donostia. "Por favor, abra el capó del coche". Aunque pueda parecerlo, no se trata de ningún control policial, ni de una reparación de urgencia en un taller. El Polígono Belar-tza, entre Donostia y Usurbil, acoge, en una mañana gélida, la puesta de largo del nuevo examen práctico de conducir, que estrenó ayer una treintena de aspirantes en Gipuzkoa, sometidos a un interrogatorio eminentemente más práctico que el conocido hasta ahora, con una pruebas que se realizaron en la capital guipuzcoana y Beasain.
El sistema de evaluación, que mide por primera vez la conducción eficiente de los conductores, ya se venía realizando como experiencia piloto en algunas jefaturas de Tráfico, pero fue ayer cuando arrancó en Gipuzkoa, después de demorarse un día con respecto al resto de territorios del Estado tras la jornada festiva del día de San Sebastián.
La donostiarra Idoia Echaniz, de 18 años, se presenta al examen intentando disimular los nervios, aguzando los sentidos para no cometer ninguna torpeza que le pueda costar caro. "Muestre dónde está el anticongelante". "Indique cómo se mide el líquido de frenos y dónde está la batería del coche", le ordena el examinador. La conducción todavía no se ha iniciado, y Echaniz, que ya ha suspendido en tres ocasiones el examen, va respondiendo a los requerimientos sin titubeos, concentrada, soportando el mordisco que le propina la ansiedad en las tripas ante un examen hasta ahora desconocido.
frente al volante La primera prueba parece superada. La muchacha baja el capó del coche y se sienta frente al volante. Se abrocha el cinturón de seguridad, gradúa el reposacabezas y los espejos retrovisores dispuesta a acometer otra de las novedades que incorpora la modificación realizada en el Reglamento General de Conductores: los diez minutos de conducción autónoma. "Diríjase usted a Hernani", le ordena el examinador que, entretanto, departe amistosamente sobre gastronomía con Luis Crespo, el profesor de autoescuela, en un intento de rebajar esa tensión que suele atenazar a los alumnos.
La joven, que nota cómo le tiembla el pulso, emprende la marcha. A diferencia de los exámenes que se venían realizando hasta ahora, en los que las indicaciones sobre los giros y cambios de dirección eran constantes, Echaniz ya no recibirá ninguna orden más hasta llegar al centro del municipio, donde la aspirante da algunas vueltas más con el vehículo para acabar aparcando y dirigirse después a Hospitales. "Ahí se ha acabado el examen. En total, unos 25 minutos que se hacen mucho más largos que las pruebas anteriores. Antes era un examen más cómodo, pero es cierto que este parece más seguro", confesaba la joven donostiarra una vez superada la prueba.
Asier Dorronsoro, de 18 años, coge el testigo. El joven, que se iba a presentar al examen la semana pasada, ha recibido 18 horas de clases prácticas y no las acaba de tener todas consigo debido al "cambio de chip de última hora" que supone la nueva prueba. Después de realizar alguna verificación, como el estado del nivel de algunos de los líquidos, la presión de los neumáticos y el funcionamiento del parabrisas, Dorrondoro pone el motor en marcha. "Vaya a Lasarte-Oria", le dice el examinador. En esa dirección agotará los diez minutos de conducción autónoma, para comenzar después la prueba guiada. "Pensaba que me iba a suspender, pero he tenido suerte", dice poco después de llegar de nuevo a Belartza, donde celebra su buena suerte con Echaniz mientras dos examinadores no dejan de montarse en vehículos de autoescuela que van y vienen.
Josean, de 30 años, se baja del coche un tanto abatido. El examinador le acaba de comunicar que no ha superado la prueba debido a una maniobra inapropiada que ha tenido lugar a la altura de Bera-Bera. "Se le ha calado dos veces y, en vez de frenar y embragar, se le ha ido el coche hacia atrás en una cuesta", lamentaba Crespo, su profesor de autoescuela.
Responsables de la Jefatura Provincial de Tráfico también se personaron en el polígono de Belartza para comprobar que la prueba se desarrollaba sin ningún contratiempo. "Nadie tiene que tener ningún miedo. No se trata de hacer nada más difícil sino mejor", expresaba el profesor de autoescuela con el asentimiento del resto.