Si no sucede nada inesperado, el miércoles 2 de julio el laureado Café Tizona de Logroño se trasladará de su actual ubicación al número 6 de la calle Menéndez Pelayo de la capital riojana. Será un simple kilómetro, pero para Carlos Olabuenaga, responsable del establecimiento junto con su mujer Ana Lasheras, es un enorme paso, todo un proyecto de vida que estará enfocado principalmente hacia lo que se ha convertido a lo largo de los últimos años en su pasión o, mejor dicho, en su obsesión: la tortilla de patatas.
Conocí a Carlos en septiembre de 2022. Tras 10 años de parón, el Campeonato de España de Tortilla de Patatas, impulsado por Rafael García Santos, había sido recuperado en el marco de la Feria Alicante Gastronómica, y tras celebrar su 14ª edición en 2021 la número 15 se presentaba muy interesante, entre otras cosas porque incluyó el primer Congreso Nacional de la Tortilla de Patatas, en el que tomaron parte anteriores ganadores del campeonato así como nuevas promesas del emblemático plato.
Carlos fue quien más participó en el congreso. Desde que éste arrancó no cesó, desde las sillas del público, de pedir el micrófono para plantear sus dudas o dar su opinión sobre lo que allí se estaba cocinando. Él mismo fue uno de los ponentes y protagonizó una impecable actuación en la que quedaron claros su dominio de la ancestral preparación que allí se celebraba y debatía, y su capacidad comunicativa. Carlos fue claro y diáfano y no se guardó en la guantera ningún secreto a la hora de explicar ante los presentes su personal versión de la tortilla.
Ganador del Campeonato de España
Aquel año Carlos ganó el Campeonato de España. Lo hizo ex-aequo con quien hoy es su gran amigo Alberto García Ponte, del Mesón O Pote de Betanzos, pero fue como si lo hubiera ganado en solitario. El logroñés de raíces vascas estalló en lágrimas y subió al escenario embargado por la emoción blandiendo la bandera de La Rioja cual si se encontrara en la final de una Champions ganándose el aplauso y el cariño de todos los presentes a quienes ya se había metido en el bolsillo durante dos días debido a su carismático y abierto carácter. Y es que este cocinero accidental al que la hostelería hizo resurgir cual Ave Fénix tras haberse arruinado en el plano empresarial si algo tiene es un gran don de gentes que le ha hecho convertirse en una de las voces más autorizadas del estado en el ámbito de la tortilla, máxime cuando en 2023 volvió a repetir podio en el Campeonato con un meritorio tercer puesto.
A partir de ahí, Tizona se ha convertido en Meca de los “locos de la tortilla” de todo el país y parte del extranjero y Carlos, su mujer y sus hijos han hecho que este negocio familiar sea visita obligatoria de gourmets, periodistas, influencers y toda la variopinta fauna que rodea a este alborotado y sobredimensionado gallinero que es el mundo de la Gastronomía. Carlos se ha vuelto una cara imprescindible en todo campeonato y congreso participando como ponente en Galicia, Euskadi, Burgos… y el Tizona se ha quedado pequeño con lo que se trasladan, paradójicamente, a otro local aún más reducido pero con una capacidad “tortillera” mucho mayor, ya que el mítico Serenella duplicaba en producción “tortillera” al Tizona a pesar de no haber ganado, ni pretender hacerlo, campeonato nacional alguno.
La oferta del nuevo Tizona, me comenta Carlos, se centrará en la tortilla, retirará los bocadillos que ofrecía en el anterior local, también eliminará las hamburguesas (ojalá cunda el ejemplo) y mantendrá sus raciones más emblemáticas, elaboradas por su mujer y gran cocinera Ana: Bravas, Oreja, Croqueta, Pimientito picante, Callos, Patitas de cordero, Carrileras, Caracoles... Platos con enjundia para acompañar a la amarilla y resplandeciente estrella del local.
Buena suerte Carlos, Ana, familia... ¡Os merecéis todo lo mejor!