Donostia. El Gobierno acaba de aprobar el Código Penal más duro de la democracia, que contempla hasta un año de cárcel por difundir imágenes íntimas en Internet. Esta medida coincide con una expansión sin precedentes de los cibercriminales. Con el fin de hacerles frente, el Fiscal General del Estado creó en 2007 el "embrión" para formar lo que es hoy una red territorial de fiscales expertos en delitos informáticos. El año pasado se oficializó el cargo de Jorge Bermúdez como responsable en Gipuzkoa. Por sus manos pasan cada uno de los casos. "Cada vez hay más cazadores de menores en las redes sociales", alerta el experto, especialmente preocupado por el uso que hacen estos delincuentes de fotos y vídeos comprometedores con los que pueden llegar a chantajear a sus víctimas.

¿Qué nuevos modos criminales observa en la red?

No dejan de aumentar en Gipuzkoa los delitos contra la impunidad y la integridad moral de las personas.

¿A qué se refiere?

Estamos hablando de ciertas personas que se dedican a crear cuentas con el objetivo de atacar y dañar moralmente a sus víctimas.

¿Cómo lo hacen?

Por ejemplo, creando una cuenta en Facebook a nombre de las personas que quieren atacar. Así, se dedican a insultar a los amigos de la víctima, a ponerles a parir, a revelar hechos que puedan conocer de su vida privada para que los propios amigos, cuando se encuentren con la víctima por la calle, le increpen y le digan por qué está actuando así. En definitiva, se trata de criminales que buscan una situación hostil contra la persona.

¿Llegan muchos casos de esta naturaleza a la Fiscalía?

Muchísimos, cada vez más. Sobre todo es algo que estamos viendo que ocurre entre menores. Hoy en día, se puede decir que chaval que no tenga una cuenta en Tuenti o Twitter, socialmente no existe. Estos menores, en vez de tirarse piedras a la cabeza como hacíamos hace treinta años cada vez que surgía una riña, ahora lo que hacen es entrar directamente en Tuenti, y abrir una cuenta nueva a nombre de alguien que odian profundamente para meterse con todos sus amigos.

¿Puede decirse que actúan con alto grado de sofisticación criminal?

Incluso yendo un paso más allá, si el delincuente tiene unos mínimos conocimientos de informática, puede piratear su clave e ir directamente a la cuenta de la víctima. Entonces sí que no tiene defensa.

¿Estos delitos dan pie a situaciones violentas?

Por supuesto. He llevado asuntos de críos a los que han llegado a pegar en el colegio por los comentarios que otros habían hecho a su nombre en la red social. La gravedad de estos hechos incluso puede ir más allá cuando el delincuente encuentra fotos o vídeos comprometedores, algo que ocurre cada vez con mayor frecuencia. Este tipo de soporte gráfico suele servir como chantaje.

¿Dispone de datos sobre esta nueva realidad?

En lo que llevamos de año ya llevamos dos investigaciones por delitos de este tipo, y dos de los autores están en prisión provisional. Al final, Internet es un reflejo del mundo en el que vivimos. Si la gente comete delitos en la vida real, al haber un trasvase a la red, también los comete ahí.

¿Ha conocido algún caso especialmente llamativo?

Situaciones llamativas son todas aquellas en las que los menores se convierten en víctimas de extorsionadores, en las que se hacen pasar por terceras personas. Son 'cazadores' de menores en redes sociales. Buscan menores del perfil que les agraden, contactan con ellos, se hacen pasar por una persona de una edad similar para no alertarles, y consiguen así que les enseñen partes de su cuerpo, como si de un juego de médicos se tratara. Cuando los menores caen en la trampa, el poder que adquiere quien está al otro lado de la línea es enorme, teniendo en cuenta lo que puede llegar a obligarles a hacer.

Es algo que puede estar ocurriendo en la habitación, a unos metros de la sala donde están los padres…

Puede estar ocurriendo en el portátil de la niña, en su habitación, sin que sus padres se estén enterando. Es el pan nuestro de cada día.

¿Qué mensaje lanzaría a esos padres que ignoran esa realidad?

Prevención y educación. Jamás dejaría a un chaval de catorce años con un portátil y una webcam solo en su habitación y con la puerta cerrada. No me parece de recibo. Podrá tener deseos de intimidad, pues bien, que se comunique por escrito.

¿Y si sus amigos hablan por videoconferencia?

Pues con la puerta abierta, y en el salón.

Para los padres puede llegar a ser complicado 'controlar' todo ello.

Entiendo que para los padres ponerse a la altura de los hijos en conocimientos es prácticamente imposible, pero no se pueden buscar excusas. Si ves que tu hijo se cae al mar, aunque no sepas nadar, te tiras a por él. Pues bien, en este caso es la misma situación. Si no dejo a mis hijos pequeños en una zona peligrosa de la ciudad hasta altas horas de la noche, tampoco les dejo que naveguen sin supervisión y un control paterno a ciertas edades. Cuando ya demuestren en un futuro que son capaces de responsabilizarse de sus propios actos, entonces hablaremos de otra cosa.

No se trata, en todo caso, de criminalizar Internet.

Ni mucho menos. Aunque me dedique a ver lo peor de la red, soy un ferviente usuario de Internet y de las nuevas tecnologías. De hecho, una de las frases que más utilizo es que cuando la tecnología funciona, es maravillosa. Pero claro, tiene sus riesgos.

¿Existe los suficientes medios y coordinación con la Ertzaintza?

Coordinación sí, aunque medios escasean en estos tiempos. La coordinación sí existe con la Ertzain-tza, concretamente, con la Sección Central de Delitos en Tecnologías de la Información, ( SCDTI), que está en comunicación permanentes con nosotros. La comunicación es muy cercana, al igual que ocurre con otros organismos policiales como la Guardia Civil y la Policía Nacional.