Un atraco frustrado se salda con un ladrón muerto y un ertzaina herido en Donostia
El cómplice fue arrestado tras producirse un breve tiroteo en una sucursal de amara Accedieron al banco armados y tomaron como rehenes a cuatro clientes y tres trabajadores durante 20 minutos
Donostia. Un hombre de 56 años falleció ayer en Donostia a las puertas de la sucursal bancaria que pretendía atracar junto con un cómplice de 63 años. Los hechos ocurrieron poco antes de las 14.00 horas, cuando los dos hombres accedieron armados al interior de una oficina de La Caixa en la calle Felipe IV de Amara con intención de hacerse con el dinero de la caja fuerte. Sin embargo, el intento de robo se vio frustrado por la rápida actuación de la Ertzaintza, que respondió a tiros a los disparos que efectuaron los dos hombres desde el interior del banco. La operación se saldó con un agente herido, un ladrón muerto y su cómplice, arrestado.
Todo sucedió en poco más de una hora. Los bares y restaurantes de esta zona cercana a Arcco estaban a rebosar de trabajadores y vecinos que se disponían a comer cuando, de repente, se escuchó el sonido de varios tiros que provenían desde la sucursal de La Caixa.
Tal y como relató una de las siete rehenes del atraco, los dos hombres entraron en la oficina disfrazados de obreros y portando cascos y pasamontañas que impedían que se les reconociera. Lo único que distinguieron los cuatro clientes y tres empleados que se encontraban en la oficina era el "acento español" de los dos hombres y que uno de ellos estaba "bastante nervioso". Posteriormente, el Departamento de Interior confirmó que el fallecido era natural de Madrid y su compañero, de Gipuzkoa.
Tal y como explicó la testigo tras ser rescatada por la Ertzaintza, los dos ladrones entraron al banco a gritos, pidiendo a los allí presentes que "se tiraran al suelo y no hicieran estupideces". Y, rápidamente, se dirigieron a uno de los empleados para exigirle que abriera la caja fuerte.
Según declaró, los atracadores intentaban tranquilizar a los rehenes diciéndoles que "solo querían el dinero", pero el tiempo que pasó hasta la llegada de la Ertzaintza fue "terrible".
Incluso, algunos de los rehenes llegaron a temer por su vida cuando escucharon que los ladrones advertían a los agentes de que "tenían compañía" y comenzaron a disparar al exterior. "Temimos muchísimo por nuestras vidas. Fueron unos momentos de incertidumbre terrible. Pensaba que me iba a traspasar una bala", indicó una de las rehenes a los periodistas instantes después del fatal suceso.
Varios tiros Ni la mujer ni los testigos que paseaban por la zona supieron determinar cuántos tiros intercambiaron los ladrones y la Policía hasta controlar la situación, ya que algunos hablaron de "tres o cuatro", mientras otros aseguraban haber escuchado "hasta diez".
Según informaron desde el Departamento de Interior, los ladrones dispararon a los agentes en el momento en el que se percataron de su presencia en el exterior del banco. Y no hubo nada que negociar ni mediar. En cuestión de segundos, abrieron fuego y un atracador y un agente resultaron heridos al ser alcanzados por los proyectiles.
La peor parte se la llevó el ladrón, que murió en el lugar de los hechos, pese a los esfuerzos realizados por los sanitarios para reanimarlo. El ertzaina, por su parte, fue trasladado al Hospital Donostia por una lesión a causa del disparo que recibió en el chaleco antibalas, a la altura del abdomen. El agente, de 37 años, permanece "en observación", pero su vida no corre peligro, según informaron desde la Policía vasca.
En cuanto finalizó el tiroteo, los siete rehenes pudieron ser liberados, al tiempo que la Ertzaintza procedía a arrestar al segundo atracador, que ya había sido detenido en otra ocasión por perpetrar un delito de robo con violencia. En cambio, su compañero fallecido no contaba con antecedentes policiales en los ficheros de la Ertzaintza, según precisaron las mismas fuentes.
Muchos nervios El atraco frustrado y la muerte de uno de los ladrones conmocionaron sobremanera a los vecinos de la calle Felipe IV y, especialmente, a los que residen y trabajan cerca de la sucursal de La Caixa.
Muchos son clientes del banco y conocen a los trabajadores, por lo que estaban preocupados por su integridad. "No hacía ni 10 minutos que había vuelto del banco para hacer cambios, así que imagínate el susto que me he llevado cuando he escuchado los tiros y me han dicho que venían de allí", explicó Gerardo, el propietario del restaurante Igeldo, uno de los negocios más cercanos a la sucursal.
Por cosas del destino, este colombiano estaba fuera de la oficina cuando se perpetró el atraco pero, a las dos horas del suceso, seguía impresionado por lo "cerca" que había estado.
El propietario del bar Aukera no dudó en echar la persiana cuando comenzó el tiroteo. En el momento de los hechos una veintena de personas estaban comiendo en la terraza y los introdujo al interior para protegerlos de los disparos que se estaban produciendo a escasos 100 metros del negocio. "Ni han cogido los bolsos. Todo se ha quedado como estaba y han venido corriendo", explicó el dueño dos horas después.
En la panadería de Ogi Berri tampoco tardaron en resguardarse: "Cuando he escuchado los tiros ni me he atrevido a mirar a la calle; he cogido a los tres clientes que estaban en el local y nos hemos escondido en la oficina trasera de la panadería".
Esta empleada también conoce a los trabajadores del banco y vivió con inquietud las tres horas que pasaron hasta que la situación volvió a la normalidad. Porque tanto Felipe IV, como las calles colindantes, permanecieron cerradas hasta las 17.30 horas, cuando los forenses certificaron la muerte del ladrón y el juez autorizó el levantamiento del cadáver.
El Departamento de Interior informó de que hoy mismo se realizará la autopsia del fallecido y que su compañero será puesto a disposición judicial.
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