lA mitad del territorio francés conoce al detalle las consecuencias de albergar una especie invasora como la avispa asiática (Vespa velutina), que se expandió en ese país desde que desembarcaran los primeros ejemplares en 2004 guarecidos en un mercante procedente de China atracado en el puerto de Burdeos.

Desde entonces, la insaciable avispa asesina ha devorado el 30% de las colmenas del departamento de Gironda, según los cálculos de la Unión Nacional Francesa de Apicultura, que califica "la presencia de estos insectos de carácter irreversible".

Otro tanto puede ocurrir en tierras guipuzcoanas, donde su rápida extensión ha alarmado a los baserritarras dedicados a la producción de miel, al comprobar su capacidad destructiva. Las abejas de más de 2.000 panales han caído ante las potentes mandíbulas de las avispas asesinas, capaces de acabar entre 30 individuos con 30.000 de ellas en menos de tres horas.

La pasada semana, el Parlamento instó al Gobierno Vasco a trazar un plan para controlar la población de las temidas avispas. En Francia, las medidas para acabar con los avisperos se remontan a años atrás, en una batalla lenta y con la certeza de que es improbable ganar la guerra.

En este sentido, el Museo Nacional de Historia Natural de Francia ya alerta en su web de que "una lucha irracional contra una especie invasora puede conducir a facilitar su instalación", lo que ha "sucedido demasiado a menudo en el pasado". "Las especies invasoras tienen en general una muy fuerte capacidad de adaptación y dispersión. Este es el caso de la avispa asiática. Los métodos de control que tienen un riesgo en el resto del medio ambiente pueden afectar a nuestras especies en lugar de a ese insecto", alertan los investigadores de esa instalación museística.

Estos expertos avanzan que en este época del año, cuando en los albores de la primavera las hembras comienzan a reproducirse y cimentar los primeros nidos, es el periodo "más inútil" en la pelea contra este invasor. "Es la época en la que la mortalidad de las fundadoras es más alta, en gran parte debido a la competencia que se produce entre los individuos de una misma especie. Destruir algunas fundadoras en este momento solo sirve para hacer espacio para otras", aseguran.

cebos atractivos

Cerveza y sirope

Descartada su eliminación primaveral, los científicos del museo galo subrayan que "para que una trampa sea realmente eficaz, el cebo debe ser atractivo, repelente para los otros insectos y duradero en el tiempo".

Así, cuando a partir de julio se detecten ataques a una colmena deben colocarse trampas con "el señuelo de jugo de cera vieja fermentada" para que queden atrapadas atraídas por el olor.

Por su parte, la agrupación de apicultores galos recomienda recortar por la mitad una botella de plástico, colocarla boca abajo junto a la colmena y en su interior derramar una mezcla de cerveza, vino blanco y sirope de frambuesa o fresa. Con todo, los investigadores del recinto museístico consideran que "la destrucción de los asentamientos sigue siendo el método más eficaz", lo que debe hacerse "tan pronto como sea posible y hasta finales de noviembre", equipados de trajes protectores.

En este contexto, dado que la avispa asiática es un animal diurno, los nidos deben destruirse al atardecer o al amanecer para acabar con la totalidad de la colonia. Si se realiza esta acción durante el día, siempre quedarán ejemplares vivos y "rápidamente construirán un nido cercano", además de mostrarse "muy nerviosos diversos días".

Las mejores técnicas de destrucción usan un tubo telescópico para la inyección de un insecticida. A continuación, se procede a descender del árbol el nido y a quemarlo para que las aves no se coman los insectos muertos.

Si el avispero está accesible, es posible destruirlo bloqueando el orificio de entrada con algodón y, a continuación, colocarlo en una bolsa y acabar con la colonia por congelación.