Donostia. Los cielos guipuzcoanos acogieron ayer los primeros disparos de los aficionados a la cinegética con la apertura de la veda general de caza, en la que la paloma es, sin duda, la reina en términos cuantitativos. En total, más de 19.000 personas disponen de licencia de caza en Gipuzkoa y 13.499 están federadas. Ellas se distribuirán los 3.400 puestos que se sortean cada jornada.

Los cazadores esperan que la nueva campaña, que se extenderá hasta el 31 de enero en el caso de la paloma y finalizará el 19 de febrero en el de la becada, les traiga mayor fortuna que durante los tres últimos años, en los que la falta de viento sur, que acerca a las torcaces al territorio, y los soplos del norte, favorecedor de la llegada de becadas, han arrumbado las ilusiones de miles de guipuzcoanos.

Precisamente, esta última especie es objeto de un plan de gestión transfronterizo entre Gipuzkoa e Iparralde que se aplica desde este año, en una iniciativa pionera en Europa. Desde hace una década ya existe una iniciativa similar a esta que se centra en la paloma, objeto de estudio por parte de los cazadores tanto guipuzcoanos como de Iparralde.

El presidente de la Federación Guipuzcoana de Caza, José María Usarraga, comenta que esta institución suscribió en agosto un convenio con la asociación de cazadores de los Pirineos Atlánticos para "defender un modelo de gestión por encima de cualquier moda". "Se trata de propuestas consensuadas entre ambos lados de la muga, porque las administraciones son las que tienen la posibilidad de legislar. Desarrollar una planificación unilateral es insuficiente frente a una especie que pasa una noche de invernada o de emigración en Iparralde y mañana está en Burgos. Es necesaria una respuesta conjunta", destaca Usarraga.

anillamiento El novedoso planteamiento entre los cazadores de ambos lados del Bidasoa se propone lograr un protocolo conjunto de actuación durante las olas de frío, un programa de anillamiento para analizar las costumbres de estas aves, así como un conteo que refleje la línea evolutiva de la población. "Queremos conocer bien las especies para defender nuestra actividad con una adecuada administración de los recursos cinegéticos. Es nuestro futuro y hay que entender que el dinero que gastamos en todo esto tiene una repercusión importante en asentar nuestra actividad sin utilizar la crítica fácil en cuanto a un ecologismo radical", señala Usarraga.

El máximo responsable federativo subraya que esta idea transfronteriza ya ha suscitado la curiosidad en otras regiones e, incluso, la federación inglesa de caza -British Association for Shooting and Conservation (BASC)- se ha interesado por la iniciativa recién implantada.

Usarraga incide en que cualquier administración territorial puede adherirse a esta planificación, por ejemplo la de zonas colindantes como Araba, Navarra, Bizkaia o Aragón.

Esta novedosa idea asienta sus bases en los datos aportados por las cartillas de captura de becadas repartidas por primera vez el pasado año entre los cazadores de Gipuzkoa. Los partes revelaron que se atraparon un total de 9.150 ejemplares, lo que deja una media de 2,54 becadas por cazador a lo largo de toda la temporada.

Apoyado en este planteamiento, el Gobierno francés también aplica desde este año un control de las capturas de estas aves a través de cartillas de obligatoria cumplimentación.

En cuanto a la nueva ley de caza aprobada este mismo año, Usarraga recuerda que "los puestos ya declarados salvan las distancias de seguridad anteriores a la legislación", pero, para los nuevos o para aquellos aficionados que practiquen esta actividad al salto o de forma individual, el espacio de seguridad que deberá respetarse se eleva hasta los 100 metros respecto a viviendas aisladas y hasta los 200 metros en el caso de los núcleos rurales.

Además, la normativa establece que la captura de la becada solo se podrá practicar al salto y con perro, "como gusta en Gipuzkoa", según Usarraga.

donostialdea El presidente de la federación de cazadores guipuzcoanos reconoce que, en la zona de Donostialdea, han desaparecido varios puestos por la revisión de la actividad cinegética en Ulia, la eliminación de algunos en la zona de Añorga y la supresión de otros en Auditz-Akular a consecuencia de los nuevos desarrollos urbanísticos.

Usarraga destaca que "el número de cazadores no ha descendido en Gipuzkoa, en absoluto, porque esta actividad tiene un gran sustento social". "La Diputación nos delega la gestión de todos los puestos y nosotros, a su vez, lo hacemos en las sociedades, que realizan una serie de trabajos de mantenimiento en el monte. Lo único que le repercute al cazador es la adecuación de ese entorno para cazar", manifiesta.

El portavoz federativo señala que los aficionados guipuzcoanos a este deporte "pueden cazar toda la temporada de una forma más asequible que en el resto del Estado", lo que favorece una continuidad en el número de personas apostadas con sus escopetas en los montes. "En la costa, un cazador paga entre dos y tres euros al día, mientras que en el interior abona un máximo de seis euros. Realmente, los precios resultan muy asequibles, aunque es cierto que todo está sujeto al sorteo diario de todos los puestos del territorio", describe Usarraga.