Síguenos en redes sociales:

"Hay mucha gente que se ha visto inundada de vinos que no han dado resultado y ahora vuelve al Rioja"

Este bilbaíno marca la personalidad de Viñedos del Contino, reputada bodega que produce algunos de los mejores caldos de Rioja Alavesa. Recientemente, contrastó en una cata celebrada en la vinoteca Mendibil de Irun trece añadas de su vino elaborado a base de uva graciano

"Hay mucha gente que se ha visto inundada de vinos que no han dado resultado y ahora vuelve al Rioja"Foto: gorka estrada

irun. De Madrazo está al frente de esta finca -situada en Laguardia-, que, a principios de los 70, fue pionera en La Rioja con los denominados vinos de pago, fórmula inspirada en los Château franceses. En sus 62 hectáreas de viñedo atesora algunas parcelas de una joya varietal riojana olvidada por los agricultores, la uva graciano. Rescatada del olvido en 1994, De Madrazo ha demostrado que este fruto da grandes vinos.

Su apuesta por la graciano ha cuajado con los años.

Es un poco como la uva hondarribi beltza -con la que se elabora el txakoli-. De carácter atlántico, muy agreste, con acidez alta. A veces no madura bien y produce poco, por lo que a menos kilos, menos dinero. Y desapareció del mapa. Nosotros apostamos por ella porque estamos en una finca alavesa muy expuesta al sur, con mucho canto rodado, donde madura muy bien la uva. Mi padre se arriesgó, plantó tres hectáreas y, hoy en día, tenemos once. Apostamos en todos nuestros vinos por esta variedad porque nos aporta mucha acidez, color y unos aromas increíbles. Es una uva ingrata, difícil de entender. Y por eso desapareció.

El envejecimiento de los caldos elaborados con esta variedad también era objeto de desconfianza.

Hemos roto muchas teorías con nuestro graciano. La primera era que maduraba muy tarde, en la segunda quincena de octubre. Nosotros hemos vendimiado graciano el 15 de septiembre. El segundo mito que rompimos es que decían que envejecía mal y que, a largo plazo, podía provocar que el vino se oxidase un poco. Pero el graciano si madura bien y está equilibrado, a lo mejor dura demasiado porque parece que nunca va a envejecer. Hoy en día estamos considerados como los elaboradores de vinos con graciano en los que todo el mundo se fija.

Está al frente de una bodega con poca producción pero de gran calidad. ¿Cómo viven esta crisis dentro de un mercado vinícola amplio y globalizado?

En 37 años hemos hecho marca, pero también es verdad que nuestros vinos son caros. No hacemos ni joven ni crianza, el mínimo es el reserva. Ahora, hemos cerrado el periodo de enero a octubre con un 10% de crecimiento respecto al año anterior. Podemos pinchar o no. No es para dar saltos de alegría, pero nos estamos manteniendo.

Al establecer ese concepto de château

Remelluri también tenía el mismo concepto y nació en esos años. Efectivamente, mucha gente no nos creía y, a día de hoy, seguimos dejando aquellas uvas que no reúnen el mínimo de calidad que exigimos. Treinta años después, mucha gente sí que nos cree y hay otros proyectos de vino de finca. Hemos tenido varias cosechas malas y el no comprar uva o vino a otras personas nos ha sacado del mercado o hemos hecho poco. Pero a largo plazo funciona.

¿Cómo observa la evolución de los consumidores?

Hay una curva, un punto de inflexión porque empieza a notarse un ligero incremento en la demanda de vinos más finos, más tradicionales. Hemos pasado una época de unos quince años de esos mal llamados vinos de 'alta expresión'. Creo que la gente se ha visto tan inundada de cosas nuevas, de invertir en vinos que luego no han dado resultado que, al final, muchos han retrocedido a aquellos que bebía antiguamente. Estamos observando que el mercado sí que está demandando vinos más finos, menos estructurados. Era tal la bestialidad que estábamos bebiendo que eran insufribles, aunque no fuesen malos. Al final, hay mucha gente que ha probado de todo y vuelve al Rioja.

¿Cómo es el consumidor guipuzcoano?

Soy de Bilbao (se ríe) y siempre he creído que el guipuzcoano ha tenido una mente un poco más abierta que el bilbaino, que realmente era muy clásico. Esta mayor apertura está relacionada, quizá, con la cercanía de Gipuzkoa con Francia o el hecho de que venga mucho francés. Es verdad que, afortunadamente, sigue siendo una zona riojana, y espero que no cambie mucho.

En estos años se ha vivido el boom

Ha mejorado mucho su calidad. Cuando viajo por EEUU es una gran sorpresa ver cómo hay txakoli por casi todos los restaurantes y en las tiendas buenas. Y eso es de aplauso. Hace quince años no había ninguno. Pero echo de menos un poco más de fuerza en algunos txakolis y esa acidez y burbuja buena que tenía antes, aunque entiendo que se hagan así porque se venden. Creo que no hay que producir grandes volúmenes, aunque es cierto que es muy tentador hacerlo ahora que hay una demanda bestial.

Si elaborase txakoli, ¿cómo lo haría?

Acabo de empezar a hacer blanco en Contino y no tengo los suficientes conocimientos para ser un crítico de este tipo de vinos, aunque sí he bebido mucho txakoli. Cuidaría mucho la viña. Hoy en día, tenemos cada vez más veranos calurosos donde madura bien la uva. Gipuzkoa es una zona húmeda donde hay más riesgo de enfermedades para el viñedo, y eso hay que cuidarlo al máximo posible. Básicamente, tendría buena uva y desarrollaría una elaboración suave sin extraer demasiado, con un predominio de la fruta.