del oleaje descendió
bermeo. La rotura de dos grandes tramos en dos de los espigones que protegen el puerto de Bermeo propició ayer que se produjeran numerosos daños en la villa costera pero, sobre todo, que se creara una situación de alarma ante la pleamar de la tarde. Finalmente, sin embargo, no hubo que lamentar más desperfectos gracias a las labores que se llevaron a cabo durante la mañana para reforzar el rompeolas pero, sobre todo, a que la altura de las olas descendió de manera destacada.
Afortunadamente, no hubo que lamentar ninguna desgracia personal durante la jornada, si bien un trabajador de una de las lonjas de la zona de Frantxua, que quedaron a merced de los embates de las olas tras derrumbarse un tramo de medio centenar de metros de espigón, permaneció aislado durante algunas horas al anegar el agua el local en el que se encontraba trabajando.
Tanto este empleado como el resto de la localidad se vieron sorprendidos por la virulencia del mar que, si bien había sido convenientemente anunciada, nadie esperaba que el espigón se llegase a partir. Y menos con tanta rapidez, ya que, según los vecinos, se vino abajo sobre las 5.30 de la mañana. Primero el de Frantxua y más tarde el que guarda el puerto interior, con un boquete de unos 20 metros, por el que las olas se colaron llegando a hundir ocho embarcaciones, produciendo daños, además, en varios pantalanes.
En un primer análisis de los desperfectos, la alcaldesa de Bermeo, Idurre Bideguren, además de los ya mencionados, amplió los daños al espigón exterior, mobiliario urbano y "otras zonas costeras más allá del puerto, como Aritzatxu, Arribola, o San Juan de Gaztelugatxe, cuyo acceso está cerrado al caer una parte de las escaleras", añadió.
Los boquetes en los rompeolas dejaron "la puerta abierta al mar", como expresó la primera edil bermeotarra, por lo que los esfuerzos de las autoridades se centraron durante la mañana en tratar de cerrar, a contrarreloj, la herida abierta. "La cercanía de las obras de la variante ha facilitado que la empresa que las ejecuta haya trasladado con rapidez varias excavadoras y grúas y estamos tratando, en la medida de los posible, de taponar el hueco. Aunque sabemos que se va a volver a inundar", explicó la directora de Infraestructuras del Gobierno Vasco, Almudena Ruiz de Angulo.
Hasta el puerto bermeotarra acudió el lehendakari Iñigo Urkullu, que, tras ser debidamente informado de la situación, advirtió de la importancia de que la gente "respete las medidas preventivas. El mar puede ser espectacular, pero al igual que hacen los arrantzales, en estos casos hay que resguardarse y no asumir riesgos". Junto al Lehendakari, también estuvieron la consejera de Seguridad Estefanía Beltrán de Heredia, el portavoz Josu Erkoreka o el Diputado General José Luis Bilbao, entre otras autoridades.
En las labores de reparación y de prevención colaboraron varias dotaciones de bomberos, Protección Civil, Ertzaintza, Policía Municipal, Cruz Roja y la Dirección de Puertos, que coordinaron a los trabajadores que operaron con la maquinaria. Los bomberos trataron de rescatar la decena de pequeñas embarcaciones que se hundieron en el puerto interior, aunque debieron dejarlo por la falta de grúas adecuadas.
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