"TODO el trabajo de mi vida se ha quedado bajo tierra", declaraba a este periódico Juanjo Bikendi, de 58 años, el pasado 16 de enero. Apenas unas horas antes, el caserío familiar que tanto le había costado levantar, en el barrio azpeitiarra de Urrestilla, y en el que vivía desde hace quince años, se había visto engullido por el monte, tras un corrimiento de tierra que sepultó literalmente parte de la construcción.
Más de un mes después, Bikendi se felicita ahora de lo "rápido" que han marchado todos los trámites con la compañía aseguradora, aunque lamenta la situación que afronta junto a su familia. "Va a haber que derribar el caserío. Y lo estipulado en las pólizas siempre es menos de lo que realmente pierdes".
Y es que, al margen del propio caserío Zuola, en el que vivían la familia de Juanjo y la de su hermana, sus habitantes han sufrido con el desprendimiento numerosos perjuicios. "Son muchos. Por ejemplo, nos quedamos sin móvil, ni documentos de identidad ni tarjetas de crédito", relata Bikendi, en referencia a unos enseres que no confía en recuperar.
"No creo que podamos coger nada de lo que queda. La casa por dentro está reventada, y será difícil entrar antes del derribo". El día de los hechos, la tierra comenzó a desprenderse de madrugada y, a primera hora de la mañana, ya con las familias fuera del caserío, engulló la planta baja, lo que da una idea del peligro que pudieron esquivar Bikendi y compañía.
Ahora, se hallan en plena búsqueda de una nueva vivienda. "Hay que tener en cuenta que en el caserío éramos dos familias. Ahora estamos mirando casas grandes, o si no, la opción es ir a dos pisos". En esta tarea, el Ayuntamiento de Azpeitia está cooperando con una labor que Bikendi agradece sobremanera. "Primero, nos ofrecieron pisos, y de cara a un futuro, miraron a ver si nos podían ayudar con alguna VPO. Siempre se han preocupado por sacarnos de esta". Juanjo y su familia llevan un mes viviendo en casa del cuñado de este, y ahora están "preguntando en un sitio y en otro" para ver si encuentran "algo".
abaltzisketa y mutriku
"Identificados"
Durante este periodo de transición entre el desprendimiento que sepultó su caserío y el traslado a un nuevo hogar, los antiguos moradores de Zuola han seguido a través de los periódicos los corrimientos de tierra que este febrero se han dado en Gipuzkoa. "No es lo mismo cuando afectan a viviendas que cuando no lo hacen. En este sentido, nos sentimos identificados con lo que ha sucedido en Abaltzisketa o en Mutriku, porque los desprendimientos también han afectado a domicilios", relata Bikendi, con un tono agridulce en su voz.
Reconoce que, visto el estado en que ha quedado el caserío, se han librado "de una buena". Agradece la predisposición en la ayuda del Ayuntamiento de Azpeitia y de los vecinos de la comarca. Y, además, se muestra satisfecho por la celeridad de los trámites con el seguro. Pero, pese a todo, un punto de nostalgia le invade cuando apunta la fecha en la que se derribará el caserío. "Hay que esperar a mayo o junio, cuando cesen las lluvias y se seque el terreno".