donostia. Mikel Marroquín, de 25 años y exjugador de las categorías inferiores de la Real Sociedad, falleció ayer ahogado en el mar cuando disfrutaba de sus vacaciones en Ibiza. La fatalidad se cebó con el deportista, que perdió la vida tras lanzarse al agua en una zona donde el fondo marino era poco profundo. El golpe fue mortal de necesidad. El trágico suceso ocurrió a primera hora de la mañana.
El futbolista, que actualmente compaginaba su pasión por el fútbol con un empleo en el Hotel Costa Vasca, encontró la muerte cuando se disponía a darse un chapuzón en la localidad ibicenca de Santa Eulalia, donde descansaba estos días antes de incorporarse a la disciplina del C.D Pasajes.
El cadáver del donostiarra, vecino del barrio de Larratxo, fue encontrado muerto flotando en el mar. El cuerpo sin vida se localizó en una zona próxima al lugar donde está ubicada la escuela de vela de Santa Eulalia. Marroquín llegó al municipio ibicenco el miércoles, un día antes del accidente, y se alojó en un hostal próximo a la zona donde se produjo el fatal accidente. El malogrado futbolista perdió el conocimiento tras recibir el golpe. Minutos después se personó la Policía judicial y en el transcurso de la mañana se decretó el levantamiento del cadáver.
conmoción La noticia de su muerte causó una honda conmoción. Marroquín era muy conocido en el entorno futbolístico. El lateral derecho llegó a coincidir en División de Honor Juvenil con algunos de los jugadores que han dado el salto a la primera plantilla de la Real en los últimos tiempos, como Markel Bergara, Mikel González e Imanol Agirretxe.
El equipo txuri-urdin expresó a través de su página web su más sentido pésame y condolencias a la familia. El presidente de la Real, Jokin Aperribay, también tuvo unas palabras en recuerdo de la víctima en la conferencia que impartió ayer por la tarde en los Cursos de Verano de la UPV/EHU en Donostia.
Marroquín se incorporó a la disciplina del equipo txuri-urdin procedente del Antiguoko, donde se había formado como futbolista dejando una "huella imborrable", según recordaban ayer quienes coincidieron con él en aquella etapa. Militó en División de Honor Juvenil de la Real Sociedad en la temporada 2003-2004, para incorporarse después a la UPV, equipo que en esos momentos también pertenecía al organigrama del equipo txuri urdin, siendo el "equipo puente" entre la División de Honor Juvenil y la Real Sociedad B. El lateral estuvo tres temporadas, pero no tuvo suerte. En 2006 pidió la carta de libertad y abandonó la disciplina del equipo blanquiazul para tomar nuevos derroteros en su carrera deportiva.
Fue entonces cuando el Torrevieja se interesó por él, pero acabó ingresando en el equipo alicantino del Novelda, actualmente en Tercera División. Tras aquella etapa decidió regresar a casa y actualmente se disponía a iniciar la temporada en el C.D. Pasajes.
"Estaba muy ilusionado. En nuestro club dejó una imagen imborrable y hace unos días que charlé con él para animarle en su nueva andadura en Pasaia. Ha sido una desgracia", lamentaba apesadumbrado Iñigo Santín, directivo del Antiguoko, que ayer por la tarde trataba de ponerse en contacto con los familiares del chaval. "Ha sido una auténtica bomba, todavía no lo hemos asimilado. El club está afectadísimo", reconocía el portavoz de un club que vio crecer al joven futbolista.
El directivo del Antiguoko ensalzaba ayer la disposición que ha tenido siempre la familia de la víctima con el club, donde estos años atrás no era extraño ver al padre del joven, taxista de profesión, desplazando a los chavales en sus citas deportivas.
Su hijo, "rubio y con buena planta", era un chaval "encantador y superquerido" cuya muerte no acababa de ser asimilada ayer por su entorno más cercano. El portavoz del club antiguotarra recordaba ayer la charla que tuvo hace unos días en Donostia con Marroquín, una conversación que se produjo poco antes de que partiera de vacaciones hacia Ibiza, donde se ha truncado su vida.