donostia. "Hemos sufrido una situación de terror que de virtual tiene bien poco". Los componentes del grupo musical Delorean están destrozados y sus familiares solo piden tranquilidad para que retomen de nuevo las riendas de sus vidas. Los jóvenes tienen previsto regresar hoy a sus domicilios de Zarautz, a más tardar mañana, tras la cancelación de una gira que debía concluir en Japón el 1 de diciembre y que ha tenido que ser suspendida inesperadamente. El secuestro les deja una huella que tardará en borrarse.

"Las amenazas de muerte eran absolutamente reales debido fundamentalmente a la manipulación psicológica de la que son capaces los captores, auténticos profesionales del secuestro". Los músicos remitieron ayer a última hora un comunicado en el que reconocieron "la experiencia difícil" que les ha tocado vivir, y agradecieron la eficacia policial. "Tenemos que exculpar a este maravilloso país (en relación a México) que tan bien nos ha tratado siempre", declararon los componentes de la banda, que pidieron respeto a su privacidad al tiempo que desearon que "ninguna otra persona pueda convertirse en víctima".

Según pudo saber este periódico, los músicos suplicaron permanentemente a sus familiares durante el secuestro. "¡Por favor, pagar para que nos liberen ¡Por favor, hacedlo!". Pedían una y otra vez que hicieran cuanto estuviera en su mano para que cesara la pesadilla. Ni siquiera llegó la calma cuando la Interpol accedió al hotel de ciudad de México DF donde se alojaban. Los agentes no sabían en esos instantes si estaban ante los secuestradores o sus víctimas. Ubicados en habitaciones separadas, fueron encañonados con una metralleta. La Policía apuntaba a sus cabezas en unos momentos de desconcierto.

Cuando se levante el secreto de sumario decretado por la Audiencia Nacional, los componentes del grupo valorarán si ofrecen una rueda de prensa para explicar con detalle lo ocurrido. Entretanto, el estremecedor relato de Fernando Lopetegi, padre del bajista y cantante del grupo, permite advertir el horror. "Me ha tocado oírles permanentemente suplicar que pagáramos el rescate. El terror de virtual no tiene nada. Como decimos en euskera, ahora mismo están txiki, txiki eginda (psicológicamente destrozados)".

Tanto los familiares como los diferentes cuerpos policiales que intervinieron en el operativo decidieron que fuera Lopetegi el interlocutor válido con los secuestradores.

Tras la durísima experiencia, el zarauztarra se ha tenido que someter a un chequeo médico por recomendación de la Policía, que le ha visto muy afectado. "No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Hasta a mi peor enemigo le libraría del horror que hemos vivido", asegura.

La pesadilla comenzó a las 7.42 de la mañana del lunes. Al padre del músico se le encogía el corazón por las súplicas del grupo y, al mismo tiempo, le sacudía un pavor indecible con cada una de las amenazas que llegaban de la banda criminal. "Te vamos a mandar a tu hijo en trocitos. Te voy a despedazar; me chingo a tu puta madre...". La pesadilla concluyó a las 15.11 horas del martes, cuando se produjo la última llamada del secuestrador. Fue el último insulto que recibió Lopetegi de los secuestradores. Para entonces los chicos llevaban hora y media liberados.

hacia el aeropuerto Los integrantes del grupo abandonaron ayer el hotel donde estaban registrados tras su liberación y se dirigieron al aeropuerto con la intención de regresar a sus hogares, una vez cancelada la gira. El gerente que acogió en su establecimiento a los músicos dijo que los "sacaron por la puerta de atrás", en un ánimo de mantener la discreción tras el episodio tan duro que han vivido. La misma fuente indicó que los músicos se encontraban en ese momento "tranquilos", y dieron las gracias varias veces a los agentes policiales que los acompañaban.

Atrás quedaba un infierno que se prolongó durante más de 30 horas, con el macabro telón de fondo del ruido de motosierras que ponían los secuestradores para hacer más creíbles sus amenazas de muerte. Las familias, al menos, estuvieron asesoradas y arropadas permanentemente. Miembros de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional se desplazaron desde Madrid a las dependencias de la Er-tzaintza en Oiartzun. Las familias agradecen el apoyo recibido también por parte de la Policía federal de México, de las máximas autoridades del país azteca y del FBI.

Pero Ekhi Lopetegi, Unai Lazcano, Guillermo Astrain e Igor Escudero, los componentes del grupo, no pueden decir lo mismo. Fueron objeto de mensajes intimidatorios constantes: "No apaguéis la luz, que os vemos. Encended la luz. No cerréis la cortina; abrir la cortina...". Las llamadas se producían cada media hora, a lo sumo una hora.

Al parecer, los secuestradores se disfrazaron de vigilantes y les engañaron para abandonar el hotel en el que estaban alojados. Los músicos se subieron a un taxi, custodiado por una furgoneta blanca. Los secuestradores indicaron a los miembros del grupo que se dirigieran a un hotel y, en perfecta coordinación, volvieron a requerirles que marcharan a otro alojamiento.

El director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, afirmó ayer que el secuestro "virtual" de los cuatro miembros del grupo Delorean ha tenido "el éxito de un secuestro real". Los supuestos secuestradores tuvieron bajo control en todo momento la situación. "No hubo forcejeo ni fuerza para llevarles contra su voluntad a otro sitio", desde el hotel en el que se alojaban. Incluso, aseguró el máximo responsable de la Ertzaintza, tuvieron posibilidad de "irse de allí libremente". En declaraciones a Radio Euskadi, Gabirondo afirmó que la banda criminal tuvo la situación bajo control en todo momento "aunque ellos (los secuestradores) no estuvieran allí físicamente, ni siquiera vigilándoles permanentemente".

intervenciones "puntuales" En ese sentido, desde la Ertzaintza indicaron que las intervenciones de los secuestradores eran "muy puntuales", y que incluso los integrantes del grupo podrían haberse marchado, algo que no ocurrió "en un entorno tan desconocido". Todo ello generó "una situación virtual, que ha tenido un éxito como si fuese un secuestro real", aseveró.

Los autores del secuestro se presentaron como Los Zetas, una organización criminal mexicana cuyos principales negocios son el tráfico de drogas, la extorsión, el secuestro y el homicidio. Los secuestradores llegaron a pedir un millón de dólares al representante del grupo en Estados Unidos y, mientras los familiares trataban de reunir el dinero, interpusieron la denuncia ante la Ertzaintza. Agentes de la Policía vasca e integrantes de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional colaboraron en la negociación con los supuestos secuestradores, y todo concluyó gracias a su rápida intervención.